Iván Restrepo

Destrucción de especies en Cancún y Durango

Dieter Roesler, gerente del Sheraton de Cancún, cadena internacional de cinco estrellas, ordenó a sus empleados exterminar el pasado 5 de junio cerca de 500 iguanas porque habían invadido los terrenos del hotel y molestaban a los huéspedes. Según datos aportados por grupos defensores de los animales y el ambiente, se utilizó veneno para acabar con la "plaga" de iguanas, que ante la destrucción del medio donde han vivido durante siglos se ven obligadas a emigrar. Las autoridades locales prometieron investigar y sancionar al responsable de la matanza.

Las iguanas no atacan al hombre y cumplen una importante tarea en la cadena de la vida. Entre otras cosas, se alimentan de otras especies (alacranes, cucarachas, mosquitos), ayudando al equilibrio biológico, y dispersan semillas que luego se convierten en árboles que dan sombra, producen oxígeno y protegen la franja costera de los efectos de huracanes y ciclones, así como de la erosión del mar.

Y mientras el gerente del Sheraton de Cancún mata iguanas, en Durango las autoridades destruyen la masa boscosa del parque Guadiana, pulmón verde de la población. El pretexto: efectuar una reforestación integral... tumbando árboles en buen estado mientras construyen corredores comerciales, juegos y un vivero para el cual se talaron cientos de eucaliptos, lo que también afecta a la fauna que allí vive: aves, insectos y pequeños mamíferos.

Quizá los funcionarios de la capital de Durango desconozcan que la pérdida de áreas forestales trae consigo muchos problemas para la vida en el planeta: en las ciudades ocasiona mayor contaminación por humos del transporte privado y público, veranos muy calurosos y largos, falta de humedad, poca lluvia y el rompimiento del ciclo del agua (evaporación, formación de nubes, lluvia, llenado de mantos freáticos, etcétera).

En Durango la han emprendido especialmente contra los eucaliptos porque, alega la burocracia, consumen mucha agua y acabaron con la de un lago. Pero especialistas y agrupaciones como la que anima la editora Adriana Salas señalan que el lago se secó porque se extrajo más agua de la debida alrededor del parque para abastecer de líquido a la ciudad. Así, disminuye un elemento vital para el crecimiento y buen estado de los árboles.

Y en defensa del eucalipto señalan que una hectárea ocupada con esta especie proporciona al día oxígeno suficiente para 52 personas, y una extensión de 2 mil 500 metros cuadrados es un poderoso catalizador de bióxido de carbono, convirtiéndolo en oxígeno. Además absorbe el bióxido que produce un vehículo al recorrer 18 mil kilómetros, el cual causa daños a la salud. No sobra señalar los numerosos medicamentos derivados de dicho árbol.

También en Durango las autoridades la emprendieron contra las auras y los zopilotes, especies seriamente amenazadas o extintas en algunas zonas de América del Norte, que actualmente habitan el Guadiana. El argumento: son nocivas para el entorno, cuando en realidad son necesarias para un ambiente limpio: al alimentarse de carroña cumplen una tarea que ni la más diligente oficina pública podría efectuar con tanta eficiencia. Los zopilotes devoran los animales muertos en el campo y en las áreas baldías de las ciudades. Eliminan así los malos olores y los focos de infección que son los cuerpos descompuestos. A cambio de su labor sanitaria esas aves solamente piden que las dejen vivir tranquilas.

Para ahuyentarlas del Guadiana, colocan en la noche enormes reflectores de luz debajo de los árboles donde pernoctan (no faltó el burócrata que en el pasado propuso envenenarlas). Lo último y más novedoso que se les ocurrió a las autoridades es hacer mucho ruido, golpeando un enorme tambo debajo de donde habitan zopilotes y auras, a fin de obligarlas a "cambiar de lugar" porque "ensucian" con sus detritus. Pero con ello perjudican también a las más de 70 especies de aves que habitan el parque, algunas casi extintas o muy raras en la zona, que muy probablemente estén empollando, criando o aprendiendo a volar. Algunas tienen al Guadiana como hogar desde hace siglos, muchísimo antes de que aparecieran los genios "modernizadores" del pulmón verde de Durango.

Como se observa, son malos tiempos para la conservación de especies animales y vegetales. Aunque en el discurso los funcionarios aseguren lo contrario.