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México D.F. Miércoles 21 de mayo de 2003
ASTILLERO
Julio Hernández López
Un reconocimiento (sin calumnias) al foxismo
Libertad de expresión a extremos desconocidos
Lo malo es que ese logro sirva para justificaciones conyugales
LO PRIMERO QUE ha de decirse aquí con la mano puesta sobre las astillas es que, a extremos inimaginables en cualquier gobierno priísta, el presidente Fox ha sido extraordinariamente respetuoso de la libertad de expresión (ni siquiera el episodio de CNI-Canal 40 podría ser apuntado en sentido contrario, si se entiende que esa batalla no fue realmente un intento de censura, sino un pleito de intereses empresariales en que el gobierno federal tomó partido hacia el bando agresor, por complicidades, pago de cuentas pendientes o proyectos a futuro). A diferencia de otros presidentes de la República que convertían sus retorcimientos íntimos contra el ejercicio periodístico en políticas represivas de gobierno, el presidente Fox suele desahogar en público sus indigestiones, por ejemplo, confrontando directamente a medios y periodistas, calificándolos de formar un "círculo rojo" o exhortando a la población a no leer diarios. Esa disposición presidencial al enojo en lo inmediato, pero no a la planeación vengativa desde el poder, ha permitido que tome cuerpo y presencia firme el proceso de liberación de la prensa mexicana, sujeta durante décadas, salvo ejemplos evidentes como los casos de La Jornada y Proceso, a directrices oficiales y censura inmediata a los críticos insoportables.
PERO SIENDO TAN importante y trascendente esa postura presidencial de respeto en público a la crítica mediática (que será anotada en el futuro en el saldo positivo del sexenio foxista, tan deficitario en otros rubros), puede dejarse hoy a un lado la increíble pifia cometida ayer por quien al país gobierna cuando, con una ignorancia jurídica monumental, incluyó la calumnia entre las variables de la opinión pública que se pueden practicar en el país con libertad. A una columna como esta, que vive diariamente esa libertad sin acoso, amenaza ni presión alguna, le parece hoy más importante destacar la reiteración presidencial del respeto a la crítica y del compromiso de nunca caer en la tentación de la censura que subrayar el equívoco de considerar legítimo y legal el ejercicio de la calumnia (acaso con doble sentido, según quisieran creer quienes gustan de conceder tintes de astucia al presunto zorro en lo que suelen ser simples desbarres). Permítasele a este tecleador rejego cerrar este insólito canto a las glorias foxistas con el recuento de su experiencia personal: nunca ha habido, hasta ahora, el menor asomo de ataque o represalia gubernamental contra esta columna desbozalada que un día sí, y otro también, se permite ligerezas, juegos de palabras e ironías que a cualquier otro poderoso hubieran irritado a niveles peligrosos. Lo peor que le ha pasado en lo que va del sexenio a este escribano es que le manden religiosamente a sus varios domicilios cibernéticos los discursos presidenciales, y que su pinchurrienta columneja sin corsé aparezca de lunes a viernes en la síntesis informativa de Los Pinos en la bien ganada sección de los "detractores" persistentes de la imagen suprema, confinamiento conceptual éste que no da para recurrir a la oficina de los derechos humanos, o para hacer denuncias públicas que le vayan creando fama de mártir del periodismo o le reditúen balsámicas cadenas populares de apoyo cual héroe de la libertad de expresión reprimido por el malvado gobierno.
ESCRITAS LAS ANTERIORES confesiones de las que de inmediato el deponente quisiera retractarse para no abollar su gorrito de voceador heroico de las libertades de prensa y de expresión, ha de practicarse aquí nuevamente el feo deporte de la búsqueda del negrito en el arroz (justamente para demostrar la vigencia de las palabras del šGracias, señor Presidente!). Y es que, a juicio de esta columna hoy tan aplaudidora, el licenciado Fox ha querido usar en esta ocasión el petate de la libertad de expresión para tratar de asustar y repeler los fantasmas de las intimidades familiares y personales que los libros de Olga Wornat y Rafael Loret de Mola han puesto en estos días en el escaparate del escándalo. La Presidencia de México es tan generosa que hasta calumnias permite que se publiquen sin pretender censuras. Al mismo matorral genealógico pertenece la postura bondadosa que santa Marta exhibe para perdonar a quienes la atacan, dice ella, por ser mujer y por servir a los mexicanos. Sonriente, perdonando las ofensas y a los que la ofenden, la jefa del presunto jefe se declara (mártir) presta para pagar el costo de su misión celestial cumplida, sin reconocer que lo que se le reclama no corresponde al reino de la moral y las buenas intenciones, sino al muy mundano, medible y punible del uso de recursos públicos para fundaciones privadas y la conversión de un matrimonio en un pedestal de poder que suplanta a la máxima institución pública del país.
BUENO ES, POR tanto, que el Presidente de México reitere su compromiso de respeto a las libertades, pero malo es que lo haga para defender a su cónyuge del gran poder, y que con ello supedite y contamine un rubro defendible de su gestión al colocarlo al servicio de la silenciosa abdicación que su esposa le arranca cada día.
ASTILLERO: CON LA TERSURA diplomática que tendría un hacendado con sus peones al despertarlos para que ordeñen las vacas, el embajador de Estados Unidos en las Naciones Unidas, John D. Negroponte, anunció ayer a los miembros del Consejo de Seguridad de esa organización que "no debe ser una sorpresa que tienen que estar preparados para votar mañana" (hoy, miércoles) un proyecto de resolución con el que Washington y Londres pretenden ser convalidados como controladores de Irak y su petróleo. De nueva cuenta, México deberá preguntarse qué ganó y qué perdió con su polémica inserción en el citado consejo, pues hoy deberá votar sin dobleces a favor de las pretensiones de George W. Bush o agregar peligrosas decepciones al ánimo de por sí lastimado del texano que ni siquiera le levanta el teléfono al guanajuatense... Y mientras el tal José Medel y su sindicato de burócratas chilangos siguen inventando pretextos que les permitan dañar días tras día a la ciudad de México, šhasta mañana!... Fax: 5605-2099 [email protected]
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