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México D.F. Domingo 20 de julio de 2003
Alvarez Icaza pide respeto a la memoria de la
abogada
Choque Guerra-CDHDF en conclusiones del caso Digna
Minimiza la fiscal la labor profesional de la occisa
BLANCHE PETRICH
La fiscal especial del caso Digna Ochoa, Margarita Guerra,
admitió que no se puede decir que hoy día los defensores
de derechos humanos no corran riesgos con su trabajo, cuando "es obvio
que no vivimos en el planeta de la seguridad". Pero "los verdaderos defensores
de derechos humanos", puntualizó. "No así la persona de Digna."
Con esta afirmación la ex magistrada terminaba
de segregar la historia de la abogada veracruzana del esfuerzo colectivo
de activistas que trabajan en esa labor. Antes, durante la lectura de sus
conclusiones sobre la averiguación a su cargo, describió
el currículum profesional de quien fue durante tres años
asesora jurídica del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín
Pro, como un trabajo marginal en el que, en los casos que defendió,
siempre como parte de un equipo, nunca como representante, "su participación
fue reducida e incluso en algunos resultó nula", por lo que no se
encontraron evidencias de que su muerte estuviera vinculada con ellos.
Este golpe a la historia de Digna Ochoa recibió
respuesta inmediata de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal (CDHDF) la que, en voz de su titular, Emilio Alvarez Icaza, demandó
a las autoridades y a la opinión pública "respeto por la
memoria de la luchadora social" y por su familia.
Luego
que la fiscal abundó en detalles sobre la vida íntima de
la abogada, expuso análisis sicológicos post mortem
sobre las contradicciones de su biografía, dio referencias sobre
sus supuestas frustraciones laborales y profesionales, y afirmó
que la familia, como coadyuvante, había "obstaculizado" la averiguación,
la CDHDF reclamó: "No se vale intentar legitimar una conclusión
sobre la base de deslegitimar su persona. La situación exige un
manejo ético de la información, que preserve la honorabilidad
a la que todos tenemos derecho."
Otra muestra del alto contraste entre lo expuesto por
la mañana en la procuraduría capitalina por la fiscal Guerra
y la réplica de la tarde en la oficina de la CDHDF fue la afirmación
de la investigadora, que dijo que el caso Ochoa es "particular" y "en nada
incide en el desarrollo encomiable de las ONG en México".
Y la réplica de Alvarez Icaza: "En ese momento
que se exponen públicamente las causas de su muerte, se hace indispensable
hablar de las causas de su vida, sus luchas y las razones por las que ella
vivió. Digna se dedicó a la defensa de los derechos humanos
de los más pobres. Era una abogada de pobres. Defendió a
quienes pocos o nadie querían defender, bien porque no podían
pagar un abogado o por el carácter político de las acusaciones".
Guerra eligió etapas turbias de la juventud de
la abogada para ilustrar su conclusión sobre el suicidio simulado:
"En Veracruz, ella relata que fue secuestrada y está perfectamente
comprobado que no lo fue; relata que fue Ministerio Público y está
totalmente comprobado que no lo fue. Sus compañeros de la facultad
(de derecho, en la Universidad de Veracruz) relatan que obsesivamente contaba
que la perseguían, que la iban a matar".
La CDHDF, por el contrario, asentó que "independientemente
de su muerte, lo que hizo en vida es motivo de reconocimiento. Su esfuerzo,
compromiso y lucha constituyen un ejemplo en la lucha por la defensa de
los derechos humanos".
Salón Digna Ochoa en la CDHDF
Mientras la fiscal se declaró "ampliamente satisfecha"
por haber cumplido con su deber, por haber respetado "la verdad histórica
y la verdad jurídica al costo que sea", a pocas cuadras de ahí,
el presidente de la CDHDF anunció que el auditorio de la institución,
llamado El Comisionado, se llamará a partir de ahora salón
Digna Ochoa y Plácido, porque, concluyó, "sigue siendo necesario
que haya gente como ella. Tengamos en cuenta su vida".
La cita con la fiscal fue al mediodía, en el llamado
búnker de la procuraduría del DF. A la entrada se controló
la identidad de los periodistas con rigor inusitado. Adentro del auditorio,
en la última hilera, silencioso como su gestión, observaba
la escena el asesor de la suprocuradora Margarita Espino, Enrique Flota,
eminencia gris, según se dice, de los investigadores.
A Guerra la acompañaban, además del procurador
Bernardo Bátiz, dos peritos en criminalística, Oscar Lozano
y Alberto Niño de Rivera, que se apoyaron en gráficas electrónicas
en sus descripciones sobre la mecánica de los hechos, que los llevó
a concluir que la hipótesis del homicidio era insustentable y se
descartó, resolviendo el caso como un suicidio simulado,
un resultado que la misma funcionaria describió como "no conveniente
políticamente".
Pese a tanta convicción, el procurador Bátiz
dejó un resquicio abierto para que, en otra etapa de la investigación,
que pasa a manos de la Coordinación de Auxiliares de la procuraduría,
todo el expediente se vuelva a abrir. No se descarta que en esa fase la
familia Ochoa y Plácido pueda presentar las pruebas en criminalística,
medicina forense y química forense que la fiscal ya no quiso recibir.
"No estamos necesariamente casados con lo que aquí dijimos; no es
la verdad absoluta, es la verdad legal a la que se ha llegado", dijo Bátiz.
Perfiles sicológicos a los cuatro vientos
Tras la exposición dieron amplio margen para las
preguntas de los reporteros. Se le inquirió a la fiscal sobre el
trasfondo ético de dar a conocer públicamente el contenido
de estudios siquiátricos y sicodinámicos de la occisa, cuando
éstos suelen ser guardados en estricto secreto profesional. Antes
había informado que estos documentos, como "toda la resolución,
en su integridad", estarían disponibles en una página de
Internet. Explicó que la fiscalía ordenó dichos análisis
-sólo mencionó dos, aunque existe uno más, sobre las
tendencias suicidas de Digna- por considerarlo de "imperiosa necesidad
para conocer su personalidad y porque no estamos escondiendo nada". Dijo
que su divulgación "no es nociva" porque se trata de un dictamen
forense, no de un dictamen clínico.
La funcionaria volvió a expresarse en términos
poco amables de la familia Ochoa y Plácido, como ha estado haciendo
en entrevistas recientes de prensa, en especial debido al ofrecimiento
de pruebas que se hizo mediante su nuevo representante legal, José
Antonio Becerril. "Desgraciadamente, aquí tal parece que la coadyuvancia
ha estado para obstruir la labor del Ministerio Público", dijo.
Acerca de los argumentos de la familia, expresó: "Quiero pensar
que no se trata de mentiras, sino de otro tipo de problemas".
También detalló la actuación de la
anterior abogada, Bárbara Zamora. Dijo que ella, en una primera
etapa del trabajo de la fiscal, señaló como "único
y mayor sospechoso al que fue novio de Digna", Juan José Vera. Después
de esto, transcurrieron ocho meses sin que la defensa se presentara en
las oficinas de la fiscalía, excepto para recoger copias de los
expedientes. Zamora, dijo Guerra, no acudió a una sola de las declaraciones
ante los ministerios públicos de la fiscalía, ni siquiera
cuando fueron llamados para ser interrogados los militares. "No interrogaron
absolutamente nada."
Sobre la línea de investigación de los militares,
un aspecto que fue descrito por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos como defectuoso, negligente e insuficiente, Margarita Guerra aseguró
que se hizo todo lo que se requería. Respecto a la omisión
de investigar a servicios de inteligencia militar, omisión que también
señala la CIDH, la investigadora respondió: "Aquí
no interviene inteligencia militar para nada. Fue un error. Se dice que
Digna Ochoa fue a recorrer la sierra (de Petatlán), que en verdad
no es así, porque no hizo un recorrido, acudió a dos o tres
poblados cerca de Petatlán. Nadie la siguió, nadie le preguntó
absolutamente nada, luego entonces, no tendría por qué haber
intervención de inteligencia militar".
Casi tres horas después, los funcionarios dieron
por concluida la conferencia. Y los celulares de los reporteros empezaron
a sonar: en la CDHDF convocaban a la prensa. La respuesta, pues, sería
inmediata. Y ahí se dejó abierta la interrogante de Alvarez
Icaza: "Hoy como ayer, siguen siendo válidas estas preguntas: ¿Se
investigó conforme a derecho? ¿Nuestro sistema de procuración
de justicia realmente funciona?" Preguntas sobre los hombros del procurador
Bátiz.
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