José Blanco

Desplegado

Divertida la lógica de Sergio Sarmiento. En su columna del pasado 4 de julio cuestionó a los intelectuales y periodistas que se adhirieron a un desplegado en favor de que México Posible pudiera conservar su registro. No recuperaré ahora los argumentos del desplegado en cuestión, pero el debate que suscitó le pareció "curioso y risible". Dice nuestro articulista respecto de quienes tomaron la decisión de firmar que "nadie cuestionó la ética de su decisión. Si acaso el desplegado generó un curioso y risible debate en el mundo periodístico. Algún columnista se adhirió en un artículo al apoyo a México Posible, mientras que otros más ofrecieron sus argumentos de por qué era mejor su tradicional apoyo al PRD".

Como yo hice eso, adherirme en un artículo al desplegado de marras, voy a defender mi posición y a criticar la de Sergio Sarmiento.

Sí, hay alguien que cuestionó "la ética" de quienes firmaron y ese fue Sarmiento en la columna a la que aludo: "Las decisiones éticas son de carácter personal y cada quien debe decidir por sí mismo lo que considere correcto. Yo simplemente pienso (...) que hay un conflicto de interés entre el periodismo y respaldar públicamente a un partido político": ahí está. Digamos de paso, como apostilla, que en ningún caso "las decisiones" pueden ser "éticas" porque la ética es la teorización sobre la moral (o sobre las morales, que en este mundo son variopintas y abundantes). Los abajo firmantes en todo caso cometieron un acto inmoral o amoral, desde su punto de vista.

"No es que los periodistas no seamos animales políticos, que lo somos, sin duda, y en grado superlativo", dice Sarmiento. "Pero si nuestra función en la sociedad es analizar las acciones de los políticos, y juzgarlas, simplemente no podemos convertirnos en partidarios de ninguno de ellos. Esto nos hace inevitablemente perder cualquier esperanza de imparcialidad (...) Hay ciertas reglas -como considerar los dos lados de un tema o no convertirse en simples portavoces de las posiciones de un gobierno o de un partido político- que ayudan a construir un periodismo objetivo. Para aplicarlas, sin embargo, es importante que los periodistas mantengan una distancia ante los políticos y sus partidos. Si uno ya ha expresado públicamente su adhesión o respaldo a un político o a un partido, Ƒcon qué cara puede uno echarle en cara después que no ha cumplido?" Tal la lógica y la ética de Sarmiento.

Si se mantiene con la boca cerrada respecto a sus preferencias políticas, entonces hace un periodismo imparcial y objetivo. En cambio si las expresara, sus opiniones perderían la imparcialidad y la objetividad, aunque todos sabemos que diría exactamente lo mismo sobre todos los temas que trata, en uno o en otro caso. Escribir todos los días no siempre permite pensar correctamente antes de escribir.

De otra parte, quienes leemos a Sarmiento sabemos desde qué trinchera dispara: el liberalismo ultra. Probablemente ni él defendería que la objetividad y la imparcialidad provienen de las anteojeras del ultraliberalismo que profesa. El quiere un país absolutamente liberal, y ahí están, como ejemplo extremo, sus opiniones sobre el movimiento indígena.

Sí creo que tenga problemas para votar por los liberales, porque lleno de nuevos liberales está el PRI, pero están revueltos con los populistas de siempre. También están entre los neopanistas, peor revueltos con demócrata cristianos. Me queda claro, como gusta decir Sarmiento, que México Posible no es una alternativa liberal ni neoliberal, y ésta sí que es buena razón para que lo haga a un lado.

Yo en cambio quiero un país que un día esté gobernado por un partido socialdemócrata, y vi en México Posible una minúscula semilla de esa posibilidad que, por supuesto, no está en el PRD. Por eso voté por México Posible. Que, según Sarmiento, ese voto me impide criticar y reclamarle a México Posible todo lo que no me parezca, se trata simplemente de un dislate. Es precisamente la crítica la que coadyuva a construir cualquier alternativa política.

Sarmiento habrá votado por algún partido en el pasado y eso -supongo- no le ha impedido criticarlo; es sencillamente una ingenuidad liberal creer que puede hacerlo porque se ha mantenido calladito respecto a su voto.

Si revisa, por ejemplo, un periódico liberal como The New York Times hallará que muchos de sus escritores y aun sus editoriales institucionales expresan explícitamente sus preferencias políticas, y al mismo tiempo pueden ser feroces críticos de los mismos por quienes votan. En otros términos, para hablar ponen sus cartas sobre la mesa; porque no se trata de lealtades personales, sino de adhesión y crítica a unas ideas que conduzcan a la sociedad por los caminos que uno cree que son los más convenientes para todos.

Nada de esto es irrelevante; menos aún "curioso y risible"