México D.F. Domingo 11 de mayo de 2003
Con Ry Cooder habla a La Jornada de su
reciente producción, Buenos hermanos
Perfume de gardenias me pone la piel ''chinita'':
Ibrahim Ferrer
El disco incluye trece canciones de la música
popular cubana y una de la mexicana: Naufragio, de Agustín
Lara Es un mensaje para los buenos tiempos, comenta el guitarrista estadunidense
ANGEL VARGAS
Leidis and yentleman, damas y caballeros,
venido desde el paradisiaco Santiago de Cuba, con ustedes el maestrísimo
Ibrahim Ferrer, una de las voces más emotivas, entrañables
y estremecedoras del Buena Vista Social Club, el trabuco artístico
que en años recientes ha puesto en boga en todo el mundo los grandes
clásicos de la música popular isleña.
"Peeerrrfummmeee de gardeeeniaaasss/ tieeene tu booocaaaa...
bellísimos destellos de luz en tu mirarrrrrrr...", estallan al unísono
las trompetas y la voz del cantante, quien, sin embargo, inesperadamente
calla.
Quizá lo hace a sabiendas de que se trata de una
plática informal y no de un concierto. Se dirige a sus interlocutores
y confiesa que ninguna de las canciones que ha interpretado en su ya longeva
carrera ha logrado estremecerlo tanto y ponerle la piel tan chinita
como Perfume de gardenias, ese gran clásico de la música
popular compuesto por Rafael Hernández Marín, que sin duda
se ha convertido en todo un himno de la sensualidad, un conjuro del erotismo.
"Es
algo para oírse en casa, sentado con la pareja, quizá con
un poquitico de güisqui, una cervecita, un vinito o
algo así. Pero el fin es que quienes escuchen esta canción
profundicen en la música o en el amor. Lo van a ver y ustedes me
dirán si tengo razón o qué hago", señala con
sonrisa pícara.
Ibrahim Ferrer charla con el equipo técnico que
trabajó en la grabación de su más reciente disco compacto,
Buenos hermanos (World Circuit), así como con el guitarrista
estadunidense Ry Cooder, uno de los artífices del éxito internacional
del proyecto Buena Vista Social Club.
Apenas en marzo el gobierno de George W. Bush le prohibió
a Cooder volver a trabajar con artistas del país antillano y le
impuso una multa de 100 mil dólares, de acuerdo con lo estipulado
por el bloqueo que Estados Unidos sostiene contra Cuba desde hace más
de cuatro décadas.
Gracias a Discos Corasón, distribuidora en México
de World Circuit, La Jornada tiene acceso a una charla en exclusiva
con ambos personajes a través de una videograbación.
El tema de la plática lo domina el mencionado reciente
álbum de Ibrahim, el cual se encuentra ya disponible en México
desde hace unos días y será presentado por el intérprete
aquí el 18 de octubre, con un concierto en el Auditorio Nacional.
Trece son los temas que integran esta grabación,
entre ellos el epónimo Buenos hermanos, de Miguel Matamoros;
La música cubana, de Chucho Valdés; Como el arrullo
de palma, de Ernesto Lecuona; dos escritos por el propio cantante:
Boquiñeñe y Hay que entrarle a palos a ése;
así como uno del mexicano Agustín Lara, Naufragio.
En la parte musical intervinieron varias de las figuras
del Buenavista Social Club, entre ellos Cachaíto López en
el bajo, Amadito Valdés en los timbales y Guajiro Mirabal en la
trompeta. Además se contó, como invitados, con la participación
del acordeonista texano Flaco Jiménez y los viejos cantantes
de spirituals Los Blind Boys of Alabama.
"Buenos hermanos es un mensaje para los buenos
tiempos, responde al sentimiento de buena vibra del entorno", según
Ry Cooder, quien define a Ibrahim Ferrer como "uno de los más verdaderos
y efectivos cantantes que haya escuchado jamás. Sabe hacer lo correcto
para producir un efecto de bienestar en quien lo escucha. Es muy difícil
encontrar a este tipo de intérpretes hoy día, con una fuerza
interior tan intensa".
Su voz, agrega el músico estadunidense, "invoca
al amor, tiene mucho sentimiento; su forma de interpretar es sumamente
sensible y elegante, siempre poderosa y sorprendente; también tiene
en ocasiones un matiz muy divertido".
Según Cooder, el estilo de Ibrahim es muy cercano
al espíritu del jazz, pues tiende más a la improvisación,
en lo cual contrasta con el fallecido Benny Moré, "el maestro del
bolero", quien era más clásico.
Sin duda es "una combinación de sensibilidad y
ternura, algo que se clava y arraiga en lo más profundo del ser",
rubrica el guitarrista.
En tanto, el cantante isleño no cabe en sí
de alegría y encuentra entrañables cada uno de los 13 temas
de su nuevo disco. Indica, por ejemplo, que en Buenos hermanos están
retratados los días de carnaval en su pueblo, mientras que en La
música cubana se inscribe parte de su bagaje como artista:
"Si ustedes supieran la historia de este numerito: cómo
surge, cómo nace; era algo que ya estaba creado. Dejo a criterio
de ustedes definir a qué género pertenece, porque yo no sé,
si es son, guaracha, un mambo, un cha-cha-chá o un folclor... Lo
único que sí puedo decir es que se trata de uno de los numeritos
que serán grandes. ¿Por qué? Porque allí se
refugia el recuerdo de muchas cosas. Además, para los muchachos
de hoy será un descubrimiento, porque se mencionan muchos cantantes
que pusieron el nombre de Cuba muy en alto no sólo aquí en
el país sino en el mundo".
La cara de Ibrahim se ilumina. Acaba de entonar un fragmento
de Perfume de gardenias, de la cual enfatiza: "es uno de los números
que, espero, significará para ustedes lo que significa para mí.
Sé que este número significa una cosa tan grande. Cuando
lo escuché no pensé que pudiera haberme llegado tan fuerte.
Lo grabé de una forma, sin embargo, cuando me trajeron la prueba
fue tan grande la sorpresa que comencé a sudar copiosamente, a pesar
de que estaba puesto el aire frío del clima artificial. Es, sin
duda, algo para oírse en casa, sentado con la pareja, quizá
con un poquitico de güisqui...".
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