México D.F. Sábado 10 de mayo de 2003
Performance de dos etno-ciborgs en el Metro Chabacano, conducido por el artista
Vivimos una época en la que se considera a la cultura como algo prescindible: Gómez-Peña
ARTURO JIMENEZ
La administración del presidente George W. Bush canaliza la mayor parte de los recursos a la guerra y la seguridad nacional, y está recortando las áreas de cultura y educación, por lo que los artistas de allá se sienten desamparados, las organizaciones comunitarias están ''a punto de tronar" y muchos museos recortan su personal y sus programas.
Este panorama es descrito por Guillermo Gómez-Peña, artista visual mexicano radicado en Estados Unidos desde hace 25 años, director del grupo la Pocha Nostra y que ahora se encuentra en la ciudad de México para presentar en el Museo Universitario del Chopo, los días 21 y 22 de mayo, El museo de la identidad fetichizada. Un gabinete de curiosidades futurísticas para voyeristas exóticos y amas de casa.
Gómez-Peña habla frente a una larga vitrina de la línea 9 de la estación del Metro Chabacano, en cuyo interior dos etno-ciborgs realizan una intervención perfórmica ante el azoro, la curiosidad, el interés y la participación del plural público metronauta, el cual, conducido por Gómez Peña, hasta se tomó la foto con los personajes.
Se trata de una Frida-punketa y de un homo-chicalango fronterizo, interpretados por Juan Ybarra y Violeta Luna sobre una alfombra de pétalos de rosas rojas y blancas, y con un escenario acompañado de una vieja cafetera y dos tanques cónicos de gas, y cuyo fondo rojo es tapizado por cromos folk: las tres huastecas, cosechadoras de tunas, tejedoras de la bandera nacional o una mujer desnuda ante la Coatlicue.
Dice Gómez-Peña: ''Tratamos de retomar el diálogo entre los chicanos y los mexicanos, entre los que nos fuimos y los que se quedaron, un diálogo que fue interrumpido en septiembre 11 con la nueva y rigurosa política de seguridad nacional de Estados Unidos, que prácticamente clausuró la frontera, que ha sido demonizada por la clase política y los medios de comunicación, pues se le ve como la posible entrada de los terroristas internacionales a ese país".
Comenta que esa actitud del gobierno estadunidense ha generado una respuesta ''muy visceral" de la comunidad artística, la cual ''se está repolitizando, saliendo a la calle, marchando y cobrando conciencia de la gravedad de la situación, de que estamos entrando a una nueva era en la que la cultura es vista como un accesorio liberal, como algo prescindible".
Ante ello, Gómez-Peña prevé: ''No sé qué va a pasar, pero en uno o dos años podría generarse una nueva contracultura o darse una fuga de cerebros, de intelectuales y artistas hacia Europa y Canadá".
Arte con museografía experimental
La situación de los creadores mexicanos y chicanos allá es más difícil. ''Las economías de los centros culturales chicanos son muy precarias. Al desmantelarse los museos de arte estatales se firma el acta de defunción de los centros culturales chicanos. En los próximos dos o tres años veremos la clausura de cientos de ellos. ƑQué sucederá con esa energía cultural? No lo sé".
Este diálogo, dice, es retomado con una propuesta ''muy atrevida", una nueva manera de distribuir ideas y de presentar arte con museografía totalmente experimental, ''una especie de experiencia total", comenta sobre la presentación en el Chopo, precedida en días anteriores por talleres y otras actividades en el Centro Nacional de las Artes y en el Faro de Oriente.
''En este gabinete coexistirán 15 performanceros, diyéis, proyecciones en video, robótica, animales embalsamados, vitrinas conceptualizadas por artistas, colecciones de caricatura urbana. Será una suerte de expo del Apocalipsis binacional, en la que vamos a tratar, mediante una serie de talleres, de generar un repertorio de metáforas, de símbolos, de imágenes muy cargadas que articulen nuestras múltiples crisis".
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