Martí Batres Guadarrama

La UNAM en letras de oro

Entre las decisiones tomadas al final del último periodo ordinario de sesiones de la 58 Legislatura se encuentra una resolución singular: la imposición de las letras de oro en honor de la UNAM. El acuerdo, no legislativo ciertamente, reviste, sin embargo, gran importancia. Se ubica en la esfera de la disputa simbólica y tiene fuertes implicaciones ideológicas, culturales y proyectuales en el escenario nacional.

En San Lázaro es la primera vez que se develarán dichas letras en referencia a una institución y no a un personaje. Ya en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, en la anterior Legislatura, se develaron las letras de oro en memoria de "los mártires del movimiento estudiantil de 1968". No fue en homenaje a un héroe nacional, tampoco se refería a un episodio de las grandes guerras revolucionarias, a los que hacen alusión también los muros del edificio de Donceles y Allende. Sí se refería a una gesta democrática épica de nuestra historia contemporánea. Fue en su momento un cambio significativo en el tipo de contenido de dichas letras y una reivindicación que en la historia oficial del poder un Estado despótico jamás hubiera querido reconocer.

En una ruta parecida, la actual Legislatura federal se despide con un reconocimiento sui géneris a una institución educativa.

Durante el debate sobre dicho reconocimiento no faltaron las dudas o las discrepancias legítimas de quienes cuestionaban que fuera para la UNAM y no para alguna otra institución el homenaje mencionado. No obstante, tratándose de una resolución eminentemente simbólica, el reconocimiento a la UNAM ha sido el más adecuado en virtud de que engloba un conjunto amplio de conceptos, historia, mensajes, definiciones y valores.

En el mundo neoliberal de nuestros días se ha afirmado hasta la obcecación que las instituciones privadas son más eficientes que las publicas; se ha tratado de asociar lo público con la corrupción y de convencer para que toda institución pública sea liquidada, desaparecida o vendida.

Sin desconocer la existencia de interesantes instituciones educativas privadas, la UNAM es acaso el mejor ejemplo de la superioridad de lo público sobre lo privado; es la muestra de lo que significa una institución eficiente en el logro de sus propósitos desde la esfera pública.

Se ha difundido también el prejuicio de que una universidad masiva no puede funcionar, derivándose de ahí la idea de que las escuelas superiores deben ser aún más elitistas y pequeñas.

La UNAM es el caso de una institución de masas que se ha desarrollado ampliamente beneficiando al país, con más de 250 mil alumnos desde hace más de 25 años.

Desde esos mismos círculos tecnocráticos se ha pretendido que la educación superior no sea gratuita, y que en las universidades públicas sean los propios estudiantes los que paguen su educación. La UNAM demuestra que la educación superior puede ser simultáneamente gratuita y de calidad.

La UNAM es además la principal institución generadora y recreadora de la cultura nacional, factor básico de identidad y cohesión, conciencia crítica del país, vértice del sistema educativo nacional, artífice sustancial del cuerpo intelectual del país, productora de la mitad de la investigación científica, referente consultivo de todo tipo de problemas naturales o sociales, promotora de nuevas pautas ideológicas y de conducta, formadora de docentes.

La UNAM es, como dirían unos investigadores del Instituto de Investigaciones Económicas de la máxima casa de estudios, "espejo del mejor México posible", espacio en el que se conjugan la libertad de creación y pensamiento, la vocación social y la más refinada elaboración intelectual, el nacionalismo y el universalismo.

La propuesta de llevar a la UNAM a los muros de honor de la Cámara de Diputados es un homenaje más que merecido; muestra la capacidad de iniciativa de Juan Ramón de la Fuente, rector de la institución, pero sobre todo constituye la afirmación implícita del Poder Legislativo de que en el mundo de hoy es deseable, necesaria y posible otra ruta para el desarrollo de nuestro país.