Los productores chiapanecos exigen seguridad; aumentaron los secuestros en la zona

Ganaderos derraman 4 mil litros de leche en la alcaldía de Cintalapa

A tres o cuatro horas de distancia, miles de familias tzotziles padecen desnutrición

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Cristobal de Las Casas, Chis., 30 de junio. Este fin de semana los medios locales informaron sobre una protesta de productores de leche en el municipio de Cintalapa. Encabezados por su representante, Guillermo Velázquez Mendoza, los Pequeños Propietarios de Zonas Marginadas derramaron frente a la alcaldía 4 mil litros de leche. Su principal exigencia consistía en mayores garantías de seguridad para los propietarios en la región, donde recientemente se han incrementado los asaltos y secuestros.

Tres camiones transportaron los tambos rebosantes de leche fresca hasta la ciudad cintalapeña, ubicada 100 kilómetros al oeste de Tuxtla Gutiérrez. Al anegar las oficinas municipales, los quejosos también demandaron "recursos" que el actual gobierno estatal no les ha hecho llegar, lo cual les impide comercializar sus productos.

Anunciaron que si para el próximo miércoles no han recibido respuesta satisfactoria derramarán 8 mil litros de leche en el mismo lugar, que todavía hoy debe seguir trapeando el personal de limpia, con eso de que la leche ensucia mucho. Hace costra.

En otro asunto, 100 kilómetros al este de Tuxtla Gutierrez, miles de familias tzotziles viven muy pobremente (lo que los discursos oficiales siempre llaman "miseria"). Desnutrición, enfermedades infecciosas, mortalidad materno-infantil, etc. En los Altos muchas tierras están cansadas. La familias que tienen terreno cosechan poco y sufren escasez de leña. La dieta consiste en maíz, frijol y algunas hierbas.

Tres o cuatro horas por carretera asfaltada separan San Andrés o Chenalhó de Cintalapa, la ciudad donde corrió y podría volver a correr la leche de los granjeros inconformes. Estos son los contrastes que atraviesan la historia moderna de Chiapas. Tierra rica y gente pobre se tituló hace una década un libro con el cual el investigador estadunidense Thomas Benjamin contaba la historia de un lugar donde hay miles de vacas cuya carne los indígenas jamás comerán, donde se genera electricidad para medio país y las comunidades ven pasar por encima de ellas los cables de alta tensión a la luz de una vela, donde se reprime y se pretende controlar las luchas sociales.

En los Altos viven, marginados entre los marginados, miles de indígenas sin tierras ni trabajo, víctimas de la violencia paramilitar. Con decir que, en el hipotético caso de que la leche que recaudaron el viernes las coladeras de Cintalapa hubiera llegado a Chenalhó, por ejemplo, de todas maneras muchas familias desplazadas no hubieran tenido tazas para beberla.

Los índices de nutrición y salud en Chalchihuitán (el municipio más marginado de los Altos), Chenalhó, Pantelhó o Cancuc están por debajo de la línea de flotación del hambre. Pero ésta no es noticia mas que de bulto en las estadísticas, y eso de vez en cuando. Como ahora que el gobierno federal proclama una millonaria "disminución de pobres". Concediendo el beneficio de la duda a las nuevas estimaciones pobregráficas, la presunta mejoría no es evidente todavía en las montañas de Chiapas.

Ciertamente los gobiernos de Zedillo y Fox han destinado grandes sumas de dinero para las tierras indígenas de Chiapas: infraestructura (el frenesí carretero no ha parado), programas sociales, proyectos productivos y otras mil Oportunidades. También se ha invertido en el establecimiento, expansión y mantenimiento de decenas de bases militares en las montañas y la selva. Estas circunstancias han generado una especie de economía paralela, por la que pasan la prestación de servicios a la tropa, el tráfico de madera, donde aún la hay, y los diversos negocios de caciques y líderes oficialistas de la región. Es el contexto de los programas para mitigar las cornadas del hambre.

Se ha denunciado que las inversiones, los créditos y beneficios tienen un efecto contrainsurgente, pues dividen las comunidades y representan, en tanto no se reconozcan los derechos indígenas y se negocie la paz, una forma de comprar lealtades.

Una agencia informativa de Tuxtla Gutiérrez divulgó hoy un boletín oficial donde se afirma que "el programa Oportunidades, a menos de dos semanas de las elecciones, logró sus metas, por lo cual anunció la culminación de sus programas en el estado, con el objetivo de evitar que los recursos para llevar apoyo a las personas más necesitadas se utilicen en campañas". A menos de dos semanas.