México D.F. Domingo 29 de junio de 2003
Ernesto Díaz Couder señala que en el organismo tiene que primar el carácter técnico
Debe evitarse que el instituto de lenguas indígenas sea apetecible para políticos
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Para que el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) -en proceso de creación- no sea un organismo burocrático, el gobierno debe evitar que sea "apetecible" para los políticos o un espacio para fomentar "clientelismos", afirma el lingüista Ernesto Díaz Couder.
Coordinador del equipo que diseñó el proyecto del Inali, explica que la gran tarea del instituto es "prestigiar las lenguas" indígenas, salvar a las que están en riesgo de desaparecer y apoyar la educación bilingüe que, dice, está marginada en México.
"El Inali tendrá una tarea enorme, si se considera que la sociedad mexicana todavía es muy jerárquica y racista contra lo indígena", advierte en entrevista el investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
El instituto es producto de la Ley General de Derechos Linguísticos de los Pueblos Indígenas, que entró en vigor en marzo pasado. Aún no hay fecha para que inicie sus operaciones ni se ha nombrado a su director.
Díaz Couder, quien ha impulsado este proyecto desde hace más de una década, cuando diseñó el primer plan para crear un centro de lenguas indígenas, considera que el instituto puede representar un gran avance si se mantiene con un perfil más técnico que político.
Señala que el éxito de este organismo depende, en primera instancia, de quien sea su director, el cual será nombrado por el Presidente de la República. Lo adecuado, afirma, es que llegue alguien que maneje el tema, conozca la realidad de los grupos étnicos y esté vinculado con las organizaciones indígenas.
"Por eso propusimos un instituto que no tenga demasiado dinero (se estima que contará con un presupuesto inicial de 30 millones de pesos), para evitar que sea apetecible para los políticos", añade.
En opinión del lingüista es "una pena" que se haya aprobado la creación del instituto sin un presupuesto definido, pero considera que es comprensible, porque en ese momento el Congreso de la Unión no podía asignar recursos extraordinarios.
Lo importante, subraya, es que esta ley se aprobó y que existe la obligación de crear el instituto, porque significa una oportunidad de comenzar a cambiar las políticas dirigidas a más de 10 millones de indígenas que hay en México.
La población indígena, señala, siempre ha sido bandera de la identidad y del nacionalismo, pero en los hechos no tiene el lugar que ese discurso le da. "Lo que se ha hecho hasta ahora no va en favor de las lenguas indígenas, sólo se ha tratado de compensar a los que no hablan español", afirma.
Frente a esta visión, dice que el instituto tiene el objetivo de crear las condiciones para que el uso de las lenguas indígenas sea un derecho efectivo. Es importante actuar pronto, enfatiza, porque hay aproximadamente 19 lenguas que están en riesgo de desaparecer. Señala el caso del ixcateco, en Oaxaca, cuyos únicos hablantes son ancianos.
Díaz Couder refiere que esto se puede hacer fomentando el uso de las lenguas en los medios de comunicación, enseñando una forma correcta de hablar y de escribir las lenguas nativas, y promoviendo, por ejemplo, que en las localidades haya señalizaciones en el idioma local y que la gente pueda ser atendida en cualquier lugar en su lengua.
"Las lenguas indígenas están desprestigiadas porque han sido excluidas de su uso público. Por eso la propuesta es recuperar ese uso y darles dignidad y utilidad para que sean valoradas", afirma.
Para el especialista, este proceso se va a llevar más de una década, pero en México no se va a partir de cero, porque aquí hay experiencias previas. En otros países donde se han aplicado programas de recuperación de lenguas, por ejemplo, en Estados Unidos, se enseña la lengua a algún joven, para mantener un hablante vivo.
Menciona que el instituto también puede complementar el trabajo de la Secretaría de Educación Pública, porque hasta ahora las lenguas indígenas no tienen utilidad en la escuela, "en el mejor de los casos son un recurso pedagógico".
Aunque existen muchos textos en lenguas indígenas, refiere que éstos se usan poco porque hay diferencias entre la versión hablada y la escrita, y porque hay una especie de rechazo de los maestros. Además de ayudar a salvar las lenguas en peligro de extinción, considera que se deben promover las que tienen muchos hablantes, como el el caso del náhuatl, el maya, el zapoteco, el mixteco y el mazahua.
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