México D.F. Lunes 30 de junio de 2003
México destina apenas 0.4% de su PIB
en investigación y desarrollo tecnológico
Sólo 30 empresas mexicanas invierten en nuevas
tecnologías, afirma Conacyt
Destaca relación directa entre la competitividad
de un país y lo que gasta en esta actividad
DAVID ZUÑIGA
De todas las empresas de México, solamente 30 invierten
en investigación para desarrollar técnicas y productos innovadores,
señala un estudio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt), el cual destaca que el país invierte apenas 0.4 por ciento
de su producto interno bruto (PIB) en investigación y desarrollo
tecnológico.
El documento señala que durante 40 años
México ha sido incapaz de elevar significativamente el ingreso de
sus habitantes, el cual se ha mantenido estancado por debajo de la línea
de 5 mil dólares. En el mismo lapso, Japón lo ha triplicado
de 15 mil a 45 mil dólares anuales por habitante.
Según el análisis, existe una relación
directa entre la competitividad de un país, su gasto en investigación
y desarrollo y el PIB per cápita. Estados Unidos, primer lugar en
competitividad, gasta 2.69 por ciento de su producto en innovación
y su ingreso per cápita en 2000 era de 36 mil dólares anuales.
Las
30 compañías mexicanas de clase mundial invierten más
de 2 por ciento de sus ventas totales en investigación y tecnología,
participan en el mercado internacional, cumplen al menos seis normas internacionales
de calidad y sus nuevos productos representan entre 20 y 30 por ciento
de sus ventas.
El estudio identifica un segundo grupo, formado por unas
300 compañías que viven del mercado nacional, cumplen entre
tres y cinco estándares internacionales de calidad, obtienen entre
10 y 20 por ciento de sus ventas por medio de productos nuevos y dedican
entre 1 y 2 por ciento de sus ventas a investigación.
Luego aparece un grupo formado por unas 3 mil empresas
de alcance regional. Cumplen sólo entre una y dos normas internacionales
de calidad; sus ventas de productos nuevos equivalen a menos de 10 por
ciento del total, utilizan tecnología de terceros e invierten menos
de 1 por ciento de sus ventas en investigación.
Al final de la escala hay unas 300 mil compañías
que están limitadas a mercados locales, no tienen calidad controlada,
no desarrollan productos propios y ni siquiera invierten en tecnología
y mucho menos en investigación.
El director general de la división tecnológica
de Grupo Hylsa, Raúl Quintero Flores, advierte que las empresas
que sólo compran tecnología podrán mantenerse en la
competencia, pero nunca alcanzarán una posición de liderazgo
mundial, y las que no renuevan equipo están condenadas a la extinción.
De acuerdo con el Conacyt, la baja inversión en
tecnología explica en buena medida los bajos salarios y la pobreza
en México. Según sus cálculos, 40 por ciento del PIB
manufacturero de México depende de actividades de poca tecnología,
bajo valor agregado y escasa productividad, en las que México es
cada vez menos competitivo, como productos agropecuarios, textiles, productos
de madera y papel. Otro 30 por ciento está formado por las industrias
del carbón y el plástico, productos de metal y maquinaria;
30 por ciento corresponde a productos químicos, maquinaria eléctrica,
industria automotriz y producción de máquinas y herramientas.
En tanto, sólo 10 por ciento del PIB manufacturero
corresponde a actividades de alto valor agregado, como software avanzado,
farmacéutica, nutrición avanzada, electrónica, instrumentos,
telecomunicaciones, aeronáutica, especialidades químicas,
biotecnología y nuevos materiales.
El salario promedio en las ramas de mayor contenido tecnológico
es de 24 dólares por hora, ocho veces más que en la industria
textil.
Asimismo, el estudio advierte que México tiene
que hacer grandes inversiones en educación y capacitación
para sacar provecho del llamado bono demográfico (un aumento de
la población económicamente activa). En 2000 había
46 millones 890 mil mexicanos de 20 a 60 años; para 2020 aumentarán
a 66 millones 930 mil.
Sin embargo, el país sólo tendrá
entre 10 y 15 años para capacitar a esta abundante mano de obra
en nuevas tecnologías e incorporarla a la economía basada
en el conocimiento; de lo contrario, crecerán el desempleo y la
economía informal.
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