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México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
JAZZ
Antonio Malacara
Omar Sosa
EN 2002, DESPUES de hacer cimbrar los cimientos físicos y mentales del Blue Note, en lo que fuera su primera presentación neoyorkina (junio 24), y de recibir el premio al mejor Album de Jazz Afro-Caribeño (Sentir, OTA Records) por parte de la Jazz Journalists Association, Omar Sosa dejó descansar a su banda, incluyendo a los cantos yoruba de Martha Galarraga y los rapeos de Brutha Los, para irse a Yokohama, Japón, a ofrecer un concierto a dúo con el percusionista venezolano Gustavo Ovalles (julio 25).
ESTE CONCIERTO, SIN temor a exagerar, se convirtió en uno de los más grandes y excitantes momentos que nos ha dado la música contemporánea, y quedó registrado en el disco Ayaguna (OTA, 2003), el cual, para nuestra fortuna, ya puede conseguirse en algunas tiendas de esta ciudad. La música afrocubana y la afrovenezolana se fusionan de inmejorable manera con las raíces afroestadunidenses que todavía algunos reconocemos como jazz.
GUSTAVO OVALLES, QUIEN desde 1999 toca con Sosa en sextetos, septetos y octetos, se muestra a plenitud en este dueto con un arsenal de percusiones africanas y venezolanas, desde los tambores batá hasta el culo'e puya, pasando por congas, bongós, címbalos, güiros y varios otros etcéteras. Omar Sosa, por su lado, se sumerge en el universo de un piano que es atacado por dentro y por fuera, en teclas, cuerdas y maderos.
MAS QUE INTEGRARSE, Sosa y Ovalles se han fundido espiritual y musicalmente (que al parecer es lo mismo), a través de visones compartidas de los espíritus ancestrales y los conceptos estéticos por venir, y que no llegan hasta el momento de pulsarlos, para de inmediato desvanecerse en el aire.
AYAGUNA ES UNA obra de arte. Los contrastes entre la intensidad de un piano en caída libre y las percusiones que se sostienen como una plataforma inmutable, para después tomar la primera voz, son realmente impresionantes, hipnotizantes. También, de buenas a primeras, aparecen verdaderamente nuevas formas del son y el bolero, del blues revisitado, del cubop que se trasciende a sí mismo. Hay momentos en que se escuchan incluso, y con claridad, los ecos del son abajeño mexicano y las boleadoras argentinas.
Omar Sosa nació en Camagüey, en 1965, estudió piano y percusiones en la Escuela Nacional de Música de La Habana, finalizando formalmente sus estudios en el Instituto Superior de Arte, de la misma capital cubana, en 1984. Es un erudito tanto en música clásica (...) europea y jazz, como en la tradición folclórica cubana y ecuatoriana. Decidió salir de Cuba en 1993, y desde entonces ha deambulado entre Ecuador, San Francisco y Barcelona.
Omar ha sido postulado para los premios Grammy, pero, por supuesto, eso es lo de menos. Lo realmente importante es que, con nueve discos en su haber, por fin llega a nuestras discotiendas uno de los más grandes músicos de todos los tiempos, un nuevo icono del sincretismo musical al que todavía algunos reconocemos como jazz. Salud. [email protected]
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