Militantes y seguidores tardaron más en arribar al lugar que en desalojarlo

Triunfalista cierre de campaña del PRD en un Zócalo a medio llenar

Desde temprano, las marchas de los diversos contingentes provocaron problemas de tránsito
López Obrador, quien no acudió, fue referente obligado Desacuerdo sobre cuántos asistieron

RAUL LLANOS Y GABRIELA ROMERO

Con un discurso totalmente triunfalista, no sólo para las elecciones del próximo domingo 6 de julio, sino para los comicios presidenciales de 2006, los candidatos perredistas a diputados locales y federales y a jefes delegacionales cerraron ayer campaña en un Zócalo a medio llenar.

Al alimón que las campanas de Catedral llamaban a misa de 12, Javier Hidalgo, vocero del PRD nacional y habilitado como maestro de ceremonias, dio inicio al acto, cuando todos los contingentes estaban ya concentrados en la plancha central, provenientes de diversos puntos de la ciudad.

Las cifras sobre los presentes eran contrastantes, ya que mientras el presidente del PRD-DF, Agustín Guerrero, aseguraba que eran 80 mil simpatizantes, los policías que vigilaban el acto calculaban "entre 50 mil y 60 mil", y la Secretaría de Seguridad Pública manejó como "cifra oficial" 12 mil personas. La cuestión es que estuvieron lejos de los llenos alcanzados en ese mismo lugar en 1997 y 2000.

Lo que sí llamó la atención de propios y extraños es que, como rara vez ocurre, los perredistas empezaron en punto de la hora convocada. Encabezados por su dirigente nacional, Rosario Robles, y los miembros de la dirigencia local, Javier Hidalgo comenzó a presentar a cada uno de los aspirantes a diputados y delegados.

Después tomó la palabra Agustín Guerrero, quien expresó que "los servidores públicos perredistas han hecho de la austeridad, de la honestidad y de su vocación de servicio la regla que guía su trabajo cotidiano". Agregó que la administración perredista en esta ciudad se distingue de aquellas emanadas de otros partidos "porque se tienen las manos limpias y las cuentas claras; porque se administran los recursos públicos con responsabilidad y transparencia".

Y aun cuando estuvo ausente el jefe de Gobierno (al igual que Cuauhtémoc Cárdenas), no pudo dejar de mencionarlo: "la congruencia, la ética y los recursos explican la confianza y el respaldo que la población brinda al gobierno perredista de Andrés Manuel López Obrador". Por eso, añadió Guerrero, es que el 6 de julio ganarán con amplitud, "porque a la par de nuestro buen gobierno tenemos autoridad moral y candidatos honestos, comprometidos con la igualdad, la democracia, la justicia, la libertad y la soberanía".

A pesar de que su discurso era de apenas cuatro páginas, Guerrero debió terminarlo antes, ante los chiflidos que paulatinamente se multiplicaban, así que luego de fustigar a la administración foxista y asegurar que "el PRI no tiene futuro ni regreso en el DF", cedió la palabra a Rosario Robles, quien trató infructuosamente de "prender" a los perredistas.

Contingentes perredistas

Desde las 10 de la mañana el Zócalo capitalino comenzó a teñirse de amarillo y negro. Conforme transcurrían las horas contingentes provenientes de diversas delegaciones entraban por 20 de Noviembre, Pino Suárez, Madero, 5 de Febrero y otras más, en una marcha que desde temprano generó muchos problemas de tráfico vehicular ante la falta de un operativo vial por parte de las autoridades.

A la par, grupos de perredistas montaban el estrado y una pantalla gigante, distribuían las máquinas de confeti, los inflables y los globos; también equipos de los candidatos a delegados y a diputados levantaron carpas en las cuales se entregaba propaganda de sus campañas. Incluso Armando Quintero, de Iztacalco, dispuso la colocación de un área donde se dieron talleres infantiles.

Hasta antes del mediodía siguieron entrando los contingentes, entre ellos el de Virginia Jaramillo, candidata a jefa delegacional en Cuauhtémoc, que fue no sólo el más grande, sino el que llevó dos tráileres en cuyas plataformas iban algunos luchadores, músicos y artistas poco conocidos.

De uno de los edificios pendía una manta con la propaganda de Laura Velázquez, aspirante a la jefatura delegacional de Azcapotzalco. También fueron estacionadas varias unidades sobre la plancha del Zócalo y sus alrededores, prácticamente tapizadas de propaganda perredista.

A esta fiesta no podían faltar los vendedores de todo: tacos de canasta, paletas, maquillaje consiglas del PRD y del sol azteca, camisetas, carteles, cidis, casetes, pañoletas, carteles, distintivos... y muchas cosas más.

Previo a los discursos, Javier Hidalgo llamó al estrado a los 16 candidatos a jefes delegacionales. Sólo 14 subieron. Alejandro Sánchez Camacho, candidato a Milpa Alta, llegó media hora después, al igual que Laura Velázquez, de Azcapotzalco. La única que estuvo presente en el Zócalo, pero que nunca se acercó al grupo ni subió al templete fue Ruth Zavaleta, aspirante a Venustiano Carranza. La justificación de Agustín Guerrero fue que había mucha gente y no pudo subir.

Y así, entre discursos, la lluvia de papeles amarillos y negros, el ondear de banderas y las apagadas porras y aplausos, concluyó el cierre de campañas de los aspirantes a diputados y delegados del PRD. Y más tardaron los perredistas en llenar el lugar -cerca de dos horas-, que en desocuparlo: 25 minutos.