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México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
Homenaje en el museo Tamayo al arquitecto que se caracterizó por ''confinar los espacios''
Abraham Zabludovsky fue ante todo un gran humanista
La esposa del creador fallecido el pasado 9 de abril recibe la Medalla de Oro de Bellas Artes
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Arquitecto de grandes espacios, maestro, estudioso, humanista y conocedor del mundo contemporáneo. Estas son sólo algunas aristas de la personalidad de Abraham Zabludovsky, quien este sábado recibió un homenaje póstumo en el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo, recinto que ejemplifica su trabajo. A la ceremonia asistieron su familia, los titulares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sari Bermúdez, y del Instituto Nacional de Bellas Artes, Saúl Juárez, así como el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador.
Como parte del homenaje se le otorgó al arquitecto, fallecido el 9 de abril, la Medalla de Oro de Bellas Artes. La recibió su esposa, Alinka.
Abraham Zabludovsky (nacido en Polonia en 1924 y naturalizado mexicano en 1941) ''fue un gran humanista. Conocía profundamente no sólo nuestro país, sino también el mundo contemporáneo que vivíamos. Era un gran lector, un hombre que reflexionaba sobre todos los temas de la vida, y que de alguna manera cada una de esas expresiones moldeaban y se ponían de manifiesto en su obra", declaró el arquitecto Enrique Norten.
''Fue un hombre que entendió, que creyó y que asumió la modernidad'', agregó Norten, para quien Zabludovsky fue ''un hombre de mundo, al mismo tiempo que un gran mexicano'', que dejó una obra global. ''Sin duda la arquitectura mexicana ha perdido a uno de sus más grandes exponentes y uno de los creadores más importantes''.
Abraham Zabludovsky estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México; fue alumno de Mario Pani. Después de una primera etapa, en la que construyó obras habitacionales en las colonias Condesa, Polanco e Hipódromo, entre otras, abrió las puertas a una mancuerna productiva y creativa con el arquitecto Teodoro González de León. A lo largo de su carrera construyó y proyectó más de 200 obras en México y otros países. Dejó en proceso de construcción el Teatro de la Ciudad en Coatzacoalcos y el Museo del Niño en Tabasco. Su definición de arquitectura era ''la confinación de un espacio'' para darle diferentes usos.
Creía firmemente en que ''la arquitectura es un oficio y el oficio se adquiere trabajando'', recordó su colega Sara Topelson, quien destacó sus cualidades de "trabajador y estudioso incansable", quien a través de los años formó una importante biblioteca de arquitectura.
Zabludovsky veía al hombre ''como el centro de atención de su obra'', caracterizada por las grandes escalas, de esas que no son imaginables en Europa, señaló a su vez el arquitecto español José María Botey; mientras Felipe Leal, director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, subrayó la donación de su archivo a la dependencia educativa que encabeza.
En su discurso previo a la entrega de la Medalla de Oro de Bellas Artes, Saúl Juárez expresó que el arquitecto homenajeado ''encontró en el pasado una manera de dar respuesta a los retos presentes y de dejar, en su conjunto, un testimonio perdurable de reflexión y madurez creativa. Pruebas de ello -dijo- pueden encontrarse en obras tan disímbolas como museos, colegios, auditorios, mercados y casas''. Un largo aplauso acompañó a Alinka Zabludovsky a recibir el reconocimiento para su esposo, que se sumó al Premio Nacional de las Artes, que obtuvo en 1982; el Gran Premio Latinoamericano, en la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires (1989); la medalla de oro en la Bienal de Arquitectura de México (1992), y la medalla de oro en la Bienal Mundial de Arquitectura en Sofía, Bulgaria, (1991), entre muchos otros.
La arquitectura permitió a Abraham Zabludovsky "dar cuerpo a sus ideas y reflexiones", manifestó a su vez Sari Bermúdez.
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