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México D.F. Viernes 20 de junio de 2003

RUMBO AL 6 DE JULIO

Nada más prestas, y adiós... de nada sirven las promesas, señala

Las campañas, como cuando se ronda a una mujer, dice Pompeyo el huesero

Todos los candidatos buscan hueso, se lo comen solitos y ni una probadita para nosotros

LAURA GOMEZ FLORES

Pompeyo, el de Benito Juárez, desprecia la política. Despojado de la intención de buscar a alguien "para alcanzar un hueso" -porque "aquí tengo muchos"-, define a los políticos en campaña como cuando un hombre le hace la ronda a una mujer: "nada más presta, y adiós... de nada sirven las promesas".

Figura simbólica de la delegación Benito Juárez por los trabajos de curahuesos que ofrece en el Parque de los Venados, asegura que "nadie se casa con la gente", pues, en todo caso, los candidatos de todos los partidos "buscan su hueso, se lo comen solitos y ni una probadita para nosotros".

En la esquina de Doctor Vértiz y Municipio Libre, enfundado en una bata blanca y con una vieja gorra, asegura haber visto pasar por ahí a candidatos de todos los "calibres". Recuerda a Martí Batres, a José Espina y a Cuauhtémoc Cárdenas, para quienes no tiene mayores comentarios; así como a Andrés Manuel López Obrador, al cual dirige algunos elogios por el apoyo a las personas de la tercera edad, aunque sus compañeros de partido "nada más lo usan".

Se ostenta con dos nombres: Pompeyo Torres Bautista, como fue bautizado en la Iglesia católica; y José Jesús Pompeyo, que se le asignó en el mundo del Espíritu Santo, en el cual se ha consagrado para convertirse en "el doctor de los huesos".

Tiene dos espacios para realizar curaciones, ya sea menores o mayores. El primero consta de cuatro sillas plegables, una sombrilla y retazos de plástico; mientras que el segundo es una camioneta van, que utiliza para tratamientos más complicados.

De las siete de la mañana a las seis de la tarde hace curaciones de torceduras y dolores de huesos en dedos, manos, brazos, espalda, tobillos, rodillas, cintura, columna y hasta malestares en los ovarios, con el apoyo del "don divino", para el cual se hace acompañar de bálsamo, cartones para hacer férulas, vendas, alcohol bendito, loción siete machos, "prisionero" para apretar los huesos, "una tuerca de las coyunturas" y sándalo, en sesiones de 12 a 45 minutos que, de acuerdo con el mal de cada paciente, cobra entre 30 y 100 pesos, aunque a veces son gratuitas.

Presume que su fama ha traspasado fronteras, que a esa esquina del Parque de los Venados ha llegado gente de Estados Unidos lastimada de la cintura o de los ovarios, "que allá no los pudieron arreglar y aquí si les hacemos el trabajo, y bien", pero todo ello ha provocado que aparezcan muchos charlatanes, "pero no son curanderos, son mañosos".

Con 73 años a cuestas, recuerda que en 1951, cuando llegó a la delegación, había puros sembradíos alrededor y algunos llanos de basura, pero ahora hay muchos edificios, comercios, gente, carros y no hay respeto, pues la gente se olvidó de portarse bien. "Antes era mejor, vivíamos en la pureza, pero ésta se acabó y ahora estamos pudriéndonos", se lamenta.

El huesero asegura tener la sabiduría de saber trabajar y buscar con eso salir adelante, pero estalla en contra de la delincuencia que existe en la delegación, pues "no se vale que le quiten a la gente lo que tanto trabajo le costó ganarse", por lo que se pronuncia, por ejemplo, en favor de la pena de muerte, pero insiste en que los candidatos "no escuchan muchas de nuestras propuestas".

Renuente a admitir algún avance en materia de seguridad, considera que los programas en este rubro, como el de la Policía Federal Preventiva y los de Fuerza de Tarea, son de papel y no hacen nada, aunque estén en grupos, porque están "conchabados".

Con nostalgia, no se cansa de decir que "todos los políticos son iguales: nos abrazan, nos apapachan y se toman la foto cuando están en campaña, pero cuando ganan nos desconocen.

"A mí me daría mucho gusto que cumplieran su palabra, que me hicieran mi changarrito", y a la vez que atendieran problemas como el de la inseguridad, la prostitución y el uso del suelo que, desde su punto de vista, cada día van en aumento.

Así, desde la esquina de Doctor Vértiz y Municipio Libre, en un descanso a la espera de un paciente que encomiende su cura al "don divino", Pompeyo Torres Bautista ve pasar campañas "de papel", como la que culminará el próximo 6 de julio, y no deja de definir a los candidatos de todos los partidos políticos, como dice parte de la letra de una de las canciones de Daniela Romo: "prometen y prometen y nada..."

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