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México D.F. Viernes 16 de mayo de 2003

Militares sirios participaron en la detención de los seguidores de Bin Laden

Arrestan soldados libaneses a grupo de operadores de la red Al Qaeda

Planeaba atacar la embajada de EU y secuestrar a miembros del gabinete libanés, afirman

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Beirut, 15 de mayo. Fue casi demasiado bueno para ser verdad. Escasas 24 horas después de la visita del presidente iraní, Mohamed Jatami, y a sólo cuatro días de los ataques a los complejos occidentales en Arabia Saudita, soldados de Líbano detuvieron a un grupo de operadores de Al Qaeda que planeaban atacar la embajada de Estados Unidos en Beirut y secuestrar a miembros del gabinete libanés.

Un hecho aún más relevante es que los prisioneros están presuntamente vinculados con al menos 10 islamitas que aún se ocultan en el campo de refugiados palestinos de Ein el Helwe, en Sidón, después de llevar a cabo un asalto al ejército libanés en el norte del país, hace más de tres años.

Algunas versiones hablan de 39 detenidos -un oficial de inteligencia del ejército libanés dijo que eran menos-, pero al menos nueve hombres, de los cuales siete son libaneses y dos palestinos, estaban esta noche en custodia, sometidos a "interrogatorio" -uno se puede imaginar lo que eso significa- antes de ser entregados a las autoridades judiciales del país.

Se dice que los sirios -he aquí otro hecho admirable- participaron en el arresto, lo cual demuestra a los estadunidenses que Damasco está de su lado en la "guerra contra el terror".

Más en serio, es cierto que hubo en Líbano un levantamiento de Al Qaeda, la red que lidera Osama Bin Laden, en enero de 2000, y que los pocos y dispersos sobrevivientes de esa batalla -los que no fueron abatidos a tiros por soldados libaneses después de que mataron a varios compañeros de éstos- fueron recluidos en la cárcel de Roumieh, en el norte de Beirut, o buscaron refugio en el campo palestino de Sidón.

La organización humanitaria Amnistía Internacional ha demandado que los que están en prisión reciban un trato humano, pues ha habido persistentes reportes de que se les golpea y se les somete a abusos.

Un propósito de la supuesta conjura para atacar la embajada estadunidense y secuestrar a funcionarios libaneses era buscar la liberación de los prisioneros de Roumieh.

La captura de estos militantes también favorece la afirmación de Líbano y Siria de que el movimiento guerrillero Hezbollah es una organización de resistencia y no un gru-po terrorista -como sostienen los gobiernos de Estados Unidos e Israel-, en tanto que la organización fundamentalista es una amenaza para todas las naciones del mundo.

El primer ministro libanés, Rafia Hariri, es ciudadano de Arabia Saudita, donde se cometieron los últimos atentados de Al Qaeda, matanzas que también fueron condenadas el miércoles anterior en Beirut por el presidente Jatami.

Los 10 simpatizantes de Al Qaeda refugiados en Sidón, la mayoría de los cuales son de origen kurdo, alardean abiertamente de sus vínculos con Osama Bin Laden, y uno ha tapizado su casa en el campo de refugiados con fotografías del dirigente, a quien dice conocer personalmente.

Las autoridades libanesas llevan meses tratando de negociar con líderes palestinos la entrega de los 10 hombres. Su conflicto en el norte de Líbano -en las heladas montañas que rodean al poblado de Sir el Dinniyeh- fue una feroz batalla en la que el ejército libanés empleó tanques y helicópteros artillados contra los pistoleros.

Como uno de los estados más constitucionales del mundo árabe, Líbano tiene la intención de someter a juicio a los sospechosos de Al Qaeda, lo cual permitirá tanto a libaneses como a sirios demostrar una vez más que están en contra del terrorismo.

Todo ello suponiendo, claro, que los prisioneros se apeguen al libreto.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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