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México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
Angeles González Gamio
A pie. Crónicas de la ciudad de México
Ante la imposibilidad de que un solo cronista llevara a cabo la crónica de la ciudad más grande del mundo, el último cronista oficial de la ciudad, Guillermo Tovar y de Teresa, propuso la creación de un órgano colegiado "que dictase los lineamientos para sistematizar la información rendida por la crónica colectiva, así como generar los criterios para una comprensión más profunda de los fundamentos históricos y culturales de la metrópoli". Con estos propósitos y como órgano de consulta y apoyo cultural del Gobierno del Distrito Federal y de servicio a la sociedad, nació el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, el 18 de febrero de 1987, mediante un decreto presidencial.
Lo conformaron un comité director, integrado por 24 destacados intelectuales, de la talla de Miguel León Portilla, Clementina Díaz y de Ovando, Carlos Fuentes, Andrés Henestrosa, José Luis Martínez, José Iturriaga, José Luis Cuevas, Ramón Xirau y Silvio Zavala, entre otros, y los cronistas de las delegaciones, colonias, barrios y pueblos. A partir de su creación, entre los distintos proyectos que ha venido llevando a cabo, destacan: la investigación de los archivos del siglo XVI, de las tres primeras parroquias que hubo en la capital de la Nueva España, cuyos resultados se han volcado en un extraordinario programa que permite la consulta fácil de la riquísima información, que seguramente va a transformar la historia de la ciudad de México de esa centuria.
La memoria histórica capitalina de buena parte del siglo XX se ha venido recogiendo a través de las voces de sus habitantes de mayor edad, por medio del Programa de Historia Oral de los Barrios y Pueblos, que se ha realizado en esos sitios, conformando un generoso archivo que se complementa con fotografías familiares de los propios entrevistados, valioso material inédito que no existe en ninguna fototeca.
Buena parte de los resultados de este programa se han venido publicando en la revista del Consejo: Crónicas de la ciudad de México, que tuvo un primer antecedente en la época de su creación (1987), en la que se editaron tres números. En 1996 renació, alcanzando la publicación de 29 volúmenes que hablan de la historia oral en todas las delegaciones, además de excelentes crónicas y ensayos de los miembros del comité directivo.
Ahora la revista comienza una nueva etapa, con más secciones, un tema central, en colaboración con la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal y con el apoyo del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. El escritor Gonzalo Celorio, amante de la ciudad y miembro del Comité Editorial, propuso añadir "A pie", al título "Crónicas de la ciudad de México", que sin duda nos dice la mejor forma de conocer nuestra fascinante ciudad de ciudades.
Las antiguas villas: Coyoacán, Mixcoac, San Angel, Tacubaya, Tlalpan; añejos pueblos de prosapia: Xochimilco, Azcapotzalco, Iztacalco, Tláhuac šcon su lago!, Milpa Alta, Iztapalapa, para no hablar de la antigua ciudad de México, hoy llamada Centro Histórico, con sus viejos barrios diferenciados, el de postín, denominado "sector financiero", cuyo eje es la elegante avenida Madero; la Merced, la Lagunilla, Tepito, San Juan y las colonias modernas que se crearon en los potreros de viejas haciendas: San Rafael, Santa María, Juárez, Condesa, Roma, Anzures, Chapultpec-Morales, por mencionar unas cuantas.
Todas estas partes del gran todo que es nuestra amada ciudad, queremos visitar a A pie. Crónicas de la ciudad de México, que el próximo miércoles 9, a las 18:30 horas, se va a presentar en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, en su hermosa sede de la calle Francisco Sosa, en el corazón de Coyoacán. Van a participar Enrique Semo, Daniel Cazés, Gonzalo Celorio, Víctor Hugo Rascón y la autora de estas líneas.
Tras la copita de rigor hay que continuar el festejo y no puede haber mejor lugar que La Rosita, que se encuentra ahí mismo. Es un homenaje a la célebre pulquería coyoacanense que decoraron entre 1943 y 1950 los alumnos de Frida Kahlo, conocidos como Los Fridos, cuyo emblema diseñó uno de ellos: Arturo García Bustos. Este sencillo comedero lo dirige Esther Kahlo, maestra en el arte culinario, quien combina clásicos de la comida mexicana tradicional con platillos de la cocina internacional, todos igual de buenos; si anda con antojo regional, Ƒqué le parecen unos panuchos de cochinita pibil?
Si su gusto deambula por las Europas, no estaría mal un atún a la plancha; para el almuerzo hay los mejores tamales. Lo que resulta inevitable de postre es el merengón. Para esa noche nos va preparar unas sorpresas; ahí nos vemos. [email protected]
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