México D.F. Domingo 15 de junio de 2003
La medida, por incurrir en ilícitos o
no cumplir con las condiciones fijadas: Batres
Revocan 117 libertades anticipadas
El gobierno local concedió ayer el beneficio
a 119 internos de reclusorios capitalinos
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
El Gobierno del Distrito Federal revocó el pasado
lunes 117 beneficios de libertad anticipada, de los casi siete mil que
ha concedido a internos de los reclusorios de la ciudad en lo que va de
la actual administración, informó el subsecretario de Gobierno,
Martí Batres Guadarrama.
Se
trata de casos en que los preliberados incurrieron en algún ilícito
o no cumplieron las condiciones fijadas para concederles el beneficio,
como cambiar de residencia sin notificación previa, abusar de bebidas
embriagantes o drogas y no presentarse ante la autoridad responsable de
su supervisión. Por esas situaciones, ya se giraron las órdenes
de detención correspondientes.
Batres encabezó ayer la ceremonia en que se concedieron
119 beneficios de libertad anticipada, entre libertad preparatoria, tratamientos
de preliberación y de externación y remisiones parciales
de la pena.
En entrevista posterior, el funcionario comentó
que según datos de la Dirección General de Prevención
y Readaptación Social, en el Distrito Federal hay 33 mil 500 personas
a las que se concedió algún beneficio de preliberación.
Señaló que para garantizar la seguridad
de la ciudadanía, los expedientes de los presos beneficiados son
rigurosamente estudiados. Así, para conceder las 119 libertades
anticipadas ayer, fueron revisadas más de 900 solicitudes y dictaminados
560 expedientes, y se realizaron 385 sesiones de los comités técnicos
disciplinarios.
Luz María, de 24 años, es una de las dos
internas del Reclusorio Norte que obtuvieron ayer su libertad. De continuar
un día más presa, habría cumplido mañana un
año de haber ingresado. Fue sentenciada a un año siete meses
de cárcel por el robo de 340 pesos. Inicialmente el juez de primera
instancia le había aplicado una sentencia de siete años seis
meses, pero apeló y una sala penal modificó la sanción
a 19 meses.
Con un orangután de peluche en las manos, que ella
misma elaboró en el penal, y una bolsa de hule con sus pocas pertenencias,
cruzó la aduana dispuesta a "recompensar" a sus padres, principalmente
a su mamá, quien nunca la dejó sola; además, quiere
"hacer algo, tal vez estudiar".
Dijo que la vida en prisión es "muy dura"; no sólo
se tiene que pagar por todo lo que se usa, sino que "se pierde hasta el
derecho a sentir, a llorar y a expresar la tristeza que tienes".
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