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México D.F. Lunes 19 de mayo de 2003
Armando Labra M.
Soberanía ya, hoy
Hace seis meses se realizó un encuentro interesante por su singularidad. En Tlaxcala tuvo lugar un encuentro de eminentes universitarios, empresarios, políticos y servidores públicos sobre un tema que parecía destinado al polvo del camino.
Para versar sobre el tema "Soberanía y desarrollo regional, el México que queremos", el gobierno de Tlaxcala, la Canacintra, el Colegio de Tlaxcala y la UNAM convocaron a los especialistas más connotados de México, sea por su conocimiento teórico, práctico, por sus experiencias e inquietudes. Acudió a la inauguración el mismísimo presidente Fox, naturalmente el gobernador, la presidenta de la Canacintra y el rector de la UNAM. Personalidades de gran calibre plantearon sus propuestas teóricas, prácticas y políticas. Por ejemplo, para discutir sobre la soberanía y el desarrollo participaron Marcos Kaplan, Federico Reyes Heroles, José María Serna de la Garza y Rolando Cordera Campos. En torno a las políticas públicas y el desarrollo regional expusieron y discutieron José Luis Calva, Jorge Ocejo, Luis F. Aguilar, Jorge Basave, Enrique Dussel, Carlos Tello, Ifigenia Martínez, Luis Martínez Argüello.
El tema del desarrollo regional, la economía solidaria y la democratización fue expuesto por Clara Jusidman, Adalberto Saviñón Diez de Sollano, Félix Cadena Barquín, Ursula Oswald, Julio Boltvinik, Luis Lopezllera Méndez, Laura Collins Harguindeguy y el gobernador de Aguascalientes, Felipe González. Sobre la planeación, las políticas regionales y la municipalización participaron Roberto Ramírez, Arsenio Muñoz Cervantes, Mario Riestra Venegas, Clemente Ruiz Durán, Gerardo González Lara, Gonzalo Yanes Díaz, Carlos J. Villaseñor y Ramón Rivera Espinoza.
Tal elenco es revelador en sí mismo, no sólo por su amplitud ideológica, es decir, su pluralidad, como por la inclusión de experiencias tanto de renombre como otras no tanto.
Es difícil derivar una sola conclusión de los trabajos de tan variado grupo, pero a quien interese el tema le recomiendo el libro que seguramente hoy será presentado en Tlaxcala por el gobernador, la presidenta y el rector en el Colegio de Tlaxcala.
La soberanía es un concepto que ha sufrido los embates de la modernidad de manera que se le opone a un enemigo poderoso si bien decadente: la globalidad. No han sido pocos quienes han desmenuzado el concepto de soberanía a grado tal de prácticamente aniquilarle. No todos ellos leyeron la Constitución, pero han cabalgado en la moda de los intelectuales orgánicos del modernismo en boga.
Hoy que los resultados de la globalidad se aprecian con creciente claridad en sus dimensiones dolorosas y no hacen presencia sus virtudes prometidas, resulta interesante, y quizás hasta vital, retomar el tema de la soberanía, que finalmente es una aspiración nacional no sólo consagrada en la Carta magna, sino demandada por la mayoría de los mexicanos que han quedado al margen de los impulsos modernizadores.
Por eso resulta particularmente significativo que el Encuentro de Tlaxcala aborde la soberanía desde una óptica regional, es decir, en sus expresiones arraigadas en la realidad nacional, esa que usualmente escapa a los analistas de banqueta o de escritorio y que muy bien conocen los mexicanos que habitan en el interior del país. Y que acudieron a Tlaxcala. Y que intercambiaron ideas con intelectuales, políticos y funcionarios.
El ejercicio del encuentro tlaxcalteca abre brecha en más de un sentido. No sólo por la combinación de convocantes, la mezcla de participantes y la originalidad del enfoque, sino porque demuestra que existe urgencia profunda de grandes definiciones sobre el destino que debemos construir, o como dijeron quienes organizaron el encuentro y el libro que aquí comento: "el México que queremos".
Ese México no está claro. Hay versiones, pero ningún proyecto común. Se aplican políticas en tal o cual sentidos, pero no compartimos un empeño que a todos comprometa. Los partidos políticos, obligados a ofrecernos proyectos alternativos, se debaten electoralmente sin ideología, liderazgo ni disciplina.
Si desde el gobierno o las instancias partidarias no emergen las opciones, es necesario y deseable que la sociedad se exprese en los foros que logre articular para definir sus necesidades, posturas y propuestas. En ello radica, creo, la frescura y la cualidad principal del Encuentro de Tlaxcala. Sus organizadores fueron visionarios y la historia les está dando la razón. Lea el libro, no se arrepentirá. [email protected]
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