Llamado a la comunidad católica mexicana
Ante los recientes acontecimientos relacionados con la intervención de algunos de nuestros obispos en política electoral, hacemos un llamado a nuestras hermanas y hermanos para que analicen y mediten respecto a la justeza de sus afirmaciones, a la luz de las siguientes reflexiones:
1 Reconocemos que nuestros obispos tienen como misión educar, formar y orientar a la feligresía. Sin embargo, consideramos que no forma parte de esta misión orientar por quién debe votar la feligresía católica; en su afán por imponer su agenda moral conservadora, la jerarquía está ignorando la autoridad moral de las personas y limitando el ejercicio de su libertad de conciencia.
2 Entendemos que al hacer estas acciones obedecen a las indicaciones de la Nota Doctrinal a los Políticos Católicos emitida el 24 de noviembre de 2002, célebre por ser la primera vez después del Concilio Vaticano II que en un documento oficial de la Iglesia institucional se limita expresamente la libertad de conciencia.
3 Con estas afirmaciones, los obispos están violando la Constitución de un Estado laico. Al reclamo de que como ciudadanos tienen derecho a la libertad de expresión, nosotras consideramos que toda libertad tiene el límite del respeto a la integridad y a los derechos de terceros. Y en todo caso creemos que, para reclamar este derecho, la jerarquía conservadora debería empezar por mirar si en el interior de la misma Iglesia se respeta la libertad de expresión.
4 En su intento por descalificar las agendas de los partidos políticos que incluyen en sus plataformas la despenalización del aborto y el respeto a los derechos de homosexuales y lesbianas, nuestros Obispos están incitando a la violencia y a la discriminación, generando homofobia y desinformación respecto de estos temas, y negando la dignidad y la presencia de Dios en cada persona.
5 No se está llamando a la convivencia armónica entre quienes somos creyentes y amamos a nuestra Iglesia. Compartimos con la mayoría de nuestras hermanas y hermanos la importancia crucial de la tolerancia, el respeto, la compasión y la misericordia como valores imprescindibles en estos tiempos de creciente desigualdad y de guerra.
6 Insistimos, junto con el Concilio Vaticano II, que los Obispos "reconozcan y promuevan la dignidad y responsabilidad de los laicos en la Iglesia. Recurran gustosamente a su prudente consejo, encomiéndenles con confianza cargos en servicio de la Iglesia y denles libertad y oportunidad para actuar..." (Constitución Lumen gentium, No. 37)
El respeto al Estado laico es la base de la convivencia armónica
¡Defendámoslo!