Expectación por conferencia del arzobispo de La Habana; asistió James Cason

La reconciliación nacional, misión principal de la Iglesia cubana: cardenal Jaime Ortega

El clero "no es el partido de oposición que lamentablemente no existe", dice el prelado

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 30 de mayo. La Iglesia católica en Cuba tiene como misión principal ahora y en el futuro inmediato la reconciliación nacional, sin que asuma una acción política, en favor o en contra del gobierno, expuso en una concurrida conferencia el cardenal Jai-me Ortega, arzobispo de La Habana.

Ortega habló en la noche del jueves en el aula Fray Bartolomé de las Casas, del convento dominico de San Juan de Letrán, que fue insuficiente para albergar a los cientos de personas que acudieron.

"El empeño reconciliador de la Iglesia se-rá, por deseo expreso de su Señor, con la urgencia añadida de los tiempos que corren y que vendrán, el punto focal que centre la predicación y la acción pastoral de la Iglesia en Cuba, en la hora presente y en el futuro que se abre ante nosotros", dijo Ortega.

La exposición del cardenal fue de acentuado tono religioso. Sus referencias a la vida pública y social de Cuba fueron escasas, pero suficientes y claras para definir la línea de actuación de la jerarquía católica en los próximos años.

La conferencia despertó notable interés en círculos diplomáticos e intelectuales de La Habana. Asistieron, entre otros, el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos, Ja-mes Cason; la embajadora mexicana, Roberta Lajous, y numerosos funcionarios de mi-siones extranjeras, así como Alfredo Guevara, presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, académicos, religiosos y creyentes.

"Yo he visto en Cuba, en el seno de la fa-milia, un espíritu bastante bueno de reconciliación y a veces de aceptación de las diferencias de opinión", dijo Ortega, poco antes de relatar su encuentro con la madre de uno de los fusilados el pasado 11 de abril.

El arzobispo dijo que la mujer, llorando, le expresó: "Algunas veces me parece que voy a odiar y, špor Dios!, yo no quiero odiar".

"Impresionante", comentó Ortega. "Yo te-nía que darle consuelo a esa mujer. No es una persona que vaya a la iglesia. No frecuenta nuestros templos. No tiene tampoco una formación de lecturas, de conocimientos de casos similares de perdón, aunque sea en novelas (...) pero oír esa frase es impresionante. Yo no me hubiera atrevido a pedírselo. Y pensé para mí: ojalá los cristianos llamados prácticos tuvieran una actitud así".

Los tres fusilados, Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevilla García y Jorge Luis Martínez Isaac, fueron hallados culpables de ser los principales promotores del secuestro de una lancha, en la que 11 personas trataban de emigrar a Estados Unidos.

El gobierno cubano sostiene que ese y otros intentos de emigración ilegal eran producto de acciones deliberadas de funcionarios estadunidenses.

El prelado recordó que, en su carta pastoral No hay patria sin virtud, del pasado 24 de febrero, planteó que "la desesperanza es hoy la primera causa de la emigración".

Ortega volvió al tema el jueves, al ubicar que las carencias económicas están en la base del deseo de radicarse en otro país.

"Pero lo económico, sin que haya una esperanza de que mejore lo económico, es una desesperanza. Y así, en muchos aspectos, se crea una desesperanza, de acceder a un mejor salario, de tener una posibilidad económica mejor. Es verdad que hay estrechez hoy, pero hay también una consideración de que no van a poder cambiar las cosas para que yo pueda salir adelante", dijo.

Consultado con preguntas escritas, Ortega leyó una que desató la carcajada general: "ƑCómo puedo encontrar la reconciliación en la cola del camello (autobús urbano de pasajeros, habitualmente desbordado)?"

También en respuesta a preguntas, desestimó la opinión del obispo auxiliar de Praga, Vaclav Maly, quien tras una reciente visita a Cuba opinó que la Iglesia debía respaldar a la oposición.

"La Iglesia no tiene la misión de ser el partido de oposición que lamentablemente no existe en Cuba", dijo Ortega, ratificando una opinión ya conocida. "Yo quisiera que hubiera uno, dos o tres partidos distintos, pero es un deseo personal". Tampoco "se le puede pedir a la Iglesia que apoye al gobierno".

El cardenal invocó la declaración del pasado 13 de abril, en la cual los obispos cubanos condenaron los fusilamientos y la detención masiva de opositores, como ejemplo de los contornos que alcanza la acción de la jerarquía católica en la isla.