México D.F. Jueves 7 de agosto de 2003
Reitera Bush que la valla que construye Israel
en Cisjordania "es un problema"
"Continuaré la resistencia con palabras", dice
un integrante de Hamas liberado
"Respetaré el juramento que firmé, aunque
no crea en él"
SA'ID GHAZAL THE INDEPENDENT
Surif, 6 de agosto. "Sí, he denunciado la
violencia, pero continuaré la resistencia con palabras", afirmó
Ahmed Ghenemat, barbado activista de Hamas, uno de los 334 prisioneros
palestinos excarcelados este miércoles por las autoridades israelíes.
"Voy a respetar el juramento que firmé, aunque no crea en él."
Ghenemat, de camisa negra y pantalones caqui, se reunía
con allegados entre dos grandes banderas verdes de Hamas colocadas en el
patio de la casa de su familia en el poblado de Surif, cerca de Hebrón.
La casa tiene vista hacia un camino cerrado con bloques de concreto y a
una torre de observación del ejército.
Su hermana, Rasmiya, lloraba amargamente al abrazarlo,
pero su padre, Ismail, de 62 años dijo: "Mañana daremos una
gran fiesta. Vamos a matar un cordero. Estoy muy feliz. Todos los padres
de los prisioneros están felices."
A Ghenemat, de sólo 23 años, le faltaban
tres meses para terminar de purgar una sentencia de cinco años y
medio por ayudar a su hermano, Abdel Rahman Ghenamat, líder de la
célula de Hamas en Surif, y por no informar al ejército de
las actividades de éste, quien permanece en prisión con cinco
cadenas perpetuas por haber ordenado el asesinato de 12 israelíes
en un restaurante de Tel Aviv, en 1997. Abdel felicitó por teléfono
a su hermano y dijo a la familia que había que celebrar.
Cientos de familiares de prisioneros esperaban desde las
primeras horas de este miércoles sobre la línea verde, cerca
del cruce de Tarqumya. Cuando llegaron los autubuses israelíes,
muchos jóvenes se pusieron a percutir tambores y a cantar "Allahu
Akbar". Los simpatizantes de Fatah coreaban el famoso lema de Yasser
Arafat: "Vamos hacia Jerusalén, como mártires y por millones".
Rodeando por caminos de tierra para evitar los retenes
del ejército, Ahmed y otro prisionero de Surif fueron llevados a
casa en una procesión de automóviles y banderas verdes islámicas.
Ahí vio por primera vez el nuevo hogar de la familia; el anterior
fue destruido en 1997. "Te ves mayor de 23 años", le comentó
un tío, mirándole la barba y las arrugas en la frente.
"Lo más duro fueron los tres primeros meses de
interrogatorio", dijo Ahmed y contó cómo lo mantenían
atado a una silla más de 20 horas al día, con la cabeza tapada
con un costal sucio. "Me castañeteaban los dientes de frío."
Estaba en una prisión separada de la de su hermano, y desde que
comenzó la intifada, en septiembre de 2000, no se permitió
que lo visitara su familia. Relató que los israelíes confiscaron
a los prisioneros lámparas de mesa, ventiladores eléctricos
y teléfonos celulares, y añadió que los palestinos
de varias prisiones israelíes tenían planeado realizar una
huelga de hambre de siete días dentro de dos semanas.
En la cárcel memorizó todos los versos del
Corán y aprendió caligrafía, pero asegura: "Perdí
los mejores años de mi vida. Mis compañeros de escuela ya
se graduaron en la universidad. Algunos ya se casaron." ¿Qué
sentía? "Hay felicidad mezclada con dolor", dijo. "Estoy feliz por
mi libertad, pero triste porque muchos prisioneros, entre ellos mi hermano,
siguen en la cárcel."
Su hermano Abdel Rahman estaba en una cárcel palestina
en Hebrón, pero, cuando era transferido a Jericó en una camioneta
de la Seguridad Preventiva Palestina, fue sustraído por el ejército
israelí. La familia Ghenemat y Hamas acusan a la policía
palestina de entregar a los militantes.
Ghenemat quiere estudiar arte, pero su deseo inmediato
es visitar la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, uno de los templos
más sagrados del Islam. "Estuve ahí 20 días antes
de mi arresto", dijo. "Haré todo lo posible por ir, aunque tenga
que entrar a escondidas en Jerusalén."
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
Las excarcelaciones, "un espectáculo para
los medios de comunicación", denuncia un activista islámico
palestino
AFP
Crawford, texas, 6 de agosto. El presidente estadunidense,
George W. Bush, ratificó el miércoles que la valla de seguridad
que Israel construye en Cisjordania es "un problema. Hablamos con los israelíes
y claramente dije que el cierre es un problema", declaró Bush a
periodistas en el rancho de Crawford, Texas, donde pasa sus vacaciones.
El mandatario estadunidense dijo lo mismo cuando recibió
en julio al primer ministro de Palestina, Mahmoud Abbas, pero no hizo lo
mismo cuando recibió días después al primer ministro
israelí, Ariel Sharon.
"Continuaré trabajando en este tema como en otros.
Creo que hay progresos. La clave para que se establezca la paz es que las
dos partes asuman sus obligaciones y sus responsabilidades", señaló
Bush.
El Departamento de Estado confirmó el miércoles
que Estados Unidos estudia suspender el financiamiento a Israel para mostrar
su oposición a la construcción del muro, aunque el vocero
de la Casa Blanca, Scott McClellan, recalcó que todavía no
se había tomado ninguna decisión. La medida congelaría
garantías sobre los préstamos equivalentes a lo que invierte
Israel en esta construcción, al este de la frontera de 1967 entre
Israel y Cisjordania, según el Departamento de Estado.
Israel liberó el miércoles a cientos de
prisioneros palestinos durante una operación en presencia de numerosos
periodistas, pero con la notable ausencia de los dirigentes palestinos,
que la consideran "insuficiente", mientras los grupos radicales
opinaban que se trataba de "falsas apariencias". Según un portavoz
militar israelí, 336 detenidos fueron puestos en libertad, pese
a que la administración penitenciaria israelí había
anunciado la liberación de 352".
Seis de los prisioneros cuya liberación había
sido aprobada quedaron entre rejas debido a una serie de querellas presentadas
por la asociación (israelí) de las víctimas del terrorismo
árabe, organización ultraderechista. El número de
los palestinos liberados representa sólo 5 por ciento de unos 6
mil prisioneros, cuya liberación exigen los dirigentes palestinos.
"Estas liberaciones son un espectáculo para los
medios de comunicación. Se trata de algo que demuestra que (el primer
ministro israelí Ariel) Sharon tiene mala fe", afirmó Abdelaziz
Rantissi, uno de los jefes de Hamas.
"No podemos congratularnos por esta maquinación
y hemos pedido a la Autoridad Nacional Palestina que no lo promueva", declaró
Mohammad al-Hindi, uno de los jefes de Jihad Islámica. Nabil Abu
Rudeina, vocero de Arafat, calificó las liberaciones de "insuficientes".
Una columna militar israelí lanzó una incursión
el miércoles por la mañana en Jericó, donde impuso
el toque de queda. Ocho palestinos, miembros de las fuerzas de seguridad,
fueron detenidos, según los habitantes.
Jericó es la única ciudad autónoma
de Cisjordania que no fue ocupada por las tropas israelíes durante
la ofensiva lanzada el año pasado en respuesta a los atentados palestinos
contra Israel.
|