México D.F. Lunes 19 de mayo de 2003
Fumar, la práctica que más ensucia
el ambiente en espacios cerrados, asegura experto
La contaminación en interiores puede ser mayor
que en la calle
Ozono, partículas suspendidas y combustión
de estufas, otras fuentes de alta infición, señala
ANGELICA ENCISO L.
La población está expuesta a altos niveles
de gases contaminantes también en espacios interiores, que pueden
ser más altos y dañinos que en exteriores. Se trata de monóxidos
de carbono, óxidos de nitrógeno e hidrocarburos, que provocan
problemas respiratorios e incluso cáncer.
Fuentes de combustión -como calentadores y estufas-,
partículas suspendidas y humo de cigarrillos provocan que los niveles
de contaminación del aire rebasen las normas internacionales, explica
en entrevista Adrián Fernández Bremauntz, investigador de
contaminación urbana y regional.
Detalla
que con cada fumada son introducidas en los pulmones de manera directa
400 partes por millón de monóxido de carbono, lo que representa
entre 10 y 12 veces más la norma internacional para una hora. En
la calle, ese nivel de exposición no ha ocurrido ni siquiera en
los momentos de más alta contaminación ambiental en la ciudad
de México, en noviembre de 1991.
"Aunque en ambientes exteriores hubiera niveles altos
de contaminación, no serían tan graves para mucha gente que
pasa más tiempo en habitaciones, especialmente en el caso de contaminantes
como el ozono, que son muy reactivos y pueden interactuar y reaccionar
en superficies.
"Otros compuestos, como las partículas finas, no
se degradan con facilidad y se alojan en los pulmones", agrega el especialista,
uno de los primeros investigadores de la contaminación ambiental
en México.
Destaca que esa contaminación afecta a diferentes
grupos de la población, como las personas que se dedican a cocinar,
porque la combustión de las estufas genera monóxidos de carbono,
óxidos de nitrógeno e hidrocarburos.
Sobre el tabaquismo activo, indica que los gases que se
aspiran son demasiado dañinos. "Un policía de crucero hace
10 años -cuando había muy altos niveles de polución
en la ciudad de México- respiraba 10 veces menos contaminantes que
un fumador activo."
Asegura que la actividad que más expone a la población
a la contaminación del aire es fumar. En lugares donde se permite
encender cigarrillos, las concentraciones de monóxido de carbono
y partículas suspendidas llegan a ser cuatro o cinco veces más
altas que en la calle, de acuerdo con mediciones que se han hecho con monitores
personales.
Asimismo, la investigación epidemiológica
internacional relaciona el cáncer con el tabaquismo, y éste
daña a fumadores y no fumadores, "porque es una realidad que el
monóxido de carbono y las partículas finas tienen un alto
riesgo".
Otros contaminantes son los hidrocarburos tóxicos
y el benceno, que es cancerígeno. "Alguien que fuma se ve expuesto
a niveles de benceno mayores que los trabajadores de gasolineras".
Lo mismo ocurre con la exposición a estufas y calentadores,
sobre todo si hay mala ventilación.
Explica que en la historia de la contaminación
ambiental a lo primero que se le puso atención fue a los exteriores,
las fábricas y los escapes de los autos, lo cual se hizo evidente
sobre todo a partir de los altos niveles de polución de los años
50 en Londres y en ciudades de Estados Unidos.
Sin embargo, indica, fue sólo en la década
de los 80 cuando se empezó a poner más atención y
se generó una nueva disciplina en el terreno de la investigación
para evaluar la exposición a la contaminación.
"No se trata de decir cuánta contaminación
hay, sino qué ocasiona en las personas su exposición a ella",
sostiene.
Permanencia intramuros
En el caso de la contaminación en interiores, se
estudiaron patrones para construir un perfil de lo que hacen las personas
de manera cotidiana y evaluar sus efectos. Cada individuo tiene su propio
perfil de actividad, pero la mayor parte del tiempo la pasa en lugares
cerrados.
Detalla que en las áreas de medicina ocupacional
e higiene industrial se empezó a detectar la necesidad de utilizar
equipos de medición para el medio ambiente intramuros, porque había
empresas que por su naturaleza exponían a sus trabajadores a la
contaminación.
Por eso en la medicina ocupacional se empezaron a desarrollar
monitores personales y mecanismos de alarma para conocer los niveles de
exposición de cada empleado. Y fue hasta finales de los años
80 cuando se establecieron los monitores en exteriores, que ahora se utilizan
en México en las redes de monitoreo atmosférico que hay en
las grandes ciudades.
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