México D.F. Sábado 26 de julio de 2003
La final no será una revancha, aseguró el brasileño Robinho
Ahora la historia será diferente en el Azteca, dijo Motta
MARLENE SANTOS A.
Entre una multitud de admiradores llegó ayer al aeropuerto capitalino la selección brasileña de futbol, cuyos integrantes confirmaron que vienen por el cetro de la Copa Oro en la gran final del domingo, contra el Tricolor, al que reconocieron como un buen equipo.
Enfundados en conjuntos deportivos de color azul, la mayoría de los integrantes de la selección Sub-23 rechazó este encuentro como una revancha al partido inicial, donde fueron vencidos también en el estadio Azteca, por la mínima ventaja, a manos de los pupilos de Ricardo La Volpe.
Procedentes de Estados Unidos, al que vencieron el miércoles en semifinales, los pentacampeones tuvieron que abrirse paso con dificultad ante admiradores y reporteros que los acosaban con grabadoras, libretas para solicitar autógrafos y cámaras fotográficas.
Thiago Motta puntualizó que será un partido difícil, pero aseguró que los brasileños están listos para no menospreciar a ningún adversario, "cuando México juega en casa quiere ser campeón, pero nosotros también. El Tricolor es un gran equipo, nos ha ganado el primer partido y esperamos que ahora la historia sea diferente", indicó.
-ƑCómo espera el cotejo?
-Brasil viene a ser campeón, será un partido muy bonito. Se trata del juego decisivo y esperamos la victoria para que el equipo pueda ser monarca.
-ƑLa ausencia de Rafael Márquez significará alguna ventaja?
-No hay ventaja porque México ya nos ganó sin él -respondió.
Robinho, quien junto con Kaká y Diego fue de los más asediados, indicó que no será una revancha, sino un partido especial porque se enfrentarán los dos equipos que más buscaron llegar a la última instancia.
Para Luizao será un partido "bastante disputado, no es una revancha pero la final siempre es el juego importante", precisó.
Los sudaméricanos tuvieron que ser custodiados por elementos de fuerzas especiales del aeropuerto, quienes formaron una cadena humana para resguardar su entrada al autobús.
El timonel Ricardo Gomes rechazó hacer comentarios sobre la altitud de esta urbe, aunque en declaraciones anteriores admitió que ha afectado a sus pupilos.
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