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México D.F. Lunes 4 de agosto de 2003
José Cueli
En desacuerdo
La Plaza México se ve ahora sola, mustia y callada, cuando fue torera como ella sola. Sólo quedan memorias funerales, donde se vieron toreros de alto sello. Esto que es mausoleo hoy, ayer fue catedral del toreo en América. De todo apenas quedan las señales: de Manolo, Manolo y ya, redondos y desdenes; de Silverio, derechazos y trincherazos; de Garza, pases naturales; de Calesero, verónicas y fantasía capotera; de Arruza, poderío; de Procuna, espantadas; de Manolete, verticalidad quijotesca; de Camino, gracia sevillana; de Capea, solidez; de Manzanares, torear caminando a los toros; de Ponce, ballet; de José Tomás, entrega. Sólo quedan memorias desdichadas, toreros que con el toro encastado crearon belleza. Esta Plaza México que conserva el honor de tantos diestros, unos figuras y otros no tanto, reducida a monumento histórico, representa su grandeza y su debilidad. ƑDónde están los toreros? ƑDónde están los Manolos? Todo ha desaparecido, cambió la suerte; voces alegres, en silencio mudo. Aquí nació David el estoico y se fue. El redondel regado de tabacos y claveles es hoy la casa de los recuerdos. La casta de San Mateo -šoh, esos toros renombrados!- ya murió.
Mas Ƒpara qué la mente hoy se afana en buscar al dolor por la pérdida de nuevos argumentos? La taurina gente, los "cabales" se pierden, los comederos toreros se esfuman y el ambiente se vuelve ruinas... mientras los mánagers se ponen en desacuerdo.
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