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México D.F. Lunes 26 de mayo de 2003
El GDF privilegia el espectáculo sobre
la cultura, acusan
Con todo y precariedades se efectuó la Fiesta
de la Danza
La Secretaría de Cultura sólo proporcionó
el templete y el sonido; ninguno de los participantes recibió pago
CESAR GÜEMES
Si bien lograron su propósito y la Fiesta de la
Danza se llevó a cabo a lo largo de este domingo con el apoyo constante
del público, los organizadores del acto, Vitars Fomento Cultural
y la Sociedad Mexicana de Coreógrafos, manifestaron a La Jornada
las limitaciones con que se llevó a cabo, entre ellas, que los bailarines
y coreógrafos participantes se presentaron sin remuneración
alguna.
Apoyados
por algunas empresas privadas para difundir el encuentro dancístico
y por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, a cuyo cargo
corrió la instalación del templete y el sonido, bailaron
a partir del mediodía grupos como el Ballet Neoclásico de
América Latina, la Escuela Nacional de Danza Folclórica,
Expresión Bolivia y Bailes y Tradiciones Mizoc.
''En México el arte en general está en crisis
-nos dice Héctor Garay, titular de Vitars Fomento Cultural-: las
bibliotecas están llenas de libros pero el promedio de lectura es
cada vez más bajo. Las funciones de teatro y danza en muchas ocasiones
se realizan con muy escaso público. Para este acto, por ejemplo,
logramos apoyo en la promoción a través de la iniciativa
privada, mientras el gobierno de la ciudad nos permite el uso del templete
y el sonido. Sin embargo, vimos desplegados enormes de un cantante comercial
que se presentó aquí mismo la noche de ayer, mientras que
la Fiesta de la Danza aparece dentro de la cartelera cultural de la ciudad
sólo con un párrafo. Ahí vemos la desproporción:
así entiende el gobierno la cultura, con menosprecio. Parece que
es más importante una ciudad del espectáculo que de la cultura".
La respuesta de los coreógrafos y bailarines independientes,
según informa Garay, consistirá en ''acudir al Poder Legislativo
para que los fondos posibles se reglamenten; si el presupuesto de cultura
depende de la Secretaría de Educación Pública, entonces
está supeditado y hay que liberarlo. Por lo pronto, los compañeros
coreógrafos, bailarines y músicos están aquí,
y se manifiestan. Dicen las autoridades que uno de los proyectos pendientes
es hacer de la cultura una fuente de desarrollo: tienen razón, pero
quién sabe si sepan cómo lograr el desarrollo del que hablan.
Esperemos que no sea apoyando a la gente del espectáculo a cambio
de restar ese apoyo a las personas dedicadas a la cultura".
Patricia Aulestia, titular de la Sociedad Mexicana de
Coreógrafos y organizadora del encuentro junto con Vitars, hace
el siguiente balance: "Este año, cuando solicitamos el espacio para
realizar la Fiesta de la Danza nos encontramos con limitaciones tremendas.
Pero eso para nosotros no significó el retiro. Realizamos una encuesta
entre las personas que se dedican a la danza para saber si nos quedábamos
sin presentarnos en el Zócalo. La decisión en general fue
bailar. El gremio de bailarines y coreógrafos está acostumbrado
a unirse y expresarse. Supongo que el próximo año, a través
de un patronato, se llevará a cabo este acto con un presupuesto
correspondiente para invitar a nuestras mejores compañías
con una remuneración justa. El caso es que estamos en el Zócalo
que es nuestra plaza, y si bien aquí nadie gana dinero, conseguimos
ofrecer una tarde amable a los paseantes y también llamamos la atención
de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal''.
La
perspectiva, explica Aulestia, implica la unión de los trabajadores
de la cultura: "Los bailarines y coreógrafos no solamente han de
mantener una buena calidad artística, sino además desempeñarse
como administradores y difusores de sus propios actos. Con la reunión
de las sociedades autorales que se concretó hace unas semanas esperamos
que se cumpla a cabalidad la ley del derecho de autor, que por ahora es
una ley rasurada. Este año tuvimos que enfrentarnos a los
poderes de la unión cuando la Secretaría de Hacienda se convirtió
en un minotauro. Con enorme tristeza vimos crecer la cantidad de amparos
de las sociedades autorales para verse exentas de impuestos respecto de
su actividad".
El significado de esta Fiesta de la Danza, en palabras
de Aulestia, fue "tomar la plaza pública para decir en pleno Zócalo
que los bailarines y coreógrafos atravesamos por tiempos cada vez
más difíciles. En México casi nadie vive de la danza,
sin embargo las compañías y escuelas independientes se multiplican,
y crece el número de niños y jóvenes interesados en
bailar. Ante la crisis, el gremio está unido y eso no va a cambiar".
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