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México D.F. Martes 1 de julio de 2003

Continuará obras en planta atómica de la república islámica

En el conflicto Teherán-Washington, Moscú maneja un doble lenguaje

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 30 de junio. A contrapelo de las fuertes presiones que ejerce Estados Unidos para aislar el régimen de los ayatolas, Rusia reiteró este lunes su voluntad de cumplir con los compromisos pactados con Irán en materia de cooperación nuclear, entre ellos proseguir la construcción de la polémica planta atómica de Bushehr, cuya entrada en servicio se prevé para el año próximo.

Al mismo tiempo, en un gesto conciliador hacia Washington, Moscú se sumó a las voces que exigen a Teherán suscribir el protocolo adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), según el cual la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), cada vez que lo estime pertinente, podría enviar a sus expertos a inspeccionar las instalaciones iraníes que estén bajo sospecha de ser utilizadas en programas de desarrollo de armamento nuclear.

El Kremlin transmitió este doble mensaje en todas las conversaciones que mantuvo hoy aquí el vicepresidente de Irán y encargado máximo del sector nuclear de ese país, Gholam-Reza Aqazadeh, quien en sus declaraciones a la prensa eludió cualquier mención sobre la firma del protocolo adicional.

Este espinoso asunto se discutió en detalle este mismo lunes en Teherán, donde el secretario británico de Relaciones Exteriores, Jack Straw, pudo convencerse de que el gobierno de Mohammad Jatami difícilmente aceptará firmar el acuerdo de garantías con la AIEA, a menos que dicha concesión forme parte de un entendimiento más amplio que le abra las puertas a la tecnología atómica más avanzada de Occidente con fines civiles.

Más o menos, sin decirlo así ningún funcionario iraní para ahorrarse amargas ironías, como llegó a suceder en tiempos del shah. Más bien parecen conscientes de que, a falta de un régimen sumiso en Teherán, Estados Unidos seguirá colocando toda suerte de obstáculos a lo que Aqazadeh reclamó hoy como "el derecho de Irán al uso pacífico de la energía atómica".

El vicepresidente de Irán, quien también es titular de la Organización de Energía Atómica de su país, insistió en Moscú en el carácter "transparente" de sus programas nucleares y anunció que el director general de la AIEA, Mohamed el Baradei, visitará próximamente Teherán.

El portavoz del organismo internacional, desde su sede en Viena, confirmó la invitación y dijo que sólo falta fijar la fecha. A la luz del más reciente informe de la AIEA dedicado a Irán, que contiene algunas dudas acerca del cumplimiento de sus obligaciones como firmante del TNP, la visita de El Baradei se antoja ocasión propicia para solucionar "los problemas técnicos" que se derivan de la aplicación de las medidas de salvaguardia incluidas en ese tratado.

Las discrepancias con la AIEA, a decir de Hassan Rohani, secretario del consejo supremo iraní de seguridad nacional, "no deben ser utilizadas por Estados Unidos como pretexto para impulsar acciones políticas hostiles" contra Irán.

El canciller ruso, Igor Ivanov, manejó la misma idea pero con diferente perspectiva al exhortar a Aqazadeh a que Irán suscriba el protocolo adicional del TNP.

Para Ivanov, "la adhesión de Irán sería una demostración más del sentido pacífico del programa nuclear iraní, así como de su voluntad para mantener una estrecha cooperación con la AIEA".

Rusia intenta por todos los medios que nada frustre la entrega de la planta atómica de Bushehr -ya en su fase final de construcción-, magno proyecto con un valor estimado en mil millones de dólares sólo para la primera unidad de energía, que se inició a mediados de los años 90 y debe estar terminado en 2004.

Estados Unidos alega que la tecnología rusa empleada en Bushehr puede servir asimismo para crear bombas atómicas y, de un tiempo para acá, la cooperación nuclear de Rusia con Irán se volvió un delicado punto de fricción en la agenda entre Washington y Moscú.

Hasta ahora el Kremlin se niega a vincular la continuación de las obras en Bushehr con la firma por parte de Irán del protocolo adicional del TNP. El presidente Vladimir Putin generó cierta confusión al anunciar, en el contexto de la reunión del G-8 celebrada en la localidad francesa de Evian, que Rusia había decidido suspender el suministro de combustible nuclear a Irán.

Tras múltiples precisiones acerca del significado de la decisión presidencial quedó claro que no es una medida tan drástica y podrá hablarse de nuevo de los suministros después de que Rusia e Irán firmen un acuerdo que estipule la devolución de los residuos de combustible radiactivo utilizado en la planta al país de origen.

Se comenta que Moscú y Teherán no ponen mayores objeciones a un documento de esa naturaleza y, en ese sentido, Gholam-Reza Aqazadeh, dedicará este martes a negociar los detalles y procedimientos técnicos.

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