México D.F. Jueves 22 de mayo de 2003
El Tri coronó la mejor jornada hasta el momento, que duró tres horas y media
Los rude kids acapulqueños pasaron del slam dance al skanking en el Aca Fest
Inspector, El Gran Silencio y Café Tacvba transformaron el Jardín Sur del Centro de Convenciones en un pandemonium Baja respuesta a Céspedes, Amaury Gutiérrez y Torrens
JORGE CABALLERO ENVIADO
Acapulco, 21 de mayo. El artesanal oficio de El Tri, la penetración mediática de Inspector, la sofisticada música de Café Tacvba y la frescura inteligente de El Gran Silencio llevaron una refrescante cascada de texturas al Jardín Sur del Centro de Convenciones en la segunda y hasta el momento la mejor jornada del Aca Fest 2003, donde los rude kids acapulqueños retacaron el espacio destinado a la celebración y retozaron con singular alegría con las 3 horas y media de música que les brindaron las bandas.
En el Salón Teotihuacan, escenario principal del festival, a los cubanomexicanos Francisco Céspedes, Amaury Gutiérrez y David Torrens, y a los mozalbetes Miguel Inzunza y Axe Bahía no les prestaron mucha atención y únicamente unas mil personas se acercaron a escucharlos, cuando dos quintas partes de los cantautores habían levantado más expectativa de la que recogieron.
Desde las 17 horas los jóvenes comenzaron a hacer una interminable fila que serpenteaba por el costado sur del Centro de Convenciones para entrar al concierto de rocanrol; la corona de la fila se bifurcaba en tres cabezas: dos entradas de mujeres y una para machines, en las cuales algunas madres recomendaban a sus hijas que no fueran a bailar "en esa rueda donde se ponen todos locos, ustedes mi'jitas bailen pero por un ladito"; y los policías advertían a los chavos: "no se peleen ahí adentro porque los sacamos y ya pagaron sus 80 pesos".
Una vez dentro los chicos comenzaron a enardecerse pues El Gran Silencio cantaba Super Riddim Internacional, pero el desengaño llegó rápido, pues era la prueba de sonido de los regios... aún faltaban 30 minutos para las hostilidades. Las barras ya estaban a tope y las gradas comenzaban a llenarse.
Un cuarto de hora después de la cita pactada comenzaron los interpelativos/ incisivos sonidos de los chúntaros con su Sound system municipal, a los cuales nadie resultó ajeno e inmediatamente la fuerza contenida de los jóvenes, como ley de la energía de Einstein, se trasformó en un soberbio slam dance de un diámetro de acción de unos 20 metros, de donde sobresalían torsos, paliacates, sombreros, algunos envueltos en banderas de México y estandartes del Che Guevara y del símbolo de la paz.
Los macuarros de El Gran Silencio interpretaron su superéxito Dormir soñando y el mosh pit se convirtió en un hermoso pandemonium. Tony, que en diferentes momentos atacó las alas del escenario, dijo: "šCanten con huevos, que se oiga hasta Monterrey, hijos de la chingada!"; el pedimento fue gratuito porque todos lo secundaban en la voz. Llegó Chúntaro style y un remix macuarrón, frisando el género art nacó music.
Después el turno fue para Inspector y el slam dance se metamorfoseó en skanking y se extendió hasta donde la vista alcanzaba. La primer rola de los skaceros fue Amnesia en la cual Rubén, de Café Tacvba, acompañó las coplas de la canción romántica. Después el Frank Sinatra del ska, o sea, el cantante de Inspector dio la primicia: "Este es el cuarto sencillo del disco y el último porque nos vamos a preparar nuestro segundo disco". Se despidieron cubiertos de gloria pues los rude kids les agradecieron su música girando sus cuerpos en todo momento. Por supuesto que también tocaron Amargo adiós.
El cover a Leo Dan, Cómo te extraño, sirvió de entrada a los tacvbos. El repertorio presentado por los de Satélite sirvió como para el relax y la fruición, mas que para el deschongue y el frenesí: Ingrata, Chilanga banda, el estreno en Acapulco de Eo, Las flores y la intervención musical a Déjate caer, de Los Tres, en la cual performearon y deconstruyeron el escenario con una coreografía muy posmo con innumerables referencias pop como a Karate Kid y Juan Gabriel, que alguien definió como "ese baile es la neta". El público agradeció la excelente ejecución y el espectáculo de los tacvbos.
Pero el inefable Tri salió para demostrar, una vez más, que el boleto se pagó para verlos a ellos. El mesiánico Alex Lora salió más guadalupano que nunca con una playera con la efigie de la morena y mangas bicolor, rojo y verde, una franca declaración de odio con la supuesta demanda que interpuso un grupo religioso por el "engaño que hace Lora para atraer a los fieles utilizando la imagen de la virgen", según informó el líder de la banda horas antes, en conferencia de prensa.
El Tri inició con Perro negro con lo cual subyugó de forma instantánea a los incansables trisoleros acapulqueños y fueron dóciles con su gurú, le festejaron absolutamente todo. Sólo Alex se molestó porque un machín de la primera fila se la pasó mentándole la madre. Un iracundo Lora le dijo: "Ya díganle a ese pendejo que deje de decir pendejadas. Mejor vete a rascar el yoyo". Así trascurrió el concierto con Triste canción de amor, Niño sin amor y Virgen Morena. A la salida todos los rostros de los mozalbetes dibujaban una sonrisa pétrea, como que consiguieron satisfacción.
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