México D.F. Martes 17 de junio de 2003
Presentará en el Salón México
su novela galardonada con el Premio Alfaguara
La ficción de democracia agobia al país,
quizá por eso se lee poco: Xavier Velasco
Los narradores de América Latina ''debemos ir
a España a venderles cuentas de vidrio''
Ahuyentar a lectores, logro en nombre del patriotismo,
ironiza el autor de Diablo guardián
CESAR GÜEMES
Viene de acompañar la salida de Diablo guardián,
novela con la que obtuvo el reciente Premio Internacional Alfaguara, en
España, Ecuador, Colombia y Bolivia. Está a punto de partir
para hacer otro tanto en el resto de Latinoamérica y dos ciudades
de Estados Unidos. Antes, Xavier Velasco hace un alto en el camino para
presentarla este jueves a las 19:30 horas, en el Salón México
al lado de la actriz Ana Colchero.
Las
inquietudes del prosista, autor del libro de crónicas Luna llena
en las rocas y la novela Cecilia, se relacionan no sólo
con la escritura sino con los lectores, que en México resultan siempre
escasos. Al respecto es muy claro: ''Vivimos en un país que ha soportado
demasiada ficción y quizá por eso se lee tan poco".
La osadía, explica, es una de las características
que deben buscar los escritores latinoamericanos: ''Tenemos un muro frente
a nosotros que coincide con las fronteras del país. Es muy difícil
publicar fuera. Si uno pretende que un libro llegue a Guatemala, ha de
pasar por España. Lo que debemos hacer, entonces, es ir a España
a venderles cuentas de vidrio por oro. Claro, las cuentas han de parecer
joyas o serlo para que las compren allá. Eso requiere osadía,
porque la noción del escritor como becario del Estado ha demostrado
ser uno de los lastres que más le han afectado a la literatura nacional.
No hay más camino que ser osado y pícaro, si es preciso".
La perspectiva de la picaresca
-¿Cuándo se convirtió en pícaro?
-He tratado de serlo siempre. Desde que se invita al lector
a entrar en un laberinto de mentiras ya se es un pícaro, porque
lo lleva a un lugar que no conoce. Muchas veces el escritor es un salvavidas
que no sabe nadar, y eso lo consigue sólo con la perspectiva de
la picaresca.
-Ahora Diablo guardián está en prácticamente
cualquier país de habla castellana. Sin embargo, es real que la
lectura en México es uno de los rubros más deprimidos de
la cultura.
-Vivimos en un país que ha soportado demasiada
ficción y quizá por eso se lee tan poco: la ciudadanía
se ha encontrado con la vida convertida en ficción a lo largo de
muchas décadas. En México se habla de democracia y no la
tuvimos ni en el siglo XIX ni en el XX. Habitamos una nación en
la que, si por becas y premios fuera, podríamos decir que está
llena de escritores, pero la realidad es que la producción está
muy por debajo de lo que la pompa oficial nos dijo en 70 años de
priísmo. Hay muy pocos lectores, pero también hay muy pocas
obras buscando a esos lectores. No creo en la literatura que va dirigida
a la crítica, que pone un muro entre lo que cuenta y su destinatario
principal. En nombre de la democracia, del patriotismo, de la literatura
nacional y de otras palabras que pueden escribirse con mayúsculas,
lo único que se ha logrado es ahuyentar a los lectores.
''En México uno de los problemas es que el escritor
no se ve sólo como escritor, sino como algo más, como una
persona fuera de serie, y así no es posible conectar con el lector.
Aquí hemos endiosado a los escritores, sin leerlos. Eso es terrible.
En nuestro país todo mundo cita a Rulfo, pero pocos lo han leído,
ya no digamos a Octavio Paz. Vivimos en una ficción en cuanto a
literatura. Es preciso que despertemos."
-¿Diablo guardián será, en
este sentido, una especie de despertador?
-Me funcionó así. Asumo una vieja máxima:
el escritor que no se desvela escribiendo termina por dormir a sus lectores.
Creo en el desvelo, en dejar las vísceras en lo que uno escribe,
torturarse y disfrutar con las páginas porque la literatura es así
de vital. Soy lector ávido, pero muy perezoso. Cuando una historia
no me convence, la boto sin remordimientos, y todo lector tiene el derecho
de hacer lo mismo.
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