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Mujeres en
el Primer Encuentro Hemisférico Frente a la Militarización:
Si lo personal es político, en las guerras lo político es
personal
-- La lógica del militar invasor es que si la
tierra les pertenece, también las mujeres
-- La violencia sexual, estrategia del militarismo contra las mujeres
para someter a todo un pueblo
Elio Henríquez
San Cristóbal de las Casas, Chiapas.--- En el Primer Encuentro
Hemisférico Frente a la Militarización realizado en esta
ciudad del 6 al 9 de mayo, más de la mitad de quienes participaron
-996 personas de 35 países舑 fueron mujeres, mismas que manifestaron
un rotundo "no" a la militarización y a las guerras que
sólo "buscan imponer un poder imperial acorde con el modelo
patriarcal del poder del más fuerte y del dinero".
Destacó el caso de Vieques, Puerto Rico - mencionado desde el acto
inaugural, como un ejemplo de lo que los pueblos pueden hacer con la lucha
si se organizan- de donde hace unas semanas los mariners de Estados Unidos
tuvieron que abandonar el lugar después de 63 años de permanecer
ahí. No se fueron por su gusto, sino por la lucha que durante muchos
años hicieron las y los viequenses, una lucha encabezada en gran
medida por la mujeres de esa isla, contó Miriam Sobá, de
la Alianza de Mujeres Viequenses.
De este ejemplo surgió la consigna que estuvo presente a lo largo
de los cuatro días de trabajos en el Centro de Convenciones El
Carmen: "Vieques sí, militarización no".
Sobá recordó cómo 舠durante tantos años
los soldados estadunidenses llegaban a las 5 de la tarde en convoyes de
hasta dos mil hombres. A las doce de la noche ya estaban borrachos y su
lógica es que si la tierra les pertenece, también las mujeres.
Buscaban señoritas e indiscriminadamente a cualquier mujer. En
no pocas ocasiones cuando despertábamos encontrábamos militares
durmiendo en nuestra sala porque se metían a los hogares. Llevaron
la droga e indujeron a los jóvenes a consumirla. Ellos sólo
llegan a destruir, a mancillar nuestra dignidad de seres humanos, nuestra
gente se está muriendo de cáncer como consecuencia de las
prácticas nucleares que realizaron durante tantos años,
aparte de la gran contaminación que nos dejaron, por eso nos empezamos
a levantar y a luchar constantemente".
Otro caso que se destacó en el encuentro es el relacionado
con la lucha que mujeres hondureñas encabezan para exigir el retiro
de la Base Militar que Estados Unidos tiene en Palmerola, Honduras, la
más grande en Centro América.
Ahí, según dijo Elsy Banegas, del Movimiento de Mujeres
por la Paz "Visitación Padilla", la lucha, sobre todo
de mujeres, es cotidiana para obligar al gobierno estadunidense a que
retire la base militar que "sólo nos ha llevado los males
que acarrea la militarización" en cualquier parte del mundo.
"No vamos a dejar de luchar hasta que los gringos se lleven a sus
soldados de nuestro país, porque el imperialismo tiene líneas
definidas, cuando las militarizaciones intervienen en nuestros pueblos
llevan un objetivo: erradicar las oposiciones", insistió Banegas,
quien dijo que el ejemplo de lo ocurrido en Vieques las anima más
para continuar manifestándose por la salida de los militares norteamericanos
de Palmerola.
Y así, una a una las mujeres que por cientos llegaron al encuentro
fueron exponiendo sus opiniones y experiencias sobre ese "mal"
llamado militarización y sus efectos. Esperanza Martínez,
de Ecuador, sostuvo que con la militarización las mujeres son doblemente
afectadas: 舠por la violencia, por los abusos, la fuerte presencia
masculina en la zona aumenta la violencia física y sexual舡
Además, agregó, la sobre extracción y la contaminación
de los recursos obligan a las mujeres a invertir más tiempo en
sus quehaceres, 舠tienen que traer el agua, casi siempre contaminada
con la presencia de los soldados".
María Mateo, de la organización guatemalteca Mamá
Maquín
-nacida en México durante el refugio de miles de hombres, mujeres
y niños que llegaron en la década de los 80 huyendo de la
violencia en su país- aseveró que los más afectados
por la militarización son las mujeres y los niños, y principalmente
en las comunidades rurales.
"Pero ya tiene que haber un freno a esas políticas de
militarización del gobierno de Estados Unidos para reprimirnos
y
apoderarse de nuestros recursos. Hoy más que nunca debemos incrementar
la lucha hasta lograr que nuestros pueblos queden limpios de militares;
que la militarización no nos calle", expresó.
Las propuestas y planteamientos de las mujeres asistentes al
encuentro fueron recogidas en el pronunciamiento final. Ahí se
asentó su "profunda indignación por la invasión
militar de Estados Unidos contra Irak, las masacres perpetradas por las
fuerzas de ocupación contra el pueblo iraquí y en Palestina,
así como el hostigamiento y amenazas en contra de Irán,
Siria, Corea del Norte, Colombia y Cuba".
El gobierno de George Bush, afirmaron, "recurre una vez más
al uso de las armas y la tecnología de guerra para despojar a los
pueblos tercermundistas de sus recursos naturales, de sus territorios
y de su soberanía para garantizar la hegemonía norteamericana
en la competencia desatada por la globalización neoliberal".
Manifestaron que todas las guerras, como parte de las
estrategias de los agresores, "nos han convertido a las mujeres en
objeto y objetivo, utilizando nuestra condición de madres y esposas
para generar control y terror en la población".
Recordaron cómo, por ejemplo, en Centroamérica "muchas
mujeres fueron desaparecidas, obligadas por el ejército a denunciar
a sus maridos e hijos, a castrarlos, a ver morir a sus pequeños
de golpes contra las piedras. Muchas, como terrorífico escarmiento,
fueron ahorcadas en los árboles del camino, mutilados sus cuerpos
y abiertos los vientres embarazados".
Asentaron que la violencia sexual también está presente
siempre en este tipo de estrategias como una forma de ejercicio del poder
que somete, con la posesión violenta del cuerpo de las mujeres,
a los grupos que se quiere controlar; miles de mujeres han sido violadas
durante las guerras.
Subrayaron que la militarización, el terror y la imposición
de una cultura de guerra "afecta nuestra vida cotidiana y nuestras
subjetividades", y cuando las familias ven alterada su vida cotidiana,
son las mujeres quienes se ven obligadas a enfrentar y apoyar emocionalmente
a sus familiares, además de tener que buscar soluciones a los problemas
de sobrevivencia.
"La presencia de militares en las ciudades y pueblos trae consigo
la agudización de problemas de por sí existentes como el
alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, las infecciones
de transmisión sexual y la violencia sexual y doméstica,
cuyas consecuencias son vividas particularmente por las mujeres",
afirmaron en el documento final donde destacan la importancia de las mujeres
en la lucha contra la militarización.
Por todo lo anterior, en el pronunciamiento del encuentro ellas
dijeron "no a la militarización, porque las mujeres no estamos
dispuestas a continuar sometiéndonos a los intereses de las clases
políticas y gobiernos en turno, que en nuestro nombre hacen guerras
de ocupación, nos consideran ciudadanas de segunda y no reconocen
nuestros derechos ni nuestras propuestas para la construcción de
la paz".
El pronunciamiento lo concluyeron así: "Las mujeres hemos
proclamado por años que los personal es político, ahora
proclamamos que lo político es personal, que las guerras nos atañen
directamente y que nos pronunciamos por un NO a la militarización
y a las guerras"
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