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México D.F. Viernes 16 de mayo de 2003
Luis Javier Garrido
El quiebre
La soberanía de México, comprometida al extremo por los gobiernos de la tecnocracia priísta y en la gestión de Fox, se halla mucho más asediada tras la definición, en estos dos años, de las políticas de la extrema derecha republicana de Estados Unidos, sobre todo, luego de la ocupación de Irak.
1. La invasión impune del territorio iraquí ha traído consecuencias mucho más negativas para México de las que reconocen voceros del gobierno o de las que estiman analistas, y los riesgos para el futuro serán mayores en los próximos tres años. No sólo a) por la impunidad que se ha tolerado a Washington, que ha tornado más agresiva la administración Bush, sino porque b) el grupo de Fox se sentirá más libre para entregar los recursos básicos de los mexicanos al extranjero, sobre todo ahora que las políticas del doble discurso que utilizó en el caso Irak le han funcionado, confundiendo a diversos sectores a los que hizo creer que resistirá a las presiones dado que su programa real de gobierno implica medidas que se exigen desde Estados Unidos, que no ha impuesto porque se lo impedían sectores de opinión en todo el país.
2. La cuestión central en lo que resta del sexenio será que Fox no tiene razones para no aceptar las exigencias de Washington, ya que cree en ellas, y su papel se asemejará al de los nuevos administradores de Irak.
3. El gobierno foxista se ha caracterizado desde el inicio por su profunda incomprensión de lo que significa soberanía nacional, pero lo acontecido en Irak le ha hecho perder aún más la perspectiva de lo que es ésta para los mexicanos, y está llegando a errores históricos que constituyen verdaderas aberraciones. La urgencia de Fox por imponer los programas neoliberales y seguir cancelando los derechos de la nación, así como presentar a su gobierno como "de cambio", le está llevando a resucitar el proyecto de 2000: diseñar una nueva Constitución, sólo que ahora piensa que la deben redactar extranjeros, algo que no hicieron ni los peores gobiernos conservadores mexicanos del siglo xix. El politólogo italiano Giovanni Sartori, quien trabajó para los dos últimos gobiernos priístas, reconoció paladinamente en el curso de una conferencia de prensa en el hotel Palace, de Madrid, que fue contratado por Fox para revisar el marco constitucional y cambiar el régimen político de nuestro país, que, a juicio suyo, es por deficiencias de la propia Constitución "autoritario" e "inestable", y aceptó que se entrevistó con Fox por lo menos en cuatro ocasiones (Proceso 1384).
4. Una Constitución debe ser expresión de la voluntad nacional, mas el grupo foxista insiste en cambiarla sin injerencia popular -exactamente como los estadunidenses quieren expedir en Irak un nuevo marco legal-, y para ello busca el apoyo de los partidos. A cambio de su respaldo al proyecto de reformular lo que son los derechos de la nación, les propone mayor participación en la toma de decisiones en una nueva forma de organización política, que sería una caricatura del régimen parlamentario o del semipresidencial.
5. Este proyecto aberrante, redactado a espaldas y contra los mexicanos, parte de la tesis de que el fracaso del gobierno de Fox (no para impulsar el bienestar de los mexicanos, sino para entregar los recursos estratégicos a las trasnacionales) se debe al marco constitucional y a la oposición a su gobierno, lo cual es cierto. El fracaso histórico de Fox es consecuencia de su programa equivocado y de la ineptitud de su equipo para administrar al país en función de los intereses de todos. Y lo que pretende no es una reforma para que el pueblo tenga más control sobre los gobernantes, sino para que la burocracia política disponga mejor de lo que aún queda del patrimonio nacional.
6. La invasión impune de Estados Unidos a Irak y la diplomacia de doble cara del foxismo se han conjugado para dejar a México en un papel de mayor subordinación a Washington. La exigencia presentada al gobierno federal por un grupo de 24 representantes del Partido Republicano -entregar a Estados Unidos el control de Pemex, si Fox quiere alcanzar un pacto migratorio-, expresada como "un sentir del Congreso", es un indicador del desprecio de la ultraderecha estadunidense por la soberanía de otros pueblos, en particular de México, así como de la desfachatez con que actúa después de Irak, y la respuesta ha sido débil, tardía y con doble lenguaje.
7. El incidente revela la degradación de las relaciones entre los dos gobiernos y el desprestigio que ha alcanzado el foxismo, a pesar suyo, ante las instancias de poder estadunidense, consecuencia directa del deplorable manejo de la política exterior: que Castañeda y Fox vieron como una manera de ir entregando la soberanía en función de sus ambiciones personales, sin importarles los derechos de la nación y los intereses del Estado. Cedieron en materia de seguridad nacional sobre el control estratégico de las fronteras y del espacio aéreo, en comercio y energía, en la diplomacia; y como es obvio son tratados con mayor desprecio que si hubiesen actuado con dignidad.
8. Los riesgos de que la privatización del sector energético se acentúe en lo que resta del sexenio son mayores, a pesar de que Estados Unidos controle el petróleo iraquí, pues dicha privatización es estratégica para Washington y parte central del programa de Fox y sus compromisos. Y esto lo saben muchos sectores a los que no engaña cuando repite para la propaganda interna que Pemex no se vende, cuando sigilosamente no ha hecho otra cosa desde que llegó a Los Pinos, y también los miembros del PRI y del PRD que lo felicitaron por su actitud "patriótica" en lo que no es una "comedia de equivocaciones", sino simulación.
9. Fox y Bush comparten el mismo modelo económico y social y la misma actitud moral ante la sociedad; sólo tuvieron un desencuentro porque Fox creyó que sacaría provecho personal de su afinidad con los republicanos, cuestión de la que lo habrá sacado de dudas George Bush padre.
10. La gestión de Vicente Fox no tendrá más programa que proseguir el desmantelamiento de la Constitución y de la nación en términos de la doctrina neoliberal, independientemente del resultado de las elecciones. El Plan Puebla-Panamá, hoy dirigido desde la Reforma Agraria por su nuevo titular, Florencio Salazar, simboliza el proyecto foxista: constituye una guerra contra las comunidades indígenas y campesinas pobres del país en nombre de las trasnacionales. Por eso la resistencia al mismo será un símbolo del conflicto que, luego de Irak, se ha ahondado más entre el grupo foxista y el pueblo mexicano.
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