RUMBO AL 6 DE JULIO

Es la delegación con menos servicios públicos y mayor tasa de analfabetismo

Milpa Alta, último lugar en la escala del INEGI en desarrollo y bienestar

Insuficiente, el transporte colectivo Carece de escuelas de bachillerato y profesional

SUSANA GONZALEZ G.

Milpa Alta, una de las delegaciones rurales del Distrito Federal, ocupa los primeros lugares en varios rubros: es la primera productora de nopal a escala nacional; es la demarcación menos poblada y la de menor índice delictivo de la capital, así como la de mayor superficie, después de Tlalpan.

Pero también rompe récord por su número de habitantes en condiciones de marginación, respecto a su población total. Se encuentra en el último lugar en la dotación de servicios, y su índice de analfabetismo es superior a la media.

Aún más: es la delegación con el nivel más bajo de desarrollo y bienestar, de acuerdo con la clasificación del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

En Milpa Alta todavía se vive rodeado de la tranquilidad y el frescor del campo, pero menos de 15 por ciento de la población se dedica a la agricultura. Todos los días, al amanecer, decenas de estudiantes, profesionistas, trabajadores y campesinos se ven obligados a trasladarse a otras delegaciones de la ciudad.

La odisea diaria

El movimiento de camiones, microbuses, taxis y vehículos particulares comienza a las tres de la madrugada en los 12 pueblos. "Hay camionetas que van de pueblo en pueblo recogiendo a los campesinos que venden nopal en mercados como el de Jamaica; también a los que venden mole o barbacoa. No quisiéramos salir, pero así hemos crecido y en cualquier mercado siempre encontrará a alguien de Milpa Alta", dice Dolores Laguna, vecina de Villa Milpa Alta, la cabecera delegacional.

Los milpaltenses pagan más en transporte público que cualquier otro capitalino. La máxima tarifa diurna de la mayoría de las rutas del transporte concesionado del DF es de 3.50 pesos, pero ellos pagan cinco pesos para llegar a Tasqueña, la estación del Metro más cercana.

"Eso si eres de Villa Milpa Alta, donde está la base, porque los que somos de otros pueblos tomamos otro pesero para llegar ahí", dice Miriam Flores, de 22 años, de Santa Ana Tlacotenco.

El trayecto dura más de una hora si se atraviesan Caltongo y San Gregorio, en Xochimilco, y la glorieta de Vaqueritos y luego avenida Miramontes; pero si la ruta es por avenida Tláhuac, el tiempo se duplica. Fuera de esas dos vías, no hay más opciones.

También de madrugada, oleadas de obreros y empleados salen de la delegación. "Los de Xochimilco y Tláhuac nos hacen burla: 'šAhí viene el camión de los dormilones!', dicen, porque tratamos de reponer las horas de sueño perdidas por salir muy temprano y regresar tarde a la casa", platica doña Dolores, afanadora de una escuela de Coyoacán.

Dormitan. De ida o regreso dormitan los milpaltenses, sin importar los tumbos, frenones y claxonazos de los camiones y micros. El tráfico hace más largo el recorrido. "Parece mentira, pero antes, cuando iba a la Normal, tardaba hora y media. Ahora ese tiempo se hace sólo a Tasqueña, por los nudos viales en Xochimilco. De nada sirven más camiones y peseras, si todos se atoran", se queja Rosa Meza, maestra jubilada que viaja al centro de la ciudad por mercancía para su papelería.

El cansancio parece mayor en el retorno. Basta con ver, por la tarde, las largas filas en el andén M del paradero sur del Metro Tasqueña, donde salen los autobuses para Villa Milpa Alta. Adultos con bultos y jóvenes con mochilas suben sólo si hay asiento. Mientras esperan su turno, se aprestan para el largo viaje: en los puestos de dulces y refrescos compran algo para comer en el trayecto.

La página electrónica del gobierno delegacional reza: "Milpa Alta, entre los primeros lugares en infraestructura educativa básica en el DF", en referencia a las 34 primarias y las 14 secundarias existentes. Aun así, Milpa Alta ocupa el último lugar en alfabetismo en el DF -5.6 por ciento de la población mayor de 15 años carece de instrucción-, y los egresados de secundaria sólo tienen como opción siete planteles de bachillerato (la Vocacional 15 del IPN y un Conalep, entre otros, y se construye una preparatoria del gobierno capitalino en Santa Ana).

A nivel profesional, la oferta educativa es inexistente. Por eso, cuando el sol aún no asoma, jóvenes de entre 18 y 25 años hacen fila al lado del mercado y del museo de Villa Milpa Alta. Son estudiantes de la UNAM que esperan -a las 5:35 horas- la salida del primer Puma, uno de los cuatro autobuses que los llevan a Ciudad Universitaria, pero todos "van atascados".

Para entretenerse, los jóvenes, mayoría poblacional en la delegación, cuentan con 13 deportivos e igual número de bibliotecas, además del campo abierto para jugar o pasear; además, las fiestas del pueblo o las particulares, así como cinco casas de cultura, una sala de conciertos y tres teatros. Pero si desean ir al cine, a un bar, restaurante o discoteca, van hasta las plazas comerciales de Villa Coapa.

Es la delegación con menor índice delictivo

Milpa Alta, con casi cien mil habitantes -1.12 por ciento de la población capitalina, aunque tres veces más que en 1970-, es la delegación con el índice delictivo más bajo, según la Procuraduría General de Justicia del DF.

De enero a mayo de este año hubo 365 delitos -un promedio diario de 2.42 por ciento-, lo que equivale a menos de la mitad de los 807 cometidos en Cuajimalpa (la segunda delegación con menor incidencia delictiva) y apenas 3 por ciento de los registrados en la Cuauhtémoc o en Iztapalapa.

Esto poco consuela a los milpaltenses, ante la creciente violencia y la indolencia de la que acusan a las autoridades. "En Santa Ana mataron este mes a tres mujeres, a una de ellas embarazada de seis meses. Hay muchos asaltos a casas y negocios, pero la gente ya ni baja a denunciarlos, porque no hay respuesta de las autoridades", refiere Miriam
Flores.

Para los 12 pueblos, sólo hay dos coordinaciones de Seguridad Pública y Procuración de Justicia: en Villa Milpa Alta y San Antonio Tecómitl, pero la inseguridad se vive "en todos los poblados. Los jóvenes ya no son libres de salir y hasta en el mercado hay robos", señala Juana Aguilar, madre soltera.

La rabia acumulada por los delitos que quedan impunes ha estallado en varios intentos de linchamiento contra "gente de fuera que viene a robar", aunque el único caso consumado ocurrió en diciembre pasado, en San Pablo Oztotepec, cuando dos asaltantes fueron muertos a golpes por atacar a un taxista de la zona.

Las autoridades se comprometieron entonces a reforzar la seguridad, pero los patrullajes "duraron unos meses" y el 24 de junio, taxistas y vecinos de San Juan Tepenáhuac estuvieron a punto de repetir la misma historia: querían ejecutar a tres adolescentes que asaltaron a un chofer.

De las 28 mil 375 hectáreas que tiene Milpa Alta -la quinta parte del territorio capitalino-, sólo mil 445 son de suelo urbano y, a diferencia de otras delegaciones rurales, los pueblos milpaltenses no han sido absorbidos por la mancha urbana.

Casi 95 por ciento de Milpa Alta es área de reserva ecológica. La sureña reserva de Chichinautzin y las tierras ejidales aledañas a los pueblos, son un jugoso atractivo para los invasores.

"Las lotificaciones ilegales de tierras agrícolas han crecido mucho en San Antonio Tecómitl, San Pablo Oztotopec y San Bartolomé Xicomulco. Líderes partidistas y populares engañan a mucha gente y la traen a invadir, con la promesa de que les darán vivienda", señala Lourdes Guzmán, vecina de Villa Milpa Alta.