México D.F. Domingo 20 de julio de 2003
Asegura que las asalariadas reciben en promedio
dos minisueldos al mes
En el sector informal, 40% de las mexicanas que laboran:
investigadora
Un millón carecen de instrucción educativa
y 2 millones no terminaron la primaria
Cuarenta por ciento de mujeres que trabajan en México
lo hacen en el sector informal, es decir, sin contar con prestaciones sociales
o condiciones laborales establecidas en un contrato colectivo. La mayoría
son ambulantes, vendedoras minoristas por catálogo, costureras o
trabajadoras domésticas, afirmó María Luisa González
Marín, catedrática y especialista en temas laborales del
Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional
Autónoma de México.
El
resto, advirtió, si bien se encuentran en el sector formal como
asalariadas, "con un contrato indefinido, prestaciones y seguridad social,
en general tienen una percepción económica muy baja, con
un promedio de dos salarios mínimos. Por ello las condiciones de
precariedad y subvaloración social hacia las mujeres continúan
siendo muy altas", destacó.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo (ENE) 2002,
realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía
e Informática y la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social, de las más de 39 millones de mexicanas mayores de 12 años
al menos 14 millones forman parte de la población económicamente
activa. De este sector al menos la mitad tiene entre 30 y 50 años
de edad, es decir, se encuentran en su mejor etapa productiva.
Sin embargo, aseguró la especialista, desde la
puesta en marcha del modelo de la industria de la exportación, a
mediados de la década de los 80, las condiciones de incorporación
de todos los trabajadores cambiaron, especialmente el de las mujeres.
Frente a estas modificaciones, indicó, las mujeres
han tenido que irse a la economía informal, "sobre todo aquellas
de baja calificación laboral, que sólo tienen la primaria
o inclusive no la terminaron". Al respecto, la ENE señala que de
los 14 millones de mujeres económicamente activas, al menos un millón
no cuenta con instrucción educativa y casi 2 millones tiene la primaria
incompleta.
Agregó que aquellas que laboran en el sector formal
se enfrentan a diversas variantes del empleo, entre las que destacan los
trabajos atípicos, "es decir, mujeres que son contratadas por obra
determinada, tiempo parcial o jornada discontinua, lo cual genera que no
perciban casi ninguna prestación, pues laboran uno o dos meses y
luego salen, para ser recontratadas un mes después".
Discriminación salarial y profesional
Estas características del trabajo femenino, dijo,
encubren la percepción de que el ingreso de las mujeres es considerado
complementario al de su pareja. "Entonces, se cree que les pueden pagar
menos porque es parte del ingreso del esposo". En este sentido, la ENE
indica que del total de mujeres que laboran cerca de 6 millones son casadas
y un millón 956 mil viudas, divorciadas o separadas.
Esta discriminación salarial, mencionó la
investigadora, se agudiza en los niveles más altos del escalafón
profesional, "donde llega a alcanzar una diferencia de 44 por ciento en
relación con la percepción económica de los hombres
en puestos gerenciales, es decir, las pocas mujeres que llegan a esos cargos
ganan mucho menos que los hombres".
Señaló que "en la medida en que el ingreso
se hace más pequeño la discriminación se reduce, porque
si uno se va al sector formal lo hace sabiendo que va a ganar más
de un salario mínimo, de lo contrario no lo haría".
Otro elemento de discriminación hacia la mujer
trabajadora, indicó, se relaciona con la proporción de mujeres
que laboran en determinada profesión o actividad, "y que por el
hecho de ser mayoría esa actividad se va desvalorando socialmente
en el aspecto económico".
Por ejemplo, dijo, en la medida en que la docencia se
convirtió en una profesión en la que la mayoría son
mujeres, los salarios a nivel general fueron bajando. "Lo mismo ocurrió
con enfermeras y secretarias, ya que cuando se van feminizando socialmente
sus actividades también se van subvalorando. Es lo que se llama
la feminización de las profesiones. Cuando una actividad está
muy feminizada se bajan los ingresos de ese trabajo porque hay demasiadas
mujeres", concluyó. (LAURA POY SOLANO)
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