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México D.F. Sábado 31 de mayo de 2003
DESFILADERO
Jaime Avilés
Dictadura militar en EU
Los cineastas de América Latina llaman al pueblo
estadunidense a poner fin a la demencia de Bush
ADIVINANZA. ¿Cuál es, hoy por hoy,
el principal enemigo del gobierno de Estados Unidos? La respuesta es obvia:
el pueblo estadunidense, la única fuerza capaz de sacar de la Casa
Blanca tanto a George WC Bush como a los halcones que lo acompañan.
Cada ciudadano de aquel país que tenga derecho
a votar en las elecciones presidenciales del año entrante es un
millón de veces más peligroso, para los arquitectos de la
primera dictadura global de la historia, que los repartidores de pizzas
de Al Qaeda -firma que brinda servicios a domicilio sobre pedido-, o los
hombres-bomba de Hamas, o las ojivas nucleares de Corea del Norte, o la
improbable alianza de todos los ejércitos del planeta.
Si
alguien puede acabar con la monstruosa organización delictiva que
surgió de un golpe de Estado en noviembre de 2000 es el pequeño
ciudadano común y corriente, el que paga impuestos y exige sus libertades
elementales. El que, en muchos casos tal vez, todavía no sabe que
Bush no se ha dedicado a otra cosa que ofenderlo, engañarlo y asustarlo
para tratar de convertirlo en esclavo.
En el plano externo, la dictadura de Bush acaba de apuntarse
una victoria colosal: consiguió al fin la sumisión de China,
Rusia, Alemania, Francia (y México, por supuesto) en el Consejo
de Seguridad de la ONU, a propósito de la reconstrucción
de Irak. No se conocen aún los detalles de las negociaciones que
propiciaron el "entendimiento", pero nadie se atrevería a descartar
que influyó especialmente en ellas el efecto de la neumonía
atípica.
Si ésta apareció por obra y gracia de un
ataque terrorista con armas biológicas en el sur de China y la anexada
provincia de Hong Kong, tanto los camaradas de Pekín como Vladimir
Putin, Gerhard Schroeder y -sobre todo- Jacques Chirac deben haberse asustado,
y mucho, al comprender la dimensión de la amenaza.
Con sus tropas sólida pero no cómodamente
instaladas en Irak, mientras prepara la "guerra" contra Irán, Bush
da un paso más hacia la batalla contra el pueblo de Estados Unidos.
Pero éste no será un movimiento cualquiera. Gore Vidal nos
lo explicó muy bien en su artículo del miércoles 28
de mayo en La Jornada: si el Congreso aprueba la Ley de Refuerzo
de la Seguridad Interna, mejor conocida -apunta el escritor- como Ley Patriótica
II, eliminará "de un plumazo todas las garantías individuales"
de los gringos.
El autor de Juliano el apóstata no acepta
la versión de la Casa Blanca sobre la responsabilidad de Bin Laden
en los atentados contra el Pentágono y las Torres Gemelas del World
Trade Center. "La Ley Patriótica de Estados Unidos pasó como
de rayo por el Congreso y fue firmada 45 días después del
11 de septiembre de 2001. Se espera que creamos que sus 342 páginas,
cuidadosamente redactadas, fueron escritas en ese breve lapso. En realidad
se lee como continuación de la ley antiterrorista que promulgó
Bill Clinton a raíz del atentado en Oklahoma City".
Abunda: "La Ley Patriótica I posibilita que agentes
del gobierno allanen la casa de cualquier persona en su ausencia, realicen
un cateo e impidan por tiempo indefinido al ciudadano averiguar si se emitió
una orden judicial para ello. Pueden obligar a los bibliotecarios a revelar
qué libros han sido solicitados en préstamo. Si éste
se niega puede ser sujeto a cargos criminales. También pueden recoger
reportes de crédito y otra información confidencial sin la
aprobación de un juez ni permiso del ciudadano afectado".
Ahora, propone Vidal, veamos "algunas disposiciones" que
pretende la Ley Patriótica II: "si un ciudadano estadunidense es
acusado de apoyar una organización considerada terrorista por el
gobierno, puede ser privado de su ciudadanía, aun si no estuviera
enterado de que la organización tenía vínculos con
terroristas. También se incluyen normas que permiten más
búsquedas y espionaje telefónico sin orden judicial, así
como arrestos. Si un ciudadano trata de defenderse para conservar su ciudadanía,
los agentes federales que llevaron a cabo la pesquisa ilegal, con la bendición
de los altos funcionarios del gobierno, serán inmunes a toda acción
legal. Es de suponerse que a un estadunidense privado de su ciudadanía
se le podrá deportar como a cualquier extranjero. Dado que el estadunidense
privado de su ciudadanía no puede, por supuesto, obtener un pasaporte,
(la ley autorizará) al procurador general a deportarlo a 'cualquier
país o región, independientemente de que ese país
o región tenga un gobierno' (...). Mientras la Ley Patriótica
I sólo negaba a los extranjeros el derecho a un proceso justo y
los hacía susceptibles de una deportación arbitraria, la
Ley Patriótica II incluye ahora a los estadunidenses en la misma
categoría, con lo cual elimina de un plumazo todas las garantías
individuales".
¿Qué nos insinúa Gore Vidal? Que
los nuevos nazis restablecerán el horror de los campos de concentración,
pero a escala planetaria, ahí donde se les pegue la gana. En ellos,
como en los tiempos de Hitler y Stalin, serán confinadas todas las
personas que por capricho del Departamento de Justicia resulten peligrosas
para la dictadura de Bush.
Nos preocupa Cuba
Si el pueblo de Estados Unidos, en efecto, es el enemigo
más peligroso de Bush, la humanidad no cuenta con un mejor aliado
para librarse del sátrapa. Así lo han comprendido numerosos
cineastas de América Latina, que la semana anterior insertaron en
La Jornada un manifiesto dirigido, precisamente, al pueblo estadunidense.
Por eso lo titularon en inglés: Listen yankee. Escucha yanqui:
En 1960 el escritor C. Wrigth Mills preguntó a
sus compatriotas: "¿Qué significa hoy ser yanqui?" Antes
de responder a la interrogante que hoy, 43 años después,
replantean con urgencia, los realizadores hacen una declaración
de amor a sus interlocutores: "Siempre hemos apreciado su trabajo en muchos
campos. Hemos leído a sus escritores, hemos visto sus películas,
hemos cantado su música. Reconocemos sus aportes a la ciencia, la
tecnología y el bienestar cotidiano. Pero hoy, según dicen
las encuestas, 70 por ciento de ustedes apoya una política que dicta:
si no están de acuerdo totalmente con nosotros, son nuestros enemigos".
Los autores del manifiesto -entre ellos Suzana Amaral,
de Brasil; Fernando Birri, de Argentina; Paul Leduc, Felipe Cazals, Jorge
Fons, Juan Carlos Rulfo y Alberto Cortés, de México; Orlando
Lübert, de Chile, y como cinéfilo incurable el escritor uruguayo
Eduardo Galeano-, recuerdan al pueblo de Estados Unidos que quienes difunden
las encuestas acerca del masivo apoyo doméstico a Bush son "los
mismos que llevaron a la presidencia a alguien que no tenía la mayoría
de los votos de ustedes. Los mismos que mintieron e hicieron trampa con
las cuentas de Enron o WorldCom y dejaron sin empleo a millares de familias
estadunidenses. Los mismos que mintieron para invadir y arrasar Afganistán
e Irak. Ahora esos mismos amenazan a nuestro continente. A Cuba, por principio
de cuentas".
En Cuba, recientemente, señalan, "fueron fusilados
tres ciudadanos acusados de terrorismo tras un juicio sumario. Pero en
38 estados de la Unión Americana se practica la pena de muerte
a diario. Sólo en Florida, 138 personas fueron ejecutadas en los
pasados cinco años. Del primero de enero al 22 de abril de este
año 13 personas fueron ejecutadas sólo en Texas, y durante
mayo 13 más serán ejecutadas en otros estados. El de ustedes
es el único país del mundo que viola el artículo 37
de la Convención sobre los Derechos del Niño, aplicando la
pena de muerte a menores de 18 años".
Buceando en pos de mayores coincidencias y contrastes,
no olvidan que "75 opositores políticos acusados de sabotaje y traición
a la patria fueron condenados en Cuba a penas de entre seis y 28 años
de cárcel, acusados de conspirar al servicio de un país extranjero.
Nosotros estamos en desacuerdo con esas condenas. Pero EU acaba de aprobar
una ley que permite la detención, por tiempo indefinido, de simples
sospechosos de atentar contra la seguridad del país".
Los cineastas no lo dicen, pero dejan abierta la duda:
¿ustedes están de acuerdo con esa ley? "A Cuba se le acusa
de no respetar los derechos humanos. Sabemos que las libertades de prensa,
opinión y asociación no son las deseables, pero sabemos también
del gran esfuerzo que en Cuba se realiza para garantizar el derecho a la
salud y la educación gratuitas, sin equivalencia en cualquier país
de Latinoamérica".
Por eso, concluyen, "no creemos que el gobierno de Estados
Unidos tenga autoridad moral para juzgar sobre el respeto a los derechos
humanos en ninguna parte del mundo" (y menos después del informe
de Amnistía Internacional, organismo para el cual uno de los efectos
de la invasión de Irak fue el deterioro de las garantías
en todo el orbe).
"No creemos que un gobierno que decide invadir un país
en desacuerdo con Naciones Unidas, lanzar bombas de fragmentación
prohibidas sobre población civil, mutilar niños, asesinar
periodistas, ametrallar manifestantes, alentar la destrucción de
museos y bibliotecas de la cultura más antigua de la humanidad tenga
autoridad moral para condenar a nadie. Todo eso está documentado
en fotos, videos y reportajes que el mundo entero conoce, pero acaso ustedes
no, porque en Estados Unidos la libertad de prensa ha sido anulada", subrayan.
"Nos preocupa Cuba porque nos preocupan también
Colombia, Venezuela y Brasil. Nos preocupa Latinoamérica porque
la historia muestra que todos nuestros esfuerzos por vivir mejor chocan
contra la imposición de dictadores apoyados por Estados Unidos.
Nos preocupa el desprecio que el gobierno de EU manifiesta por el resto
del mundo, la ONU, el derecho internacional, la ecología del planeta,
el tribunal de La Haya. En suma, nos preocupa su desprecio por los derechos
humanos", redondean los cineastas antes de despedirse: "Hoy, Cuba no amenaza
al mundo. En cambio, el gobierno de EU sí. Sólo ustedes pueden
detener esa locura".
En la copia del manifiesto, que circula por Internet,
los cineastas invitan a sus colegas de cualquier país a adherirse
al documento, que está disponible en http://listen.nweb.ws,
y hacen un llamado especial a las organizaciones civiles de Europa y América,
inscritan en el movimiento contra la globalización, para que extraigan
las ideas de este texto y las sinteticen en pequeños volantes para
repartirlos en los principales festivales cinematográficos de este
año. Uno de sus destinatarios ha sido ese genio del periodismo electrónico
llamado Michael Moore, cuya película, Bowling for Colombine,
ganó el Oscar al mejor documental, por un espléndido trabajo
sobre las causas de la violencia en el país cuyo Congreso está
a punto de aprobar una ley que implantará la dictadura más
pavorosa de todos los tiempos. Quizá no esté lejano el día
en que saldremos a las calles a expresar nuestro apoyo al pueblo de Estados
Unidos gritando: "Yankees, you´re not alone! You´re
not alone!" (¡no están solos, no están solos!)
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