Fox no ha empezado a pagar la deuda social a pueblos indios, dicen en foro de mujeres

Una burla, la comisión que suplirá al INI: indígenas

ROSA ROJAS

La participación de las mujeres en el movimiento indígena latinoamericano ha sido importante históricamente pero se las ha invisibilizado, aparecen subsumidas en la lucha general y sus demandas no son consideradas prioritarias por sus compañeros, plantearon mujeres indígenas de Perú, Guatemala y México.

En sus intervenciones en la mesa sobre la participación femenina en los movimientos indígenas, de las Jornadas Latinoamericanas Movimiento Indígena: resistencia y proyecto alternativo, Noemí López Domínguez, de la Federación Agraria Departamental de Perú; María Domingo Pérez, de Mamá Maquin de Guatemala, y las mexicanas Martha Sánchez Néstor, de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CNMI), María Miranda Ochoa y Pascuala Gómez López, de la Coordinadora Diocesana de Mujeres de San Cristóbal de las Casas, así como Mercedes Olivera, de la Universidad Autónoma de Chiapas, coincidieron en que las mujeres son las más afectadas por las políticas neoliberales impuestas por Estados Unidos, que han sumido a los pueblos indios en la extrema pobreza.

Señalaron que, para lograr la creciente participación femenina en las organizaciones indígenas y campesinas, han tenido que vencer la resistencia de sus comunidades y de sus compañeros, "no ha sido una concesión sino una lucha", y superado los obstáculos de los usos y costumbres que limitan su participación política en las comunidades y en la toma de decisiones. Impedimentos serios son también que muchas mujeres indígenas no saben leer y escribir y muchas tampoco hablan español.

López Domínguez y Sánchez Néstor coincidieron en la crítica a los programas oficiales asistencialistas, como Comedores Populares, Vaso de Leche y Ollas Comunes, en Perú, o el Oportunidades, en México, y afirmaron que fueron creados más para controlar a las mujeres que para permitirles superar con dignidad la situación de pobreza en la que viven; "hasta nos están volviendo ociosas", agregó López. "Muchas no saben que existen movimientos indígenas, porque están más comprometidas con la gestión de proyectos productivos y peleando su derecho a estar en programas gubernamentales de apoyo", enfatizó Martha Sánchez.

Sánchez Néstor agregó que el gobierno de Vicente Fox, que "se adorna con tantos discursos indígenas en el extranjero", no ha empezado a pagar la deuda que el país tiene con los pueblos indígenas, "al contrario, continúa destruyendo los mínimos avances, el reloj no avanza esos 15 minutos, continúa su regresión". Como ejemplo de ello citó la creación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, "nada apegado a la supuesta consulta realizada en las regiones indígenas para el futuro que le deparaba al Instituto Nacional Indigenista (INI), es una nueva burla".

Habló de las más de 300 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez; del amedrentamiento de dirigentes indígenas en Chihuahua, como Isidro Baldenegro, líder rarámuri; en Oaxaca, Carlos Manzo, de Unión Hidalgo, y Raúl Gatica, del Consejo Indígena Popular Ricardo Flores Magón; del traslado arbitrario del dirigente Silverio Matías, de Xochistlahuaca, Guerrero; de Valentina Rosendo Cantú e Inés Arredondo, ambas de Guerrero, indígenas violadas por militares que siguen exigiendo infructuosamente justicia.

Subrayó que con el sistema de partidos políticos y las religiones -cada día más diversas en las comunidades- se sigue fortaleciendo la subordinación, "porque no hay hasta ahora una opción de los propios pueblos que sea integral, incluyente, madura y con igualdad y equidad en cuanto a participación" de las mujeres.

Criticó que aunque se habla de construir un verdadero espacio de convergencia para los pueblos, sigan las descalificaciones, "falsas acusaciones de quienes son considerados progobiernistas, los otros, que dicen nada con el gobierno, pero bien que lo disputan por medio de sus partidos", dinámica en la que también están insertas las mujeres. Hizo notar que después de su nacimiento, en agosto de 1997, a la CNMI le tomó dos años de discusiones ser reconocida como interlocutora válida por las propias comunidades y organizaciones indígenas que a las mujeres invisibilizaban o minimizaban.

Mercedes Olivera habló de que en noviembre se constituyó en Chiapas el Movimiento Independiente de Mujeres, cuyos antecedentes se remontan a 1980, cuando se crea con la idea de combatir las desigualdades de género, clase y etnia, y que lograba cohesionar en 1993 una fuerza de unas 8 mil mujeres. Después, a partir del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con "nueva perspectiva para solucionar los problemas", hubo una especie de "deslumbramiento" y empezaron a trabajar en función de los planteamientos del EZLN.

En el proceso del gobierno en rebeldía en Chiapas, las perspectivas de las mujeres quedaron subsumidas en las organizaciones mixtas, luego la política de cooptación del gobierno ofreció espacios para resolver algunos problemas, las organizaciones mixtas aceptaron la negociación y las mujeres de esas organizaciones se fueron con ellas; hubo una ruptura.