.. |
México D.F. Miércoles 30 de julio de 2003
Emilio Pradilla Cobos
Estructura y coyuntura en la política económica
Coincidimos, en lo general y formal, con la crítica que hace Andrés Manuel López Obrador a la política neoliberal aplicada por los cuatro últimos gobiernos federales -priístas y panista- para imponer el patrón neoliberal de acumulación de capital a escala global. Diferimos en que la responsabilidad recaiga en los "tecnócratas", forma velada de descalificar a los técnicos e intelectuales y de reivindicar a los políticos pragmáticos; el patrón neoliberal se impone en el mundo y México por la fuerza del capital trasnacional globalizado, el avance de la derecha política mundial y el poder acumulado por el Estado imperial estadunidense. Y, del otro lado, por la desorganización de los trabajadores, el derrumbe estrepitoso de los estados burocráticos autoritarios del mal llamado "socialismo real" y la profunda crisis de las izquierdas en el mundo y México, que carentes de un proyecto político de superación del capitalismo, se han vuelto sus administradores humanitarios y se reclaman en un inexistente centro ideológico.
El mayor problema es que López Obrador no completa la crítica proponiendo un modelo alternativo y actúa sólo como humanizador y compensador social de la acumulación salvaje de capital. Sobre el creciente desempleo, tardíamente observado por el presidente Fox, López Obrador se ufana en su informe trimestral de que en el Distrito Federal, que en los últimos años tuvo una tasa -según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática- mayor que la nacional, ha logrado igualar a la nacional en 2.8 por ciento, gracias a su política de obra pública. Ahora sabemos que la tasa nacional es de 3.17 por ciento. Ni Fox ni López Obrador señalan que esta tasa -engañosamente menor que la de Estados Unidos o los países europeos- es una falacia estadística que sólo indica el porcentaje de la fuerza laboral que tenía empleo y lo perdió, pero oculta a ese 45 por ciento de ella que sobrevive en la informalidad, la delincuencia y otras actividades de subsistencia, sin salario digno, estabilidad laboral ni derecho a la seguridad social.
Ante el llamado formal y fariseo de Fox, López Obrador responde empaquetando las obras viales y de vivienda que ya tenía programadas. Pero se trata de un remedio coyuntural, no de una solución estructural en lo que a empleo se refiere. Las obras viales, equivocadas como política urbana y de construcción, crean empleo coyuntural -en su mayoría para trabajadores de otros estados, como reconoce el jefe de Gobierno-, de bajo salario y sin seguridad social durable, pero no modifican el hecho estructural de que el patrón neoliberal es una fábrica de desempleo y pobreza a la que es imposible compensar con acciones de corto plazo. Tampoco se resuelve mediante ínfimos préstamos a fondo perdido para changarros (Fox) o el autoempleo (López Obrador), que en realidad ayudan al consumo del receptor pero no le garantizan un ingreso suficiente y sostenido y, en general, amplían la informalidad.
En López Obrador la incomprensión del problema se manifiesta en otra parte de su informe trimestral, al afirmar: "aun descontando los 12 mil 500 millones de dólares por la venta de Banamex a Citigroup en 2001, la inversión extranjera en la ciudad ha sido de 55 por ciento en relación con el total del país, mientras que en 2000 fue de 48 por ciento"; es decir, que su política atrae más al capital extranjero que la de su predecesor. Lo real es que desde 1994 -cifras a nuestra vista-, la inversión extranjera directa (IED) fluctúa anualmente según las coyunturas internas e internacionales y la variación de un año a otro no avala una política particular; la IED registrada en la ciudad de México, donde se concentran los domicilios fiscales de los grandes monopolios nacionales y trasnacionales, no se invierte en su totalidad en la capital, sino que fluye hacia donde se localizan fábricas, bancos, supermercados y tiendas, etcétera, que se gestionan desde la capital. Y lo más contradictorio para López Obrador es que este flujo de capital extranjero del cual se ufana es a la vez la punta de lanza y el producto del modelo neoliberal que critica, de la trasnacionalización del capital y la globalización imperialista. La compraventa de Banamex-Citigroup, como la de otros bancos, es clara y estamos seguros de que los millones de dólares que recibieron los banqueros mexicanos por entregar el mayor banco nacional al capital financiero estadunidense no se reinvirtieron ni en la capital ni posiblemente en México.
Valdría la pena que el jefe de Gobierno hiciera discursos menos publicitarios y más anclados en la realidad; que confiara más en los investigadores y técnicos que conocen del tema y menos en su notoria astucia de político al viejo estilo. Ahora que resucitó para la carrera presidencial, sería bueno que empezara a proponer su modelo de desarrollo económico alternativo al neoliberal, para que la opinión pública y los técnicos lo discutan.
|