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México D.F. Domingo 15 de junio de 2003
Antonio Gershenson
La reunión de la OPEP
La reunión que acaba de tener la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con la asistencia, como invitados, de otros países exportadores: Rusia, México, Angola y Omán, tiende a afirmar los precios petroleros. Estos están en estos días en la parte ascendente del ciclo con el que han estado fluctuando en los recientes meses.
Los supuestos de los que se hablaba, de una posible inundación del mercado con el mar de petróleo iraquí del que habló el subsecretario de la Defensa estadunidense, no se han materializado. La producción real de ese país, que no alcanza ni para la demanda interna del mismo, fue de 115 mil barriles diarios en la última semana de abril, y de 310 mil en el mes de mayo. La producción de Irak anterior a la guerra era en promedio un poco superior a los 2 millones de barriles diarios, y eso porque la ONU le aplicaba sanciones limitando sus exportaciones y controlándolas.
Ante esta situación, países de la OPEP y de fuera de ella, como Rusia y en menor medida México, habían aumentado su producción moderadamente. Ya el que se fije la cantidad vigente, excluyendo por lo mismo nuevos aumentos, tiende a afirmar los precios del mercado petrolero. Y la OPEP vuelve a citar a otra reunión para el 31 de julio, para ver si entonces sí hay exportaciones desde Irak, país cuya representación en la OPEP se vuelve a dejar pendiente hasta que el país cuente con su propio gobierno. Si llegara a haber ventas significativas de petróleo iraquí al exterior, lo cual está por verse, los exportadores mencionados reducirían las suyas para evitar una caída de precios.
La Agencia Internacional de Energía pone seriamente en duda el ritmo de aumento de la producción petrolera iraquí. Los daños en las instalaciones petroleras, no sólo por la guerra y la actual resistencia sino por el saqueo y el índice de delincuencia que lleva a buena parte de los trabajadores petroleros iraquíes no acudir a determinadas zonas de trabajo, han creado una situación difícil. Hablar ahora del mar de petróleo, como lo hemos mostrado en los pasados artículos, implica una falta de percepción de la realidad, no sólo por lo ya mencionado sino porque las reservas petroleras oficiales son en extremo sospechosas, por decir lo menos.
Los efectos de los precios firmes del petróleo sobre México son, sin embargo, contradictorios. Por un lado, tendremos mayor ingreso por las exportaciones. Pero al mismo tiempo, el próximo mes esto se reflejará en mayores precios en los productos refinados de uso industrial, y eso, a su vez, pesará en los montos de varias tarifas eléctricas. Estas últimas estarán también sujetas a los precios del gas natural, cuyos precios se basan en los del sur de Texas. Estos últimos han vuelto a subir y andan alrededor de los seis dólares por millón de BTUs, alrededor del doble que el promedio de los primeros nueve meses de 2002.
Paradójicamente, y debido a que nuestros precios energéticos se basan en los del sur de Texas, a pesar de tener mayores ingresos petroleros vamos a tener energía más cara. Y esto pesa lo mismo en la capacidad de compra de mucha gente, que en los costos de producción de numerosas industrias y de otras empresas.
A unas semanas de las elecciones de mediados de sexenio, debemos considerar qué es lo que debemos cambiar en este esquema que muestra síntomas de agotamiento. Los partidos deben pronunciarse al respecto. Y algunos líderes empresariales que plantean la privatización porque la energía es cara, deberían ir a una escuela apropiada para saber que es cara porque sus precios están amarrados a los de Estados Unidos, donde la mayor parte de las industrias energéticas son privadas, y donde hay bajos niveles de inventarios de productos refinados y una seria escasez de gas natural. El mismo Greenspan, que preside la Reserva Federal de ese país, acaba de decir que el gas natural barato allí ya pasó a la historia.
Puede parecer paradójico que, aun con mayores ingresos petroleros, se anuncie en estas páginas que la producción industrial mexicana haya bajado en abril 4.8 por ciento, lo cual, agregamos, obedece a la política económica vigente. Y este dato contrasta con el cable de una agencia noticiosa en el sentido de que la producción industrial china, afectada por la neumonía atípica, creció sólo 13.9 por ciento en el mismo mes.
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