México D.F. Sábado 31 de mayo de 2003
ANUIES: no hay mecanismos confiables para garantizar
la calidad de esos centros
Sin control, aumento de escuelas de enseñanza
superior patito
Autoridades federales y estatales, responsables de que
abunden; han otorgado 1,214 registros de validación de estudios
Los colegios particulares absorben 33 por ciento de la matrícula
JOSE GALAN
En el actual auge de la educación superior de mala
calidad en escuelas particulares, sobre todo con empresas disfrazadas de
universidades, no sólo las autoridades federales son responsables
de permitir la existencia de instituciones patito. Los gobiernos
de los estados han otorgado 622 Registros de Validación Oficial
de Estudios (Revoes), mientras que la Secretaría de Educación
Pública (SEP) ha concedido 592.
Y la mayor carga financiera de la educación pública
superior recae en el gobierno federal. En 2002 la inversión federal
en el rubro representaba .67 por ciento del producto interno bruto (PIB),
mientras que la de los estados apenas llegó a .14 por ciento del
PIB, lo cual refleja la poca participación de las autoridades estatales
en el financiamiento de esta actividad. Además han otorgado Revoes
a instituciones particulares sin ningún requisito de calidad, para
aliviar la presión social por la demanda. Vicios de la descentralización.
Es
decir, según cifras de la Asociación Nacional de Universidades
e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), actualmente hay
en México mil 214 escuelas de enseñanza superior privadas,
en un conjunto muy "desdibujado" de instituciones cuya calidad varía
enormemente y que funcionan de acuerdo con el permiso que les han otorgado
autoridades federales o estatales.
Hoy día las universidades privadas absorben, según
datos de la ANUIES, 33 por ciento de la matrícula, cuando en 1990
era de sólo 18 por ciento. La proliferación de universidades
privadas sin calidad prácticamente comenzó en la década
de los 90. Mientras la matrícula en las públicas creció
41 por ciento, con un rezago que se mantiene a la fecha, en las particulares
aumentó 200 por ciento.
Fue una década de "descuido" de la enseñanza
superior pública, afirma la ANUIES, pues los presupuestos federales
estuvieron a la baja y surgieron las privadas como forma de aliviar la
presión social por la demanda de educación. La pregunta es:
¿con calidad?
Hay unas cuantas acreditadas, otras que mantienen cierta
calidad, pero en su gran mayoría no cumplen con los parámetros
de calidad de la propia ANUIES, señaló Javier Mendoza, director
general de Estudios y Proyectos de la asociación, quien aseguró
que no todas "son patito, pero sí gran cantidad de ellas".
La inscripción a la ANUIES no es obligatoria
"Lo que sucede es que en el país no hay mecanismos
confiables para garantizar la calidad de este amplísimo conjunto
de instituciones", agregó. "Existen requisitos que imponen asociaciones,
como la ANUIES o la Federación de Instituciones Mexicanas Privadas
de Educación Superior (FIMPES), pero su inscripción en ellas
no es obligatoria".
Eso sí, las instituciones privadas no requieren
autorización para su funcionamiento, pero sus programas educativos
tienen que contar con el Revoe para ser reconocidas o estar incorporadas
a alguna de las universidades que ofrecen el servicio, como la UNAM o la
Universidad de Guadalajara. Además, el Revoe se puede obtener a
nivel estatal o federal.
Actualmente la ANUIES trabaja en la depuración
de sus bases de datos porque, agregó Javier Mendoza, no todas las
universidades o instituciones de educación superior privadas aparecen
en los anuarios estadísticos integrados con base en el formato 911,
que año tras año aplican el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática, la SEP y la ANUIES.
"No sabemos si algunas continúan trabajando, porque
no reportan alumnos", reveló el funcionario de la ANUIES, quien
también pertenece al Centro de Estudios sobre la Universidad de
la UNAM.
Es más, gran proporción de esas instituciones
o universidades privadas cuenta con menos de 500 alumnos, "son muy pequeñas",
no tienen personal académico y no realizan investigación.
Ofrecen carreras en el área de sociales de corte administrativo
-contaduría, administración-, "que son baratas y no requieren
grandes inversiones, como laboratorios o personal de tiempo completo".
Estas no están obligadas, como las universidades
públicas, a rendir cuentas públicamente de la calidad de
sus servicios educativos, aprovechando una política de desregulación
que viene de la década de los 90, implementada ante el crecimiento
de la demanda de ingreso a la educación superior, y la incapacidad
de absorción del sistema público de enseñanza superior.
Por ello, dice el investigador de la ANUIES, se creó
un mercado educativo cuya clientela es, desde entonces, la clase media
que tiene posibilidades de pagar colegiaturas accesibles y que no pudo
ingresar a la educación superior pública, no por falta de
conocimientos sino de cupo en las instituciones financiadas por el Estado,
tendencia que, considera la ANUIES, "se revertirá en esta década".
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