México D.F. Lunes 28 de julio de 2003
En México jamás ha habido un modelo
generador de desarrollo, acusa el cardenal
La falta de una política económica no
es sólo responsabilidad de Fox: Rivera
Los cambios en el gabinete no corregirían el
rumbo del gobierno federal, considera
JOSE ANTONIO ROMAN
México no tiene una política económica
definida, pero esa carencia no es responsabilidad sólo del Presidente
de la República, sino que es compartida por el Congreso y la sociedad
entera, opinó el arzobispo primado de México, Norberto Rivera
Carrera, al ser entrevistado luego de su acostumbrada misa dominical en
la catedral metropolitana.
Sin
embargo, comentó que nunca es tarde para corregir errores y deficiencias,
que en este caso podrían encaminar el rumbo hacia la recuperación
económica del país y generar los empleos que tanta falta
hacen a miles de mexicanos que carecen de ese legítimo derecho.
Advirtió que al no generarse los empleos necesarios,
fenómenos como la inseguridad pública y la migración
del campo a las ciudades, pero sobre todo de nuestro país a Estados
Unidos, tienden a crecer y a complicarse todavía más.
Rivera Carrera también se refirió, a pregunta
expresa, a las versiones periodísticas de futuros cambios en el
gabinetazo del presidente Vicente Fox. Dijo que de darse, estos
relevos no contribuirían a definir la política económica
que necesita el país, "pero el que está a la cabeza de nuestro
país siempre debe pensar cuáles son los mejores hombres y
las mejores mujeres que pueden ayudarnos a crecer".
Asimismo, juzgó que en México ni siquiera
se ha aplicado la llamada política neoliberal y menos aún
una que genere crecimiento y desarrollo. Consideró importante para
todo el país que se defina una política económica
surgida de los consensos, no sólo entre la cúpula gubernamental
y los partidos políticos, sino que tome en cuenta a los sectores
productivos, "porque aquí no solamente al Presidente le corresponde
delinear una política económica, también al Congreso
y a los particulares".
Previamente, en su mensaje dominical a los feligreses,
el prelado se refirió al tema del hambre y la repartición
de las riquezas que aqueja no sólo a millones de mexicanos, sino
a gran parte de la población mundial. "No hay que caer en la tentación
de que el reparto de los bienes materiales es para las cumbres de la ONU,
para los gobiernos, para las instituciones. Todos ellos tienen una responsabilidad,
pero también los particulares tenemos que aportar nuestro granito
de trigo para saciar el hambre del mundo."
El cardenal insistió en que no puede haber un divorcio
entre la fe y la vida, y dijo que el compromiso de la Iglesia y sus fieles
empieza con el prójimo en esta tierra: "Es escandaloso que en nuestra
gran ciudad se desperdicien miles de toneladas de alimentos y una multitud
vague por nuestras calles porque no hay quien les reparta esas riquezas
que Dios hizo para todos y no sólo para unos cuantos".
Advirtió a los católicos que nadie se puede
sentir exento de la responsabilidad de dar de comer a quien tiene hambre,
ya no como una obra de misericordia, sino de justicia. Recordando varios
mensajes del papa Juan Pablo II, señaló que mientras exista
una sola persona en el mundo que muera por esta causa, el resto no se puede
encoger de hombros como si fuera un asunto ajeno.
|