Se dio a conocer diagnóstico sobre la ciencia en México

Más alto el costo de la ignorancia que el de la educación: expertos

JOSE GALAN

La sociedad, los legisladores y los burócratas deben tener claro que es más alto el costo de la ignorancia que el costo de la educación; que la ciencia contribuye a mejorar la calidad de vida, y que el Estado debe aumentar de manera creciente y paulatina los presupuestos para la ciencia y la tecnología, sostuvieron ayer los titulares de centros de investigación del país en la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Luego de la presentación del libro Estado actual y prospectiva de la ciencia en México, realizada en la llamada Casa Tlalpan, sede de la AMC, Rosalinda Contreras Teurel, directora del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), sostuvo que el costo de la ignorancia se traduce en mano de obra barata, importación de tecnología y bienes de consumo "a cambio de nuestros recursos naturales".

Y René Drucker coincidió, en el foro llamado Retos y Prospectiva de la Ciencia, moderado por José Antonio de la Peña, presidente de la AMC, en que convencer a los políticos, los burócratas y a la sociedad sobre los beneficios y atractivos de la ciencia es "una tarea pendiente", y ejerció la autocrítica al afirmar que si bien México cuenta con un buen sistema científico, "tenemos una filosofía de la ciencia centrada en pequeños esfuerzos individuales, que no sirven para enfrentarnos al mundo moderno".

Por ello, sopesó la necesidad de construir redes de investigadores destinadas al desarrollo multidisciplinario de proyectos, ya que "si no hacemos eso, nos vamos a rezagar aún más respecto de otros países". Y agregó que un científico solo en su laboratorio, acompañado por dos o tres estudiantes, ya no podrá competir por espacios en publicaciones y, sobre todo, "no podrá formar nuevos doctores (en ciencias)".

Para Luis Mier y Terán, rector de la Universidad Autónoma Metropolitana, los científicos en el país se enfrentan a un sistema de evaluación "raquítico y disperso", que contempla un sistema de estímulos que provoca "distorsiones serias en el trabajo de investigación y su calidad" al impedir el trabajo colectivo.

Advirtió también que se mantiene el problema del financiamiento para las instituciones públicas de educación superior que cada año aparentemente son mayores pero siempre insuficientes para hacer ciencia, "y debemos recurrir a proyectos financiados por agencias externas tipo Conacyt: a este paso vamos a acabar prestando sólo servicios a los científicos como agua, luz y un techo".

Contreras Teurel llamó a los científicos a enfrentar, como comunidad, el reto de llevar la ciencia a la educación empezando desde jardín de niños y de esta forma enseñar a la sociedad la conveniencia y las bondades del desarrollo científico. "Debemos trabajar más fuerte para que el ciudadano común le tenga aprecio a nuestro quehacer", y también concientizar a los empresarios sobre el impacto de la ciencia en la industria, porque "una industria sin ciencia y tecnología nunca será competitiva", dijo.

En cuanto al aprovechamiento de los enormes recursos naturales de nuestro país, en tanto la ciencia no tenga un mejor aprovechamiento de esos recursos, "que se venden al extranjero crudos y baratos como el petróleo", y no se les otorgue valor agregado para su comercio internacional, "serán malbaratados y agotados en poco tiempo".