México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
Continúa tensa la relación entre chiítas y sunitas; levantan el toque de queda
Serán castigados los responsables del ataque a mezquita: Pervez Musharraf
Según el mandatario, Bin Laden podría estar en Pakistán con una guardia de 10 personas
REUTERS Y DPA
Islamabad, 5 de julio. El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, prometió este sábado castigar a los responsables del ataque suicida en una mezquita, en el que murieron al menos 47 personas, y calificó a los agresores de "ignorantes y salvajes".
Musharraf hizo estos comentarios a su regreso de un viaje por Estados Unidos y Europa, en el que trató de calmar los temores de los inversionistas después de varios ataques el año pasado contra blancos occidentales y cristianos en Pakistán atribuidos a militantes islámicos.
"Ya fueran extremistas religiosos o sectarios (...) son ignorantes y salvajes", declaró Musharraf a los reporteros en el aeropuerto.
Antes Musharraf, en declaraciones al diario francés Le Monde en su edición de este domingo, afirmó que el líder de la red Al Qaeda, Osama Bin Laden, podría hallarse en su país con una guardia "de menos de 10 personas". El presidente paquistaní señaló que en caso de que Bin Laden se mueva con una escolta más numerosa, su presencia es más probable "del lado afgano de la frontera".
Al menos 47 personas murieron y 65 resultaron heridas en el ataque del viernes en una mezquita chiíta repleta de fieles en la ciudad suroccidental de Quetta, cerca de la frontera con Afganistán.
Ningún grupo se atribuyó el ataque, pero autoridades dijeron que todo apunta a rivalidades entre extremistas de la minoría chiíta y la mayoría sunita, que han resultado en hechos de violencia en el pasado.
Musharraf prometió que el gobierno investigará a fondo el ataque y analizará la posibilidad de que una "mano extranjera" estuviera detrás del atentado.
Analistas sugirieron que el ataque en la mezquita podría estar relacionado con el vecino Afganistán, porque Quetta está cerca de la frontera y los asesinatos sectarios en el pasado han estado concentrados en las ciudades de Karachi y Multan.
Asimismo, miles de indignados paquistaníes abarrotaron hoy un cementerio musulmán chiíta en la ciudad de Quetta, mientras se llevaban a cabo los últimos rituales en honor de las 47 personas que murieron en el atentado.
Un toque de queda impuesto por la policía y el ejército poco después del ataque fue levantado gradualmente, aunque la tensión entre los chiítas y la mayoría sunita seguía siendo alta.
Responsables locales indicaron que algunos de los manifestantes que exigían venganza irrumpieron la noche del viernes en un seminario musulmán sunita en Quetta y mataron a un profesor.
Extremistas de las ramas chiíta y sunita del Islam tienen un largo historial de violencia en Pakistán, y ha habido al menos tres grandes matanzas sectarias este año, en las que han muerto 67 personas. Dos de ellas se registraron en Quetta y la tercera en Karachi.
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