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México D.F. Domingo 1 de junio de 2003
Néstor de Buen
Un dictamen con buen humor
Ha llegado a mi poder un bonito documento intitulado Dictamen
con proyecto de decreto que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones
de la Ley Federal del Trabajo (LFT). Se trata de un trabajo que pretende
resumir la totalidad de las propuestas que se han hecho para reformar la
LFT y por lo visto sus autores, cuyos nombres desconozco, intentan que
sea un documento básico para la famosa y pretendida reforma laboral.
Ello podría ser el punto de partida para que en julio, tal vez a
finales o a principios de agosto, se convoque a un periodo extraordinario,
en el que los señores diputados y los permanentes (por tres años
más) señores senadores se pongan a platicar para llevar a
cabo esta tan anunciada reforma.
La gracia es que abundan las propuestas, pero lo que falta
en el documento es el adecuado resumen de lo que han sido, desde 1995,
esas mismas propuestas. Y con un ejemplo que me llega muy de cerca se puede
comprobar la menos que escasa valía del famoso dictamen.
Es sabido que en 1995 el grupo parlamentario del PAN en
el Senado presentó, por conducto del senador Gabriel Jiménez
Remus y con la participación muy importante de su colega Juan de
Dios Castro, un proyecto integral de reformas a la LFT. También
es sabido que ese proyecto fue producto de un trabajo hecho en común
por Carlos de Buen Unna y quien esto, con cierta audacia, escribe. Trabajo
profesional, por supuesto. Y muy bien hecho, dicho sea de paso.
La iniciativa, discutida integral y apasionadamente por
los senadores del PAN, con la presencia relativa (no todo el tiempo de
discusión) de Arturo Alcalde, Carlos Llano, Lorenzo Meyer, Carlos
de Buen y Néstor de Buen, había sido aprobada de manera unánime
con el agregado propuesto de un capítulo destinado a regular la
adquisición de acciones de las empresas por los trabajadores, con
cargo parcial a su participación en las utilidades, viejo reclamo
del PAN, de aquellos tiempos en que ejercía con gracia el derecho
a defender tesis de contenido social.
Quien la conoce, y son muchos, saben que era absolutamente
integral, con precisiones en la parte inicial conceptual; mejoras sustanciales
en el derecho individual del trabajo; reformas a fondo, listas para romper
con el pernicioso corporativismo que padecemos en materia colectiva (cancelación
de los registros sindicales y de las tomas de nota, sustituidas por el
depósito de la documentación ante una autoridad, con derecho
de cualquier interesado a promover jurisdiccionalmente inconformidades,
pero con personalidad jurídica desde el momento del depósito);
contratos colectivos de trabajo, con otro nombre, aprobados previamente
en asamblea por los trabajadores para evitar los llamados "de protección";
huelga decidida por una asamblea de trabajadores y no por un autocalificado
de líder; presencia de los comités de empresas, elegidos
democráticamente, representantes de todos los trabajadores, sindicalizados
o no, y responsables y titulares de los convenios colectivos; desaparición
de esa vergüenza que son las juntas de Conciliación y Arbitraje,
y algunas discretas reformas procesales.
De acuerdo con el ilustre dictamen de autores desconocidos
(al menos por mí), en un amplio capítulo de "Descripción
de iniciativas, decretos y puntos de acuerdo y consideraciones", aparece
en primer lugar la referencia a la iniciativa del PAN. La transcribo: "La
iniciativa mencionada pretende suprimir las juntas de Conciliación
y Arbitraje por jueces de lo social, incorporados al Poder Judicial de
la Federación./ En la parte sustantiva (?), crear la semana laboral
de 48 a 40 horas con derecho a dos días de descanso obligatorio
por cada cinco de trabajo. Igualar la duración de la jornada diurna
con la nocturna; esto es, de siete a ocho horas de trabajo". Y hasta ahí...
El comentario de la susodicha comisión es que la
iniciativa no es viable, porque presupone una reforma al artículo
123 constitucional, "que por el momento se ha decidido evitar" (¿por
quién?) y porque la reducción de la jornada laboral a 40
horas semanales "incrementaría el costo de las relaciones laborales
para las empresas hasta un monto inalcanzable, dada la situación
económica del país".
Con un resumen tan "metódicamente" hecho, lo que
aterra es la posibilidad de que los autores del documentito sean el punto
de partida para una reforma que rehuye cambios constitucionales (que son
indispensables) y que se olvida de las reformas, entre muchas otras, a
las reglas sobre libertad y autonomía sindicales, a la negociación
colectiva y al derecho de huelga.
¡Buen oficio el de legislador! Chamba muy escasa,
vacaciones prolongadísimas, buenos sueldos, fuero y, por lo menos
los autores del dictamen, con muy pocas ganas de trabajar. Dejando a un
lado los criterios...
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