México D.F. Viernes 16 de mayo de 2003
La compañía eslava realizó
el estreno nacional de Manon en el Auditorio Nacional
Ballet Kirov hizo derroche de fantasía y sorpresa
para refrendar su virtuosismo
La incomprensión del amor verdadero, tema central
de esa historia con final trágico
Diana Vishnieva, prima ballerina, recibió
larga ovación del público
ANGEL VARGAS
Al
presentarse por tercer año consecutivo en el país, el Ballet
Kirov hizo antenoche el estreno nacional de Manon, considerada la
obra maestra del inglés sir Kenneth Mac Millan (1929-1992), cuya
historia aborda cómo una bella mujer se enfrenta a la incomprensión
del amor verdadero.
Se trata de un dilema frecuente: corresponder a las sanas
intenciones de un joven y modesto enamorado o dejarse seducir por las promesas
de riqueza y nombre de un noble de edad avanzada. A la postre dicha disyuntiva
desencadena un final trágico.
Con el Auditorio Nacional otra vez como escenario, al
igual que en sus más recientes dos visitas, los integrantes de la
agrupación eslava ratificaron por qué esta compañía
es considerada una de las mejores del mundo, merced a una actuación
en la que se derrocha, sin descanso, virtuosismo y emotividad, fantasía
y sorpresa. ¿Acaso la utopía de la perfección?
A lo anterior debe sumarse lo vistoso del vestuario, accesorios
y escenografía, que recrean la época de las cortes francesas
y sus suntuosos palacios, así como la delicadeza, ludismo y en ocasiones
profundo dramatismo de la música de Jules Massenet, interpretada
en esta ocasión por la Camerata de las Américas bajo la dirección
de Gustavo Plis.
Músculos que explotan o callan
Los momentos inolvidables los brinda la prima ballerina
del Kirov, Diana Vishnieva, que interpreta a Manon.
De menuda y esbelta figura, grácil, angelical,
su encarnación de ese personaje frívolo y encantador transitó
entre lo onírico y lo irreal, lo seductor y lo descaradamente erótico,
lo poético y lo atlético.
Cada una de sus evoluciones demuestra el completo dominio
de sus músculos, que explotan o callan a su voluntad según
sea el pasaje. Lo mismo en solos, que en duetos e inclusive en tríos,
la sutileza de sus movimientos contrasta con su enorme vigor y fuerza física,
y sus saltos hacia atrás, sus vertiginosos giros y la firmeza de
sus puntas provocaron frecuentes ovaciones del público.
Las poco más de tres horas de duración de
esta obra, dividida en tres actos y conformada por siete escenas, se diluyen
de manera imperceptible. Es como adentrarse en un cuento de hadas, en un
sueño o en una especie de rito mágico en el que los bailarines
rusos adoptan diversas consistencias y formas, y así son flores,
aves, gacelas, nubes, viento, agua, humo.
Además de Manon -cuya última presentación
será hoy a las 20:30 horas-, el Ballet Kirov también ofrecerá
en esta visita Romeo y Julieta, con coreografía de Leonid
Lavrovsky y música de Sergei Prokofiev.
Las funciones serán: mañana a las 13 y 20
horas, y el domingo a las 12 y 18 horas, también en el Auditorio
Nacional.
|