México D.F. Domingo 6 de julio de 2003
Señales de que el Presidente prefiere esperar "nuevos y mejores tiempos"
Disensos sobre las reformas estructurales marcan la relación Fox-58 Legislatura
Ahora apuesta a lo que pueda pactar con el PRI en los próximos tres años en San Lázaro
JUAN MANUEL VENEGAS
La relación del presidente Vicente Fox Quesada con la Cámara de Diputados de la 58 Legislatura se ha caracterizado por los desencuentros, ataques, reproches, acusaciones y la falta de acuerdos en lo que la propia clase política del país ha llamado, presuntuosamente, "reformas estructurales".
Hoy serán electos los 500 diputados que tendrán la responsabilidad de retomar el trato con el Poder Ejecutivo durante los próximos tres años y, aunque en Los Pinos y en el Partido Acción Nacional (PAN) no se descarta todavía la posibilidad de que los actuales legisladores convoquen a un periodo extraordinario para discutir la reforma eléctrica, el presidente Fox confió hace unas semanas a sus colaboradores la seguridad de que "habría que esperar nuevos y mejores tiempos" para insistir en sus iniciativas.
Esa fue la señal de que prácticamente se daba por terminada la relación con los diputados federales de la 58 Legislatura y la instrucción para que gente de toda la confianza del mandatario (Ramón Muñoz, Eduardo Sojo y Francisco Barrio) empezaran contactos con quienes seguramente tendrán un papel protagónico por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en San Lázaro a partir del próximo septiembre.
La correspondencia, en los recientes días, ha sido mayor entre priístas y panistas. Se platica en círculos oficiales y partidistas que el diálogo entre Muñoz -convertido en el principal asesor de Fox-, Barrio y la priísta Elba Esther Gordillo -ambos con amplias posibilidades de coordinar a sus respectivas bancadas- "ha estado fluyendo, sin interferencias". Confían en que así seguirá.
La apuesta en el gobierno federal está, pues, en lo que pueda pactar y coincidir con el PRI en el transcurso de los próximos tres años en San Lázaro. El compromiso -dicen- es superar "las tensiones" que caracterizaron el trato con la 58 Legislatura.
Con los panistas enfrente, el primer agarrón
Mal inició el trato del Presidente con el Congreso de la Unión. Y aunque las escaramuzas y confrontaciones -que empezaron el día de la toma de posesión de Fox- incluyeron de igual forma al Senado de la República, aquí se recordarán algunas que tuvieron que ver con la Cámara de Diputados, que es la única instancia del Poder Legislativo que se renovará con la elección de este domingo.
"Hola, Ana Cristina; hola, Paulina, Vicente, Rodrigo...", empezó Fox dirigiéndose a sus hijos en el discurso de toma de posesión en el Palacio Legislativo de San Lázaro. El "rompimiento" del protocolo y la norma constitucional por el mandatario molestó a los legisladores -incluyendo los de su partido-, y a los pocos días la Cámara de Diputados, con la aprobación de todas los grupos parlamentarios, formuló "un extrañamiento" por su conducta, manifestando además su preocupación de que en el futuro "Fox se deje llevar más por impulsos y no por las normas".
Luego vino "la audaz" (Fox dixit) determinación del Ejecutivo de enviar al Senado de la República la iniciativa de ley indígena que había elaborado la Comisión de Concordia y Pacificación y que recogía, sustancialmente, los acuerdos de San Andrés que el ex presidente Ernesto Zedillo había incumplido al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Sin consultar siquiera al PAN, los primeros que enfrentaron la audacia foxista fueron los senadores y diputados de este partido. Más todavía cuando el Presidente se convirtió, en cada acto público, en "promotor" de la marcha zapatista de Chiapas a la ciudad de México (febrero de 2001) y de su presencia en la Cámara de Diputados, como acusaron entonces Diego Fernández de Cevallos y Felipe Calderón Hinojosa.
El repudio a la reforma fiscal
En ese 2001, Fox Quesada puso a debate otras "grandes propuestas que partirán en dos la historia nacional". El 5 de febrero, en la ceremonia oficial por el 84 aniversario de la Constitución, propuso a los partidos políticos "la renovación de la Carta Magna". Con el inicial rechazo del PRI y del PRD, sin eco en el Congreso, la propuesta foxista para la reforma del Estado terminó por naufragar con la firma, nueve meses después, del Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional, que no ha servido para concretar ninguno de los temas que ahí se incluyeron.
A finales de marzo (cuando los zapatistas habían regresado ya a Chiapas), nuevamente sin consultar con su partido y sin el mínimo acercamiento con las otras fuerzas políticas, el presidente Fox planteó su propuesta de "reforma hacendaria y fiscal".
Esta iniciativa, desde el momento mismo en que era elaborada por el equipo económico foxista, se ganó el repudio generalizado. No habían ni siquiera tomado posesión, cuando en gira por Europa, en octubre de 2000, uno de los coordinadores de ese equipo, Luis Ernesto Derbez, reveló que la propuesta incluiría la aplicación del IVA en fármacos y alimentos.
Así que cuando Fox la presentó al Congreso ni los operadores políticos del Ejecutivo ni la propaganda oficial en los medios pudieron contrarrestar el malestar ciudadano que destacadamente se mostró en la marcha obrera del primero de mayo de ese año. Y es que desde las revelaciones de Derbez en Europa, el debate se centró en el espinoso tema del impuesto al valor agregado (IVA) a medicinas y alimentos. En la Cámara de Diputados, en tanto, los panistas -que terminaron por disciplinarse y defender la propuesta del Presidente- fallaron en sus intentos por llevarla a buen puerto. Ni PRI ni PRD estuvieron dispuestos a negociar sobre tan "impopular" propuesta.
La discusión, sin embargo, continuó. A finales de ese año, mientras el PAN hacía "esfuerzos" por "acercar posiciones con el PRI", en gira por Europa el coordinador de Políticas Públicas de la Presidencia, Eduardo Sojo, declaró a la prensa que la reforma fiscal estaba "a punto" de ser aprobada.
Esta nueva indiscreción del asesor económico del mandatario ocasionó la airada protesta del coordinador parlamentario panista en la Cámara de Diputados, Felipe Calderón: "hay torpeza" en el gobierno federal, acusó.
Los priístas y perredistas negaron cualquier posibilidad de negociación y el optimismo de Sojo y Fox se fue por la borda. En diciembre de ese año, la Cámara de Diputados aprobó un paquete fiscal que el presidente Fox, desde entonces no se ha cansado, en cuanto foro le es posible, de denostar.
Incluso, a la insinuación que hizo en enero de 2002 de modificar algunos preceptos de la miscelánea fiscal aprobada por los diputados, sobre la eliminación y aplicación de algunos impuestos que molestaron al sector empresarial, surgió inmediatamente la reacción de los grupos legislativos de PRI, PAN y PRD, que acusaron a Fox de "querer declarar la guerra al Legislativo".
No hubo declaración de guerra, pero sí el decreto presidencial que eximía a la industria refresquera del pago del impuesto por el uso industrial de la fructosa. Todos los partidos, incluyendo al PAN, recurrieron a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que al resolver sobre la controversia constitucional determinó que es facultad exclusiva del Legislativo emitir las leyes relativas a contribuciones y exenciones fiscales.
Resuelto el diferendo en su favor, los grupos parlamentarios arremetieron nuevamente contra Fox, informando que mientras estuvo vigente el mencionado decreto la Federación dejó de recaudar mil 274 millones de pesos por el impuesto que los empresarios refresqueros dejaron de pagar.
Ataques desde el extranjero
Ya para entonces Fox reprochaba en sus discursos al Congreso: "No me ha dado los instrumentos necesarios" para la buena conducción del país. Empezó a lamentar que así como no le fue aprobada la reforma fiscal, tampoco se habían construido los consensos para las otras dos "reformas estructurales que México reclama": la energética y la laboral. Por supuesto, tampoco había avances para "la reforma del Estado" y "las adecuaciones constitucionales" planteadas desde el 5 de febrero de 2001.
En 2002, las acusaciones y contracusaciones entre Fox y la Cámara de Diputados se cruzaron -curiosamente- durante las giras del mandatario por el extranjero. El 16 de mayo, desde Madrid, el mandatario aseveró que los críticos de su gobierno "están muy acelerados" y concretamente a la oposición priísta y perredista en el Congreso la acusó de "obstaculizar" los programas de su administración. Expresó, sin embargo, sus deseos de contar, más adelante, con un PRI "vivo y democrático".
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