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México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
La obra estará sólo hasta el domingo 13 de julio
Restrenan Las bodas del cielo y el infierno en el Teatro de la Ciudad
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Este viernes el Teatro de la Ciudad restrenó Las bodas del cielo y el infierno, del poeta inglés William Blake. Interpretada por Arianne Pellicer, Tina French y Marco Bacuzzi, la obra representa un canto a la libertad, una invitación a desplegar las alas de la imaginación y de la percepción, una propuesta a la exploración sensual quebrantando los límites que imponen la razón y la moral. Dirigida por Antonio Caso, musicalizada en vivo por Jorge Reyes y con escenografía de Alejandro Colunga y Mónica Raya, la puesta en escena comienza con una tormenta producida por la batalla que libran los contrarios: el bien y el mal, el cielo y el infierno.
"Sin contrarios no hay progreso", dice la voz en off del prólogo, pero contrarios, vistos desde la perspectiva transgresora, nada convencional y heterodoxa de Blake, donde el cielo representa el mal, lo pasivo, la razón y lo limitado, y el infierno simboliza el bien, lo energético y lo infinito. Tras este planteamiento filosófico, Blake (Arianne Pellicer) aparece en el escenario en forma de diablo, envuelta en un imaginativo y provocador traje fálico, tentando al espectador a no reprimir el deseo. Contradice los principios bíblicos que separan el alma del cuerpo y unifica estos elementos celebrando la energía sensual como deleite espiritual.
A partir de aquí, como si fuera una oruga, el diablo se transforma en el William Blake poeta, grabador, visionario y filósofo incomprendido para guiar a los espectadores por algunas de sus visiones memorables; facultad divina que aseguraba poseer desde niño y que le permitía mantener comunicación con los ángeles, santos y profetas. Este viaje por sus visiones representa un recorrido por su pensamiento de inconformismo social, moral y filosófico de su época, época que se convierte en universal y atemporal y, en ocasiones, futurista.
La puesta en escena de este poema en prosa representa una propuesta teatral arriesgada, tanto por su contenido como por las características del montaje. Rescata el espíritu transgresor de Blake y lo expone, sin tapujos, buscando la complicidad del espectador: "Quien reprime el deseo lo hace porque el suyo es demasiado débil para ser reprimido", "la sabiduría es una solterona vieja y fea", "más valdría asesinar a un niño en su cuna que alimentar deseos insatisfechos", "el hombre se ha estrechado mucho y sólo ve a través de las grietas de su cavernoso cráneo", "el mundo de la imaginación es el mundo del infinito", "el exceso es sabiduría, abre las puertas de la percepción y celebra las fuerzas de la vida", dice Blake. Este pensamiento puede encontrar, o no, complicidad en el espectador, pero lo que no produce es indiferencia debido a la contundencia y rebeldía de su filosofía.
Apoyado por una puesta en escena creativa, alegórica y fantástica, el montaje carece de convencionalismos dramáticos, reuniendo diversas disciplinas artísticas en una unánime celebración a las ideas de Blake. Destacable en esta obra es el trabajo plástico que expone, así como la musicalización de Jorge Reyes. Sin despegarse de su cadencia electrónica, y fiel a la escena, crea un sonido narrativo generador de emociones que transporta a los espectadores por diferentes ambientes, volviéndose, en varios pasajes de la obra, protagónico.
Las bodas del cielo y el infierno es una interesante y original propuesta teatral que se presenta por una corta temporada en el Teatro de la Ciudad: viernes 11 de julio a las 20:00 horas, sábado 12 a las 19:00, domingos 6 y 13 a las 18:00. Donceles 36, Centro Histórico. Informes en el teléfono 5510-2197.
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