México D.F. Lunes 23 de junio de 2003
BALANCE DE LA JORNADA
Marlene Santos A. y Carlos Hernandez
La afición de Irapuato lo impulsó a primera
LA AFICION DE Irapuato hizo todo lo que tuvo a
su alcance para impedir otro despojo. No permitió que se repitiera
la historia de hace un año, cuando Grupo Pegaso trasladó
la franquicia a Veracruz. Ahora percibió con antelación el
ascenso y se puso en alerta ante las triquiñuelas del equipo
León...
LOS IRAPUATENSES, COMANDADOS por su porra Hijos
de la mermelada, impulsaron con su entusiasmo el ascenso de los Freseros,
frustraron la subrepticia venta para desazón del dueño y
del comprador, y pusieron en evidencia a la Federación Mexicana
de Futbol, en su papel de mero elemento decorativo, incapaz de actuar con
presteza en un conflicto que le competía directamente a la hora
álgida de los enfrentamientos.
ES
DECIR, PELEO contra un monstruo sin rostro, porque a pesar de las aclaraciones
que no cesan, la gente de la calle -boleros y taxistas- admite que el equipo
fresero tiene "como 10 directivos", y mientras unos identifican como dueño
al joyero Kléber Meyer, otros mencionan a "un gallero, un apostador
de nombre José Martínez".
Y AUNQUE SE miran como enemigos acérrimos,
los aficionados leoneses han sufrido situaciones parecidas a sus vecinos.
Unión de Curtidores, que en 1999 ganó el ascenso, era el
equipo consentido de la ciudad cuerera, pero Valente Aguirre vendió
la franquicia a los Bernat de Puebla. Y en el torneo 2001-2002 vieron descender
al León a la primera A. De pronto, en un par de años se quedaron
sin futbol de primera división.
AHORA TUVIERON UNA gran oportunidad, que el plantel
comandado por Carlos Reinoso no supo aprovechar. León, campeón
de Verano 2003, resultó una fiera domada por el propio Tapatío
que no supo liquidarlo. A los Panzas Verdes les faltó categoría
y astucia fuera de la cancha; dentro, inteligencia, pero sobre todo habilidad,
pues su juego dejó mucho que desear. No era de primera a pesar de
su gran inversión.
PERO LA CODICIADA primera división no es
el paraíso terrenal, sino un mero espejismo. Para demostrarlo basta
un ejemplo: el torneo Clausura 2003, como se temía, resultó
cachirul por los diversos jugadores que alinearon como mexicanos
sin serlo. Necaxa no debió utilizar a Miguel Larrosa, ni Puebla
a Sergio Vázquez y Pablo Caballero, tampoco Colibríes a Joao
Batista.
ESE FUE OTRO aspecto donde resultaron exhibidos
la federación y sus directivos, aunque éstos siempre encuentran
excusas para deslindarse en maniobras caricaturescas, pues el propio
Víctor Garcés reconoció que las diferencias en los
documentos apócrifos presentados por los jugadores involucrados
eran burdas y varios detalles saltaban a la vista, ¡vaya! detectables
en una revisión a conciencia.
OTRO DEPLORABLE ASPECTO y de sumo interés
para los jugadores es que los salarios en el máximo circuito van
en picada, sobre todo entre los nacionales, con sus evidentes excepciones.
Tras negociar sin éxito con Necaxa, el argentino Sergio Ratón
Zárate calificó las ofertas salariales "de tercera", de risa
o burla.
LOS DIRECTIVOS ESTAN en plan intratable y Pachuca
de plano puso transferible a toda su plantilla; inclusive, el presidente
del Veracruz, Rafael Herrerías, reveló que varios clubes
se han puesto de acuerdo para imponer una especie de topes salariales.
Eso sí, si el jugador quiere cambiar de aires tasan su carta en
cifras inalcanzables para acorralarlo.
EL DENIGRANTE TIANGUIS de
piernas, exclusivo del futbol mexicano, tendrá una edición
más este martes y miércoles en Acapulco, donde la Comisión
del Jugador será testigo mudo de los tejemanejes entre directivos,
quienes presumen que no será el último draft, a pesar
de que en marzo próximo entra en vigor la nueva ley de transferencias
que predomina en el resto del mundo.
TAMBIEN ESTARA AHI la selección de Ricardo
La Volpe, técnico que durante la semana tuvo el desatino de indicar
que 70 por ciento de la prensa es corrupta, aseveración difícil
de comprobar. En cambio, para él se aproxima la hora de la verdad,
su primera prueba de fuego será la Copa de Oro 2003, donde México
como local deberá por lo menos intentar emular la hazaña
de Manuel Lapuente cuando ganó la Copa Confederaciones 1999.
LO HARA SIN el polémico Cuauhtémoc
Blanco y con nueve elementos de extracción atlista, que son manejables,
pero que parecen eternas promesas de buen futbol.
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