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México D.F. Martes 17 de junio de 2003
El Egipto americano, de Jesse Lerner,
se presenta en el Centro de la Imagen
Aborda realizador estadunidense episodios históricos
de Yucatán
Una de sus líneas narrativas es La voz de
su raza, primer largometraje mudo nacional rodado en Mérida,
en 1915, y ahora reconstruido Prepara trabajo sobre el estridentismo
en Jalapa
MERRY MAC MASTERS
El interés del documentalista y videoasta estadunidense
Jesse Lerner por México surgió en 1991 al filmar el cortometraje
Nativos con grupos antinmigrantes de San Diego que iban a la frontera
a protestar por la emigración mexicana.
Hecho
en Estados Unidos, lo curioso es que los personajes de Nativos ''hablan
de México o lo que pensaban era México. Dicen cosas muy racistas,
xenofóbicas, y, claro, advertí que la frontera no es así,
sino que tiene que ver con dos culturas, dos idiomas, y las mezclas que
salen de eso", señala.
Después de Nativos, realizó Frontierland/Fronterilandia
(1995), con el fotógrafo, videoasta y pintor chilango Rubén
Ortiz-Torres; y más que recurrir a la ''línea internacional",
se lanzaron a la búsqueda de la cultura ''híbrida", en Santa
Bárbara, California o la ciudad de México, donde, sostiene,
''hay una versión gringa de lo que es la cultura mexicana
o la versión mexicana de lo que es la cultura gringa, o al
final la versión mexicana de la versión gringa de
la cultura mexicana".
¿Revolución tardía?
Siguió Ruinas (1999), historia de las colecciones
y exhibiciones de objetos precolombinos. Para su realización, Lerner
recorrió Quintana Roo, Yucatán y Campeche y advirtió
que ''la historia local es muy diferente a la de México", opina.
De esas reflexiones salió El Egipto americano (2001), premiado
en la quinta Jornada de Cortometraje Mexicano, en la Cineteca Nacional,
que se presenta hoy a las 19:30 horas, en el Centro de la Imagen en Plaza
de la Ciudadela 2, Centro, para su proyección continua hasta el
17 de agosto.
Lerner expresa que El Egipto americano, cuyo título
viene de un libro escrito por los viajeros ingleses Frost y Channing llegados
a Mérida en 1909, no es un documental ''tradicional", sino que está
en la frontera con el cine experimental: ''Muchas veces el cine documental
tradicional adopta una forma ya establecida y aporta el contenido. Quiero
emprender una búsqueda formal al igual que con el contenido de la
película".
En su filme, Lerner busca nexos entre tres líneas
narrativas. Para la primera, en torno de la revolución social yucateca,
y para insertarla en un contexto más grande: ''hablo de la industria
del henequén a finales del siglo XIX y principios del XX". La segunda
línea tiene que ver con el cine mudo, ya que el primer largometraje
mexicano fue hecho en Mérida y no en el centro del país,
en 1915, ''el mismo año que llegó la Revolución Mexicana
a Yucatán como una cosa importada, desde fuera, y muy tarde", asegura.
Agenda feminista
La
película en cuestión, La voz de su raza, de Carlos
Martínez, no sobrevivió los embates del clima. No obstante,
para efectos de la filmación se buscó reconstruirla con actores
indígenas mediante reseñas periodísticas de su trama.
El movimiento feminista es la tercera línea, porque
''cosas que no eran parte del programa revolucionario de Obregón
o de Carranza, como el amor libre, entraban al discurso en aquel entonces
en Mérida". En un tiempo en que las mujeres todavía no podían
votar en otros lugares de México, en Yucatán se eligieron
representantes del sexo femenino y se desarrolló una radical agenda
feminista.
A Lerner le atrajo la manera en que ''una parte aislada
del país, y hasta cierto punto atrasada, se volvió vanguardia
revolucionaria en poco tiempo, y cómo las relaciones que Yucatán
tenía con el Caribe y Estados Unidos, iniciadas por fines económicos,
se volvieron el conducto por donde entraron ideas subversivas", considera.
En la actualidad termina un cortometraje sobre el movimiento
estridentista en Jalapa, Veracruz, a la vez que trabaja en un proyecto
de fotografía y crimen en México también de los años
20.
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