México D.F. Lunes 16 de junio de 2003
TOROS
Luis Corona, El Zotoluco y el promotor
se reunieron con Alejandro Encinas
Herrerías busca acuerdo con el gobierno capitalino
para reabrir la Plaza México
Temen en la Comisión Taurina del DF que se ceda
a las presiones del empresario
LUMBRERA CHICO
Con la cola entre las patas, el otrora orgulloso "empresario"
de la Monumental Plaza Muerta (antes México), Rafael Herrerías
Olea, llegó el pasado viernes al despacho de Alejandro Encinas,
secretario de Gobierno del Distrito Federal, a proponer un arreglo con
la administración de Andrés Manuel López Obrador para
reabrir el coso de Insurgentes.
Dos
días antes, el miércoles 13, también tocaron a la
puerta de Encinas el líder charro de la Asociación
Nacional de Matadores de Toros, Luis Corona, y el diestro Eulalio López
El Zotoluco, para rogar "comprensión" en favor de su gremio,
pedir que se levante la suspensión de un año en contra del
valenciano Enrique Ponce y sugerir cambios al Reglamento Taurino del Distrito
Federal, inspirados en la doctrina de Herrerías, que lo que busca
es permiso para seguir haciendo y deshaciendo a su antojo.
En ambos encuentros, tanto los representantes de los coletudos
como el "promotor", sin dejar de actuar como víctimas de la delegación
Benito Juárez -instancia que sancionó a Ponce, multó
a Herrerías y amenazó con clausurar en forma definitiva el
embudo de Mixcoac-, propusieron modificar las leyes vigentes en la materia
con el objetivo de probarlas experimentalmente durante la temporada de
novilladas.
Pese al hermetismo del Gobierno del Distrito Federal (GDF),
trascendió que Encinas, luego de explicarles que el gobierno capitalino
no puede revocar las decisiones de la Benito Juárez, se mostró
conciliador y no se opuso, en principio, a la revisión del reglamento,
lo que en opinión del matador Jorge de Jesús Gleason,
El Glison, "dejaría a López Obrador como un tonto".
Vocero de los disidentes de la Asociación de Matadores,
que exigen la renuncia de Corona y quisieran ver a Herrerías fuera
de la plaza Muerta, El Glison tachó de "ingenuo" a Encinas
en su columna sabatina de un diario especializado, y advirtió que
si el funcionario se presta a la "jugarreta" hará posible que el
castigo de la Benito Juárez se convierta en un pretexto para que
quienes han hundido a la fiesta se salgan con la suya.
La Benito Juárez, recordó, asentó
claramente que si Herrerías violaba de nuevo el reglamento, la plaza
sería clausurada para siempre. Lo que se dice que fue a proponerle
a López Obrador es que legalice de antemano todas las cosas que
ahora ya no puede hacer. Si el jefe de Gobierno acepta, quedará
muy mal parado ante la afición, subrayó el matador.
"Traicionado"
Por su parte, el presidente de la Comisión Taurina
del Distrito Federal, el videoasta y ex novillero Carlos Mendoza Aupetit,
no ocultó su indignación por la actitud conciliatoria del
GDF, se supo en los mentideros del Antiguo Palacio del Ayuntamiento. Aunque
la especie no pudo ser confirmada, circula con insistencia la versión
de que Mendoza se sentiría "traicionado", al igual que el juez Ricardo
Balderas -quienes realizaron un esfuerzo enorme para demostrar la complicidad
de Ponce y Herrerías en el fraude contra el público durante
la corrida del 5 de febrero-, si el gobierno capitalino consiente las modificaciones
a la ley que perpetuarían a la mafia de la plaza Muerta.
En opinión de esta página, tanto El Glison
como Mendoza están en lo correcto, pues aparte de las razones que
ellos manejan, resultaría que la primera Comisión Taurina,
que ha logrado doblegar al cacique de Mixcoac y ponerlo en verdadero riesgo
de perder el control de la plaza, sería burlada si tal grave extremo
ocurriera, y ya no tendría razón de seguir existiendo.
Herrerías, no lo olvidemos, desea prácticamente
la abolición del reglamento, bajo el pretexto de que la fiesta brava
es un "negocio de particulares" en donde nada tiene que hacer el gobierno,
y no un espectáculo público sujeto a las leyes por el que
la gente invierte su dinero a cambio de autenticidad en el ruedo. Pero
el error de perdonar a quien tanto ha lastimado la tradición taurina
de México sería más grave si se pasara por alto que
Herrerías ha perjudicado en forma quizá irreparable a más
de 200 criadores de toros de lidia, marginados sin justificación
alguna por el "promotor".
Para algunos observadores, si no se aceptasen los términos
de la supuesta negociación con Herrerías de ahora a octubre,
el autodenominado "mandón" de la fiesta no podrá pagar el
alquiler de la México en virtud de la ausencia de Ponce.
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