México D.F. Sábado 31 de mayo de 2003
Jubilan al Concorde francés, cisne
supersónico
Hoy hace su último viaje NY-París el avión
que superó marcas de velocidad
DPA Y REUTERS
Paris y Nueva York, 30 de mayo. El primer avión
de pasajeros en sobrepasar la barrera del sonido, para inscribirse como
un hito en la historia aeronáutica, permanecerá en tierra
a partir del primero de junio, en su versión francesa, y poco después,
en octubre, también saldrá de circulación la modalidad
británica. Termina la era del Concorde.
Este sábado 31 de mayo a las 17:45 hora local arribará
a París el último vuelo comercial de un Concorde de Air France
proveniente de Nueva York, la ruta cubierta durante los últimos
27 años por los aviones de frente puntiagudo y elegantes alas en
delta. Para los franceses se trata de una despedida sentimental: ninguna
otra aeronave está ligada a tantos de sus recuerdos emotivos.
La
gente se reúne un domingo por la tarde sobre una pequeña
colina junto a la pista de aterrizaje del aeropuerto parisiense Charles
de Gaulle. Aplauden cuando el Concorde se posa y frena justo delante de
ellos. "¿No es bello? -comenta una señora mayor con respeto
casi religioso-. Se asemeja a un cisne."
Un joven padre con un niño en brazos sonríe:
"Este avión es casi como un hermano gemelo mío. Nací
el 21 de enero de 1976, el día en que por primera vez volaron pasajeros
en un Concorde atravesando el Atlántico".
Todos los domingos se reúne una gran cantidad de
admiradores de la aeronave. Una dama con un pañuelo de seda, que
lleva estampada la imagen del Concorde, suspira: "Me parte el corazón
saber que ya no volará más".
En tanto, en Nueva York, el supersónico fue saludado
con una cortina de agua y un arco iris cuando aterrizó hoy en el
aeropuerto John F. Kennedy. Entre sus pasajeros de este día hubo
celebridades, como el chef Alain Ducasse y los diseñadores
Roberto Cavelli y François Girbaud.
Air France comunicó en abril que sacaría
de servicio su flota de cinco Concorde, que cubren en forma alternada el
vuelo diario París-Nueva York-París, único trayecto
desde 1982 que recorren los supersónicos de la aerolínea
francesa. Cada uno de ellos tiene más horas de vuelo a velocidad
supersónica que todos los aviones militares juntos, calcula Sbasten
Weber, director de la sección Concorde de Air France. Los aparatos
ya están destinados a varios museos alrededor del mundo.
El desarrollo del proyecto común con British Airways
fue una cuestión de prestigio e innovación técnica.
Los ingenieros aeronáuticos siguen admirando el Concorde a más
de un cuarto de siglo de su vuelo inaugural. Incluso uno batió el
16 de agosto de 1995 el récord mundial de velocidad, al rodear la
Tierra en 33 horas y un minuto, superando la marca sostenida hasta entonces
por máquinas castrenses.
La elegancia de su diseño le dio a la vez una imagen
de exclusividad incomparable con los demás aviones comerciales.
Tanto el ex beatle Paul McCartney como el actor Hugh Grant se contaban
entre los pasajeros que gozaban entusiasmados de la champaña y la
cena de cinco platos servidos a bordo. Pero la cantidad de reservaciones
bajó notablemente en los últimos años.
Un momento de esa caída fue el despegue malogrado
de un Concorde de Air France en París, en julio de 2000, que costó
la vida a 113 personas en la localidad conurbada de Gonesse. La revisión
técnica de todas las aeronaves, realizada con un costo multimillonario,
permitió retomar los vuelos casi un año después de
la tragedia.
Pero el interés de los pasajeros nunca recuperó
el nivel previo y el negocio se volvió no rentable. Menos aún
después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la recesión
económica generalizada y la guerra contra Irak.
El personal a cargo de los Concorde, rigurosamente seleccionado,
suma unas 250 personas que veneran la aeronave: unos 150 mecánicos
y técnicos, 80 tripulantes y el personal de atención al pasajero
en tierra.
"Escucho atentamente cada día cuando despega -dice
el jefe de producción, Hubert Protin-. Tiene un sonido que le es
absolutamente propio. Por la tarde espero hasta saber que retornó
bien."
La despedida del supersónico entristece un poco
al personal. "Es como la muerte de una persona cercana", asegura la azafata
Catherine Pellerin, quien agrega, resistiéndose a lo inevitable:
"No le decimos adiós, le decimos ¡hasta la vista, Concorde!"
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