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México D.F. Martes 15 de julio de 2003
Pedro Miguel
Brigada Plus Ultra
Cientos de hondureños, salvadoreños, nicaragüenses y dominicanos están siendo enviados al territorio ocupado de Irak para participar en la pacificación y normalización del país invadido. Se desplegarán en el centro y sur y estarán bajo el mando de oficiales españoles y polacos que son, a su vez, las mascotas de los militares estadunidenses que controlan (Ƒcontrolan?) el territorio iraquí. Según las versiones oficiales, los pobres centroamericanos tomarán parte en tareas de desminado, reconstrucción y sanidad. No es difícil, en consecuencia, imaginarlos reventados por las minas, agobiados en trabajos de albañilería o aplicados en la remoción y traslado de restos humanos en descomposición.
Los presidentes y los parlamentos de Honduras, Nicaragua y El Salvador argumentan que la presencia de efectivos de sus países en el Irak derrotado es buena para que esas pequeñas naciones centroamericanas empiecen a adquirir presencia en el concierto de la modernidad global. Pero es más probable que los asesores de George W. Bush hayan pensado en la necesidad de dar argumentos y cobertura al término coalition, empleado por su jefe cuando anunció la intención de invadir Irak y que el Departamento de Estado haya salido a comprar voluntades entre los habitantes débiles de su patio trasero. Unos cuantos millones de dólares en ayuda militar y un viaje con gastos pagados a Las Vegas para congresistas tropicales son suficientes para adquirir un hato de reclutas desnutridos -pero maquillados de tropas de elite-, ponerlos bajo el mando del sargento Aznar y anunciar al mundo que la comunidad internacional participa con entusiasmo en el avasallamiento armado de Irak. Enhorabuena.
Por lo que se refiere al grado de convicción de estos novísimos guardianes de la democracia y la paz mundial, es bueno recordar el dato de sus emolumentos: además de sus salarios regulares recibirán un bono extra de 200 dólares diarios mientras permanezcan en tierras iraquíes, es decir, de fines de este mes a marzo del año entrante: casi 50 mil dólares para cada uno de estos soldados de la libertad. Para poner en contexto esa suma -una hora de festejos en casa de Bill Gates o una década de salarios en el bolsillo de un jardinero mexicano- cabe recordar que en Honduras el producto interno bruto (PIB) per cápita es de 2 mil 600 dólares anuales, según los datos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés); 53 por ciento de la población está por debajo del nivel de pobreza y 28 por ciento de la población económicamente activa (PEA) se encuentra desocupada. Los datos correspondientes a El Salvador son: 4 mil 600 dólares de PIB anual per cápita, 48 por ciento de pobres y 10 por ciento de desempleo; Nicaragua registra un PIB de 2 mil 500, pobreza de 50 por ciento y 23 por ciento de desempleo. República Dominicana es la privilegiada de la coalición: PIB de 5 mil 800, pobreza de 25 por ciento y desempleo de 15 por ciento (www.cia.gov/cia/publications/factbook, datos de 2001). En suma, para los soldaditos centroamericanos que consiguieron visa a Irak la aventura les significa la oportunidad de cambiar radicalmente su horizonte económico. Multiplicada por unos 700 integrantes de la Brigada Plus Ultra, como ha sido bautizado el rebaño, la cantidad arroja 35 millones de dólares que saldrán, al parecer, de las arcas españolas, las cuales, a su vez, endosarán la factura a Estados Unidos. Una baba de perico, si se considera que el precio de la destrucción de Irak fue calculado en 60 mil millones de dólares por círculos legislativos de Washington.
Los problemas vendrán cuando esos 35 millones de dólares de carne centroamericana mal entrenada y equipada, y desconocedora, entre muchas otras cosas, del idioma y las costumbres iraquíes, se revelen como el punto más débil de las tropas de ocupación, y los integrantes de la resistencia nacional descubran que sus agresores les han regalado al menos un puesto de tiro de feria con patitos de hojalata para que afinen su puntería. [email protected]
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