México D.F. Sábado 26 de julio de 2003
Enrique Calderón Alzati
Protocolo secreto de los tratados de Bucareli
La privatización de la industria eléctrica y de Petróleos Mexicanos (Pemex) vuelve a ser hoy tema de discusión ante las presiones del gobierno y del Congreso estadunidenses, así como del Banco Mundial. A ello deben agregarse las declaraciones de Vicente Fox en torno a supuestos pactos, acuerdos y concertaciones con los políticos para concretar la llamada reforma estructural, que incluye un capítulo referente al sector energético, encaminado precisamente a establecer el sustento legal para esas privatizaciones.
Hoy como ayer se nos ha requerido vender e imponer la idea de que tales privatizaciones son tan necesarias como convenientes, en virtud de que sólo así se podrá reactivar la economía, de que ambas industrias requieren grandes inversiones que el país no está en condiciones de afrontar y que en manos gubernamentales no pueden desarrollarse sanamente por la corrupción que priva en este ámbito y la poca capacidad de la administración pública para manejar esas empresas en forma eficiente.
La realidad, desde luego, es distinta. Ambas empresas son y han sido extraordinariamente rentables. Mucho de lo que hoy es México ha sido posible por los resultados y beneficios económicos generados por ellas. Su productividad es la razón esencial por la cual los estadunidenses las desean con avidez. Basta decir que algunas de las empresas más ricas del mundo y con mayores utilidades hoy en día son precisamente las petroleras, las generadoras y distribuidoras de electricidad y las compañías telefónicas como la que el gobierno de Salinas le entregó al señor Carlos Slim sin que haya sido claro a cambio de qué.
ƑPor qué razón tenemos que entregar a otros nuestro patrimonio? Si se requiere contar con recursos adicionales para modernizar su infraestructura, Ƒpor qué no recurrir a créditos que pueden ser pagados con los excedentes que tales inversiones produzcan?
Las privatizaciones que, como sus predecesores, Vicente Fox ha querido realizar desde el inicio de su sexenio y que hoy pretende concretar mediante negociaciones con los dirigentes de los partidos políticos pueden convertirse en el mayor despojo sufrido por el país a lo largo de su historia, y la peor decisión, porque con ellas se estaría entregando nuestro patrimonio y comprometiendo para el futuro nuestra soberanía. Es bueno saber que muchas figuras públicas, incluyendo algunos ex secretarios de Estado, como Bartlett, Ibarra y Silva Herzog, hoy se opongan a esta política.
Hace unos días cayó en mis manos un ejemplar de la novela El protocolo secreto de los tratados de Bucareli", escrita por Asdrúbal Flores, a quien conozco de tiempo atrás.
Desde las primeras páginas la narración captó mi atención en forma total, pero cuando la trama empezó a girar sobre las reservas petroleras y el interés que han tenido en ellas el Mosad, la CIA y sus respectivos gobiernos, la lectura se convirtió en una necesidad.
He comentado el libro con algunas personas, coincidiendo con ellas en que el relato tiene mucho sentido y explica en buena medida algunas de las conductas por demás cuestionables de los pasados gobiernos y particularmente del actual. Considero, así, que se trata de un libro de gran valor porque une a una narrativa de acción y suspenso toda una serie de inquietudes sobre lo que está sucediendo y puede suceder en las esferas de las elites gubernamentales en torno al petróleo.
La existencia de documentos y compromisos secretos de nuestros gobernantes con organismos extranjeros es un hecho conocido pero no comprobado, el caso de amigos de Fox es un buen ejemplo de las cosas que de vez en cuando suceden.
Hoy el futuro de México está en juego ante la falta de visión del gobierno y de algunos líderes políticos que parecen haber perdido el rumbo. ƑDejaremos que nos despojen finalmente de lo que ha sido nuestro?
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